martes, 30 de enero de 2018

AUNQUE TODOS ME DIGAN



Aunque todos me digan que soñar es una pérdida de tiempo, porque en su mayoría las ilusiones son imposibles de realizar; yo viviré fabricando mil sueños y luchando por alcanzarlos llegando siempre hasta donde quiero llegar. 


Aunque todos me digan que no involucre mi corazón, porque quienes aman sufren y viven de decepción en decepción; yo seguiré siempre creyendo en el amor y la amistad, porque están dentro de mí, por amor he sido creada, ese el toque de la perfección de Dios, que a cada ser humano le quiso dar. 

Aunque todos me digan que no me esfuerce demasiado, que me limite a aplaudir o criticar, que haga simplemente lo que me toca, para no desgastarme y dejar así que otros hagan para que trabajen más; yo no perderé la oportunidad de dar todo de mí y un poco más; porque aprendí que quien no vive para servir, no sirve para vivir y en ello encontré una gran verdad. 

Aunque todos me digan que no puedo o no soy capaz, aunque me señalen todas mis fallas e intenten minimizarme cuando quiero emprender una nueva obra o simplemente después de haber caído, intentar levantarme y volver a empezar; no escucharé y desecharé todo aquello que me limite o me impida llegar a donde quiero o crecer cada día un poco más; me conozco y acepto mis bendiciones y limitaciones, encuentro en cada día una nueva oportunidad que el Amigazo me da, para renovar, transformar y hacer mis sueños realidad. 

Aunque todos me digan que Dios no existe que no vale la pena hablarle ni creer en El, porque de nada sirve ya que el mundo anda demasiado mal; yo les diré la crisis del mundo está en la falta de fe, y antes de que el mundo logre cambiarme como a ellos, lucharé con todo de mí para cambiarlo yo a él y así la humanidad pueda descubrir y sentir el amor del Amigazo que habita en mí y en y todo lo que El creó, que es realmente grande y bello.

Aunque todos me digan que mantenga mi posición y no me rebaje nunca a pedir u ofrecer perdón, aunque la sociedad me imponga modas a seguir y se invente reglas para discriminar, medir o rechazar; yo defenderé mi pensamiento y mi sentir, soy libre de elegir y he optado por amar a todos, crecer con ellos, darles todo de mí y aún más, porque eso me hace feliz, en ello encuentro mi paz interior y mi verdadera libertad.



lunes, 29 de enero de 2018

LA VIRGEN DE LA CONCEPCIÓN SE ENFADA



Albercones se encuentra situado en el Municipio de Doctor Arroyo en el estado de Nuevo León, bastante alejado de la cuidad capital de Monterrey. Cuenta una leyenda que en Albercones había una gran hacienda, era tan enorme que abarcaba todo el municipio de Doctor Arroyo y aún más, puesto que llegaba hasta una parte de Tamaulipas y de San Luis Potosí. Esta hacienda había pertenecido al conde de Casa Raúl. En el siglo XIX se fraccionó por mandato virreinal, y así surgió la conocida Hacienda de Albercones, que ocupaba la parte noreste de la hoy conocida ciudad de Doctor Arroyo.
En la Hacienda de Albercones, como era costumbre en todas las haciendas, existía una capilla, consagrada a la Virgen de la Concepción, cuya imagen había traído el propietario desde España, país del que procedía.
La zona donde se localizaba la hacienda estaba poblada por grupos de indígenas huachichiles, a quienes los frailes evangelizadores trataban de convertir al catolicismo y alejarlos de sus creencias ancestrales, pues los curas pensaban que los indios se aferraban a creencias erróneas cargadas de brujería. Sin embargo, la labor de los religiosos era infructuosa. Los indios presentaban mucha resistencia a aceptar la nueva religión y seguían manteniendo sus creencias.
Según afirma la leyenda, en los alrededores de la hacienda pululaban las brujas y se practicaba la brujería de lo lindo, Los sacerdotes se sentían impotentes. En esa época ya se había fundado el pueblo que llegaría a ser Doctor Arroyo, el cual contaba con una pequeña iglesia, una simpática capillita. Los frailes de dicha capilla se habían protegido concienzudamente contra los maleficios de las brujas que se encontraban regadas por la región, y éstas no se atrevían a llegar hasta el poblado, por temor a tales protecciones.
La Virgen de la Concepción de la capilla de la hacienda un buen día se hartó de tanta brujería y brujas a su alrededor y decidió que había llegado la hora de marcharse. Entonces se fue caminando hasta la capilla de Doctor Arroyo.
Al darse cuenta los campesinos de la hacienda de que la Virgen de la capilla ya no estaba más en su lugar, acudieron a ver al dueño para decirle que la imagen no estaba en su lugar en el altar. Sin embargo, el patrón no mostró interés alguno en lo que le decían, y como tenía más propiedades que atender, no tomó cartas en el asunto.
Al poco tiempo de que la Virgen de la Concepción se cambió de capilla, la hacienda de Albercones empezó a decaer. Perdió su esplendor y se convirtió en una total ruina. En cambio, el poblado de Doctor Arroyo entró en una época de prosperidad y creció, pues se encontraba protegido por la Virgen de la Concepción que había contribuido para su progreso.


viernes, 26 de enero de 2018

TROPEZAR CON LO MISMO



La vida es un camino, para recorrer, con subidas y bajadas, caminos lisos y pedregosos que nos hacen tropezar y caer.

A veces nos quejamos de lo que nos ha de pasar; más aún porque sabemos cual es nuestra debilidad, solo que nos cuesta aprender la lección y con la misma piedra volvemos a tropezar.

Los golpes de la vida nos deben modelar, pero en muchos casos aunque se sufre por lo ocurrido, volvemos a recorrer el camino que no nos lleva a ningún otro lugar más que aquel que nos hizo equivocar.

Que somos así y que nadie nos puede cambiar, es la frase que utilizamos cuando no encontramos otra más que justifique los errores que cometemos y que nos hacen daño a nosotros mismos y a los demás.

A veces nos hacemos sordos a los buenos consejos que nos dan, porque creemos que somos poseedores de la única verdad; y aunque con la misma piedra volvemos a tropezar, no cambiamos el rumbo de nuestros pasos, seguimos en las mismas, y así no vamos a avanzar.

Cada día que se nos regala, es una nueva oportunidad; no se trata de nunca caer, ni de jamás fallar, nadie es perfecto; lo importante es luchar por mejorar, ir haciendo camino al andar, aprender de las caídas, y no quedarnos estancados en un solo lugar, que con la misma piedra nos hace tropezar.

Piensa en aquello que en tu vida se convierte en debilidad, reflexiona cuantas veces te ha hecho tropezar y caer, te darás cuenta es la misma piedra que siempre te ha derrumbado, y que depende de ti, el que logres vencerla y sentir que no te volverá a tumbar, porque la habrás superado.

Todos encontraremos piedras en nuestro caminar, lo importante es aprender de cada uno de los tropiezos y caídas, en eso consiste el proceso de avanzar y de ir haciendo camino al andar, el que tropieza con la misma piedra, es aquel que en círculo ha de caminar.

Lo importante es siempre avanzar, si es necesario detenerte un instante, pero nunca retroceder ni renunciar, la vida es un camino, y la meta es hacer tus sueños realidad,  no importa que tropieces mientras luchas por ellos, aprende de las caídas, supera tu debilidad y trata de que esa misma piedra no te haga volver a tropezar.

jueves, 25 de enero de 2018

EL TELEGRAFISTA Y EL PERRO



Cuenta una leyenda del estado de Chihuahua que en cierta ocasión se encontraba en el pequeño pueblo de San Andrés, en el Municipio de Riva Palacio situado en la zona central de dicho estado, el famoso caudillo del Norte José Doroteo Arango Arámbula, más conocido con el nombre de Pancho Villa.
A su paso por el mencionado pueblo, el llamado Centauro del Norte, pensó que era buena idea reclutar a algunos hombres para su ejército revolucionario. Quiso la mala suerte que se topara con un telegrafista que vivía en San Andrés, lugar donde había nacido y donde vivía acompañado de su perro que no lo dejaba ni a sol ni a sombra, pues le quería mucho.

Al ver al hombre, quien todavía estaba lo bastante joven como para participar en la lucha armada, Pancho Villa lo invitó a unirse a la causa revolucionaria. Sin embargo, y para asombro del caudillo que no estaba acostumbrado a recibir negativas, el telegrafista, cuyo nombre ha quedado en el olvido, se negó rotundamente a unirse a las filas del ejército del norte. Las razones que le dio a Villa aducían que se encontraba muy cansado y prefería dormir que participar en la contienda revolucionaria.

Estas razones tan poco válidas enojaron a Doroteo, quien era hombre de pocas pulgas. Inmediatamente, ordenó la ejecución del telegrafista cansado. Los soldados lo colocaron en el paredón, una pared que se encontraba junto a un riachuelo, y cuando lo iban a fusilar, el perro del hombre salió de la nada y se acercó corriendo a donde se encontraba su amo. Entonces decidieron encadenar al perro a un árbol. Pero el animal logró escaparse y volvió hacia la pared donde estaba su amigo esperando la muerte. Como los soldados no pudieron quitarlo, no les quedó de otra que matarlo junto con su amo.
Así cayeron muertos telegrafista y perro. Juntos hasta la muerte. Cuenta la leyenda que desde ese día se escuchan en el mes de junio, que fue cuando se llevó a cabo la ejecución, y junto al río los lamentos del perro y las cadenas con las que le ataron. Amo y perro pasean por todo el pueblo como almas en pena que son, pues no pueden encontrar el descanso eterno y descansar en paz.

martes, 23 de enero de 2018

UN MISTERIO LLAMADO DOLOR



Existe un gran misterio escondido dentro del dolor, que lo hace parecer a veces una contradicción ya que nos puede debilitar o llenar de valor. Hay quienes culpan de su existencia a Dios y cuando lo perciben o sienten, se quejan, suspiran, reclaman, bendicen, maldicen o hasta agradecen.

El dolor no tiene tamaño ni comparación; solo el que lo está sintiendo sabe realmente cómo es, cada uno lo experimenta y expresa a su manera, y aunque exista mucha conexión entre dos, nadie puede llegar a sentir lo que el otro ha de sufrir; por lo tanto no es justo señalar o decir, quien sufre menos o más, no ponerse en el papel de héroe que todo lo supera ni mártir que ha nacido tan solo para llorar; porque "Ojos vemos corazón no" así lo dice ese viejo pero sabio refrán.

El dolor es utilizado a veces como escudo, mecanismo de defensa, excusa, arma para chantajear; hay quienes se quedan sumergidos en él a tal punto que se estancan y no logran avanzar; otros le ignoran porque tienen miedo de que al expresarlo, descubran su fragilidad; hace daño tanto exagerarlo como ignorarlo; simplemente hay que asumirlo, enfrentarlo y superarlo, solo así logra su cometido, el de fortalecernos, transformarnos, más no deformarnos; enseñarnos a descubrir nuestras fuerzas y experimentar más de cerca el amor que nos regala a diario Dios.

El dolor puede también enfermar o sanar; hacer más frágil o fuerte nuestra fe; puede robar o devolver la esperanza y la paz; el dolor no tiene una definición ni medida exacta; no se sabe realmente donde se siente; porque cuando llega, de mente, alma y cuerpo se apodera; consigue hacer perder la razón u ofrecer una madurez que nos haga aterrizar y tomar la mejor decisión.

Muchos lo culpan de los errores cometidos; otros creen que al vivirlo es por su fragilidad y humanidad; pero el gran misterio que el dolor encierra es que dentro de él está el toque que Dios nos regala de su divinidad; el dolor nos hace buscar las fuerzas más ocultas de nuestro interior; y muchas veces en los momentos de dificultad es cuando descubrimos la fortaleza de la cual hemos sido dotados, experimentamos paz aunque tengamos que llorar y sentimos la presencia del Amigazo más cerca, aunque creamos que nos ha abandonado y solos nos ha dejado.

Así es el dolor; ese mismo que inspira poesías, canciones, reflexiones u oración; acerca o aleja a las personas de Dios; hace parte de nosotros pero no nos impide ser realmente feliz, puesto que no hemos sido creados para sufrir; el dolor ayuda a percibir la verdadera amistad y hay quienes dicen que logra medir hasta la fuerza del amor, puede unir o separar; herir o sanar; y tantas cosas más que no se pueden medir, porque el dolor en sí es un misterio que no encuentra palabras que lo logren definir.

lunes, 22 de enero de 2018

EL PUENTE DE LOS SUSPIROS



Comala, Lugar de Comales, población norteña del estado de Colima, se remonta a tres mil años de existencia. La zona que ocupa actualmente fue, en la época prehispánica habitada por los olmecas, nahuas, toltecas, chichimecas y purépecha. Ya en la época colonial Comala le fue dada en encomienda a Bartolo López, en el año de 1527. Fue una República de Indios con un gobernador propio, hasta que en 1820 se convirtió en ayuntamiento, cuyo primer alcalde fue Cayetano Pizarro. En 1962 se le empezó a conocer como el Pueblo Blanco de América, por el color de las fachadas de las casas, y hoy en día forma parte de los Pueblos Mágicos de México. En esta localidad se encuentra el famoso Puente de los Suspiros que ha sido objeto de una interesante leyenda.
En el año de 1909 se dio comienzo a la construcción de un puente sobre el Río San Juan, que se inauguraría para las famosas fiestas del Centenario de la Guerra de Independencia. Este hecho fue motivo de gran curiosidad entre los habitantes del pueblo, quienes acudían a observar los trabajos que realizaban los albañiles contratados para tal efecto, aun cuando era un tanto peligroso ir de mirón.
Con el fin de evitar que los niños fueran a ser objeto de un accidente que pudiera costarles la vida, de común acuerdo sus padres les dijeron a éstos que los trabajadores de la construcción solían robarse a los infantes para enterrarlos vivos en las columnas y los muros que estaban construyendo.
Sin embargo, a pesar de las advertencias paternas, un niño decidió desobedecer la orden de acercarse a la obra, y cuando llegó a ella se percató de que en la mezcla de arena y cal que estaba preparando un albañil para colocar los ladrillos había sangre. Corrió enseguida hacia el pueblo para informar a los adultos que, efectivamente, los albañiles mataban a los niños.
Pero la sangre que se encontraba en la mezcla no era de ningún niño, sino de animal, ya que la tradición afirmaba que si se añadía a la mezcla un poco de sangre la construcción sería mucho más fuerte y segura.
Sin embargo, los habitantes del pueblo se afectaron con tal aviso, y cuando se inauguró la obra, las mujeres no querían transitar por el puente, porque aseguraban que se escuchaban llantos y suspiros de los supuestos niños empalados, quienes al ver una mujer la confundían con sus respectivas madres y sollozaban para que los rescataran.
Los analfabetos del pueblo aseguraban que la placa de inauguración del puente tenía escrito los nombres de los infantes que supuestamente habían sido colocados vivos en el puente durante su construcción.
Por muchos años este puente fue conocido como el Puente de los Suspiros.


martes, 16 de enero de 2018

AÚN TENEMOS TIEMPO



Mientras tengamos vida nos queda tiempo de levantarnos cada vez que en el andar nos tropecemos y caigamos, es bueno ser conscientes de que cayendo aprendemos a caminar y caminando haremos camino al andar.

Si algo se rompió, no perdamos tiempo contemplando los pedazos de aquello que quedó destruido por cosas que pasan en el destino; si aún late nuestro corazón, podremos reparar con amor y luchar por ver algo nuevo construido.

Y si perdimos algo muy valioso en el camino, no nos cansemos de buscar, con perseverancia y aprovechando al máximo cada día que se nos ha concedido, podemos seguir buscando y encontrar algo más que le de a nuestra vida sentido.

Si una puerta se ha cerrado, no hay que renunciar ni dejar de tocar, no nos sintamos fracasados ni perdidos, no nos minusvaloremos ni nos rindamos, porque aún tenemos tiempo de seguir tocando en otros lados y muchas puertas más se nos abrirán y otras oportunidades se nos habrán regalado.

Y si nos equivocamos al fallar, si la embarramos y nos sentimos realmente arrepentidos, se nos ha dado la oportunidad de pedir perdón desde lo más profundo del corazón, todos tenemos derecho a errar, lo importante es volverlo a intentar y dar lo mejor de nosotros mismos.

Si hoy nos sentimos tristes y decaídos, podemos darnos un poco de tiempo para experimentar nuestra humanidad y darnos permiso de llorar, pero sin olvidar que después de la tormenta más fuerte, la calma vendrá y el cielo con un inmenso arco iris se adornará.

Si nos tocó decir adiós, es mejor quedarnos con lo más bello que se vivió, no nos aferremos a recuerdos que nos cierran a vivir nuevos sentimientos, sino mantener la certeza que teniendo más tiempo, algo nuevo viviremos y el corazón no sentirá soledad ni vacío.

Y ahí cuando creamos que será casi que imposible realizar eso que soñamos... no nos cansemos de intentarlo, no importa cuantas veces tengamos que empezar desde cero, lo importante es sentir en lo más profundo, que podemos lograrlo, y cuando menos lo imaginemos veremos nuestros sueños alcanzados.. .


Pase lo que pase, por muy fuerte y difícil que sea, por mucho que duela; mientras tengamos vida, algo habrá más allá, y tendremos oportunidad de reparar, sanar, construir, avanzar, alcanzar, ser feliz de verdad; no importa que para lograrlo sea necesario soltarnos, cerrar puertas, arrancar hojas, quebrantarnos, desapegarnos y una y otra vez volver a empezar.


lunes, 15 de enero de 2018

LA CARAMBADA



Leonarda Emilia Martínez, alias La Carambada, nació en el pueblo de La Punta, en el estado de Querétaro, poblado famoso por haber sido un nido de ladrones desde antaño. Huérfana desde muy pequeña quedó a cargo de sus hermanas quienes se encargaron de cuidarla. Se dice de ella que era mujer de baja estatura, morena, de cara ancha que ostentaba una cicatriz en la mejilla izquierda.  Ingeniosa y dicharachera, jovial y simpática, acostumbraba vestir enaguas de colores muy brillantes, botines de tacón alto, rebozo y una profusión de alhajas baratas y llamativas.
Durante la intervención francesa La Carambada se enamoró de un militar imperialista, que pronto fue hecho prisionero por los juaristas quienes luchaban por la libertad de México y contra el imperio de Maximiliano. Al enterarse Leonarda de que su amado estaba preso, acudió presta ante Benito Zenea, gobernador en esa época del estado de Querétaro, e incluso ante Benito Juárez con el fin de obtener la liberación de su amado. Al serle negada su petición, la mujer juró venganza y se convirtió en bandolera.
Leonarda se escondía en las grutas que se encuentran en la cabecera municipal de El Marqués, y de ahí se desplazaba para robar a donde fuera necesario. Parte del botín que obtenía lo repartía entre los pobres de la región.
Para llevar a cabo los robos, se vestía de hombre y ya que había robado, se abría la camisa y mostraba sus senos al asaltado o asaltados, para que se dieran cuenta de que habían sido robados nada menos que por una mujer.
Leonarda era muy hábil con el machete, la pistola y cabalgando cuacos. Se hizo amiga de una hierbera que le proporcionaba una hierba llamada veintiunilla, la cual tenía la facultad de matar a quien la hubiese ingerido veintiún días después de haberla bebido en forma de té. Así se dice que mató a Benito Zenea y a Benito Juárez, pues curiosamente había tenido contacto con dichos personajes veintiún días antes de la muerte de ambos, en la Hacienda de Balvanera, donde se encontraban en ese momento los dos personajes mencionados. Era el 18 de junio de 1872.  Se dice que aprovechando la ocasión, la mujer vertió en la bebida unas gotas de ese fuerte veneno preparado con las hojas de la veintiunilla. Veintiún días después, Benito Juárez moría de una angina de pecho.  Estos asesinatos habían sido su venganza por no haber indultado a su amante imperialista. Sin embargo, se trata de un dato no confirmado.
Una cierta noche, Vicente Otero, un militar juarista, salió en busca de la ladrona y asesina, pues quería acabar con sus pillajes y darle su merecido por los supuestos asesinatos. La encontró en la Hacienda de la Capilla y después de una sangrienta escaramuza, la mujer fue herida de cinco balazos. Fue llevada al hospital creyéndola muerta, pero no era así. La ladrona pidió inmediatamente un sacerdote para confesarse y murió dos días después.


domingo, 14 de enero de 2018

UNA ILUSIÓN



Una ilusión es como una luz que aún en medio de la más grande oscuridad, nos permite ver más allá del camino y nos guía hasta el final.

Una ilusión por muy pequeña que sea, nos puede llenar de tanta fuerza que pase lo que pase no nos deja rendirnos ni renunciar; nos motiva siempre a continuar hasta llegar a donde queremos y así lograr hacer nuestros sueños realidad.

Hay quienes han perdido o les han robados sus ilusiones, porque a lo largo de su vida han experimentado fracasos, pérdidas, golpes y dolores; creen que no hay nada más para ellos mejor y que quizás la única salida es dejar de vivir o no volver a soñar, creer ni esperar, para no tener que de nuevo sufrir, perder o llorar.

Una nueva ilusión nos viene siempre desde arriba, escondida tal vez en un amigo, o en el amor que creíamos que no existía; hay ilusiones que parecen salir de la nada, quizás de una palabra leída o escuchada, de un abrazo recibido o simplemente de unas miradas encontradas.

Una nueva ilusión puede curar la más grande y dolorosa herida, devuelve la esperanza perdida, le da un nuevo sentido a la vida, ayuda a reconstruir lo que estaba destruido o hallar lo que se había extraviado.

Una ilusión, nos devuelve el control de nuestra vida, alimenta nuestra fe, revive las esperanzas perdidas, renueva las ganas de vivir, nos ayuda a muchos sueños construir, nos enseña de nuevo a sonreír y a no perder la paz aún en la adversidad.

Si has perdido la ilusión, vuélvela a buscar, porque existir sin ilusiones, es como andar a la deriva sin saber en qué creer, a donde ir, ni con qué soñar.

No es lo mismo tener una ilusión, que ser iluso y vivir ilusionados, hay que saber mantener el equilibrio, soñar con los pies bien puestos en la tierra, no alejarse nunca de la realidad por muy difícil que esta sea.

No permitamos que nos roben la ilusión, porque sin ilusiones la vida se torna gris y pierde su color natural. Dios nos regala en cada nuevo día, la oportunidad de volver a soñar, creer y luchar por hacer nuestros sueños realidad.

Hemos sido creados para ser feliz y vivir con el corazón lleno de paz; luchemos por mantener encendida la llama de una ilusión que no nos deje caer nunca en la oscuridad.

sábado, 13 de enero de 2018

LA PIEDRA MALDITA



El estado de Zacatecas se encuentra situado en la región centro-norte de la República Mexicana. Su capital se fundó el 20 de junio del año de 1588, cuyos títulos, otorgados por Felipe II de España, fueron los de La Muy Noble y Leal Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas. Su nombre significa “lugar donde abunda el zacate”. Dicha región fue poblada por los indios zacatecas desde mucho antes de la conquista española, y por otras tribus como la guachichil, la tepehuana y la caxcán. El estado de Zacatecas siempre se destacó por su abundancia en minas de oro y plata.
Una leyenda zacatecana nos relata que hace ya algún tiempo vivían en la ciudad dos buenos amigos que se encontraban en mala situación económica. Como eran bastante ambiciosos decidieron remediar su situación y partir por el estado hasta dar con una mina de metales preciosos que los sacara de pobres.
Dicho y hecho. Misael Galán y Gildardo Higinio se pusieron en marcha en busca de una buena mina que suponían se encontraba en la zona que separa el Municipio de Vetagrande de la ciudad capital, que por cierto se trata de una cordillera.
Caminaron por el lugar durante cinco días hasta que se encontraron con una cueva que pensaron estaba rica en oro, pues junto a la cueva se encontraba una piedra medio enterrada muy brillante. Rápidamente se pusieron a escarbar para sacarla, ya que estaban seguros de que era de oro puro.
Después de un arduo trabajo lograron desenterrarla y, fatigados por el esfuerzo, se acostaron a descansar. Al poco rato ambos dormían profundamente. Al siguiente día, unos campesinos que pasaron por el lugar los encontraron muertos a los dos. Según dice la leyenda los amigos se pelearon por la posesión de la piedra y se acuchillaron al uno al otro en su afán por poseerla. Pero habían muerto en vano, ya que la piedra carecía de valor, aunque brillara como el oro.
La famosa piedra se quedó ahí para siempre, pues a nadie le interesó llevarse a su casa una piedra sin ningún valor. Pero ¡Ay de aquel que se encuentre con ella, porque inmediatamente se torna agresivo y ataca a todo el que se tope con él!
Según afirman algunas personas, esta piedra en un tiempo sirvió para afilar cuchillos y navajas, y por eso trasmite deseos criminales a quien tiene la mala suerte de encontrarse con ella. Como todos los habitantes de la región tenían miedo de encontrarse con la piedra maldita, decidieron llevarla hasta la parte alta del muro posterior de la Catedral de Zacatecas, debajo de la campana más pequeña, donde nadie pidiese verla y así evitar que los infortunados que le llegasen a ver se pusieran furiosos como locos y les entraran ganas inmensas de matar a algún prójimo.

lunes, 8 de enero de 2018

LA ARREPENTIDA



Tecozautla es un pueblo que se encuentra en el estado de Hidalgo. Por su encanto y su belleza ha sido considerado como uno de los Pueblos Mágicos de México. Su nombre significa “lugar donde abunda la tierra amarilla”. Es un pueblo pequeño que cuenta con una bella arquitectura, como el ex Convento de Santiago Apóstol, fiestas tradicionales, una sabrosa gastronomía, y una tradición oral que se ha transmitido de padres a hijos desde tiempos inmemoriales.
Una de sus muchas leyendas relata que un día del año de 1904, las calles de Tecozautla estaban llenas de gente que se dirigía al centro de la ciudad. Todas las personas iban contentas y alborozadas, ya que era el día en que se iba a iniciar la construcción de la torre que albergaría al reloj municipal.
El centro de la pequeña ciudad estaba lleno, el pueblo había acudido en masa para presenciar el histórico hecho, poniéndose sus vestidos domingueros. En primer lugar, se encontraban los hacendados, los comerciantes ricos, y los funcionarios de importancia. Eran los poderosos de la sociedad quienes habían donado dinero para la construcción de la torre donde estaría instalado el reloj, orgullo de los pobladores hasta hoy en día.
En una de las columnas que sostendrían a la torre, los riquillos del pueblo fueron depositando monedas de oro y plata, y las joyas que consideraban pertinente donar. Esto se hacía con el objetivo de que la torre fuese fuerte y duradera para toda la vida y que nunca fuese a caerse por ningún motivo.
Cuando se dio término a la construcción de la torre y el reloj lucía su majestad muy orgulloso, sucedió un hecho muy extraño. Se decía que todas las noches, entre las dos y las tres de la madrugada, se aparecía una mujer vestida de blanco que se sentaba a un lado de la columna donde las personas acaudaladas habían depositado sus joyas y el dinero.
Cuando se encontraba la mujer junto a la columna de dicha torre, solía platicar con quien se la llega a encontrar. Cuando las personas que platican con ella se despedían y volteaban la cabeza ¡La mujer de blanco desaparecía como por arte de magia!
Este suceso ocurre hasta nuestros días. No se sabe de quién se trata, pero se especula que podría ser una de las damas adineradas que depositaron sus joyas en la tal columna y que al encontrar la muerte se arrepintió y trata de recobrarlas. ¡Vaya usted a saber!

miércoles, 3 de enero de 2018

LA HIJA DESOBEDIENTE



En Actopan, Veracruz, vivía una niña muy bonita con su madre. La pequeña era una adolescente de hermosos ojos azules como las turquesas, y rubia como el trigo maduro. A la pequeña le encantaba ir a bañarse al Río Actopan que corre por debajo de las montañas y surge en un lugar llamado El Descabezadero, para seguir su curso y desembocar en el Golfo de México.

El río está situado en una región deslumbrante por su belleza, razón por la cual a la pequeña le gustaba tanto ir a bañarse y a nadar a dicho lugar. No le gustaba perderse por nada su diversión favorita.

Cierto día, la niña se alistó para dirigirse al Río Actopan como lo hacía todos los días. Preparó su vestido de percal con el que se metía al agua cristalina del río y su toalla. Cuando estaba a punto de salir de su casa, su madre la llamó y le dijo que ese día no iría a nadar, ya que era Viernes Santo y debían acudir a la iglesia para venerar al Señor Jesucristo como era obligación de todo buen católico.

Ante este aviso, la infanta montó en cólera y de ahí pasó a una tristeza profunda al ver desbaratados sus planes. Pero como era una niña voluntariosa, esperó a que su madre estuviese ocupada y tomando sus ropas de natación, que ya tenía preparadas, se escapó furtivamente de su casa y se dirigió al Río Actopan, precisamente al lugar al que llaman El Descabezadero.

Al poco rato, su madre la empezó a llamar para salir con rumbo a la iglesia, pero nunca obtuvo ninguna respuesta. Ante el silencio de la muchachita la mujer la buscó por toda la casa con la esperanza de encontrarla y que no se les hiciese tarde para la misa. Por más que la buscó no la encontró.

Al dar aviso a las autoridades de que su hija se había perdido o quizá hubiese sido raptada, todos se pusieron a buscar a la pequeña por todas partes. Recorrieron el pueblo de Actopan, fueron a las casas de sus amiguitas sin resultado positivo alguno, fueron a las orillas del río, y nada. ¡La niña había desaparecido! Al día siguiente, la madre desfallecida de dolor tuvo que aceptar la pérdida de su única hija. Desconsolada la lloró por muchos años, hasta que murió de pena. Nunca más se supo del paradero de la hija desobediente.
Sin embargo, desde su desaparición han sido muchas las personas que la han visto junto al río bañándose y limpiando su pequeño cuerpo y sus largos cabellos rubios. Es el fantasma de la hija desobediente que se aparece hasta nuestros días y no descansa en paz como penitencia a su desobediencia.

martes, 2 de enero de 2018

LAGO DE PÁTZCUARO



Hace muchos años, en el lugar que hoy ocupa el Lago de Pátzcuaro, en al actual estado de Michoacán, vivían los primeros pobladores de la región. Eran campesinos laboriosos que cultivaban sus fértiles tierras y eran muy felices, pues contaban con hermosos bosques y arroyuelos de donde obtenían el agua para sus cultivos, para calmar su sed y para asearse como es debido. Los campesinos tenían sus dioses a los que veneraban y sus gobernantes a quienes respetaban por justos y magnánimos.

Todo marchaba a la perfección, hasta que un funesto día toda la región comenzó a ponerse muy caliente, los campos se quemaron, los arroyos se secaron, la atmósfera se hizo insoportable, y las personas morían de sed y de deshidratación. Por lo tanto, animales y hombres empezaron a huir hacia el norte para no morir a causa de ese enloquecedor calor.
Cuando los hombres estaban huyendo muertos de pánico, de repente escucharon un terrible ruido que provenía del cielo, todos voltearon hacia arriba y vieron una enorme bola de fuego que se acercaba a la Tierra. Mucho más atemorizados que antes todos gritaban de pánico ante este extraño fenómeno que nunca habían visto, les rezaban a sus dioses y corrían o se echaban sobre la tierra tratando de meterse en ella para salvarse.

Al poco rato el bólido se estrelló en la superficie de la Tierra. El ruido que se produjo fue ensordecedor, se vio una luz muy brillante, se sintieron horribles temblores, los montes se sacudieron de una manera espantosa y de sus entrañas brotaron torrentes de agua por varios días que quitaron ese calor insoportable. De esta agua emanada de los montes se fue formando el Lago de Pátzcuaro, tan bello y hermoso como lo conocemos ahora.

Cuando las personas se dieron cuenta de que había terminado el mortal calor y que un hermoso lago había surgido en la región, sus miedos se calmaron y poco a poco fueron regresando a sus lares. Al ver las tierras de sembradío inundadas por las aguas del lago, se asustaron y les preguntaron a los dioses que de qué iban a vivir de ahora en adelante, a lo que los dioses respondieron que no debían preocuparse pues el sustento nunca les faltaría y que vendría de las nuevas aguas. Y efectivamente, el lago estaba lleno de pescados blancos que permitieron a los hombres no morir de hambre. La zona se convirtió en un pueblo de pescadores

El sitio donde cayó la magnífica bola de fuego se llamó Huecorio, “lugar de la caída”, y la gran bola convertida con el paso del tiempo en roca, fue nombrada La Huecorencha; es decir, “lo que cayó”.