lunes, 31 de marzo de 2014

HABLAR, BLA, BLA, BLA...



"Dios nos dio una boca y dos oídos, para hablar menos y escuchar más; por ello, nos dice: Escuchen y entiendan, lo que sale de la boca es lo que hace impura a la persona, porque procede del corazón y de el emanan los malos o buenos sentimientos"


Una de las armas más peligrosas que existe es la lengua, con ella se puede hacer demasiado daño y hasta llegar destruir a alguien tan solo con las palabras; porque es común en los seres humanos, decir cosas sin recapacitar, sin importar lo que sea, ni el lugar, ni el momento y mucho menos las consecuencias que puedan venir de ello dejándose tan solo llevar por impulsos o sentimientos; por eso hay que pensar muy bien antes de hablar.


Se dice muchas veces lo que se escucha, lo que se cree ver o aquello que se supone así es, aunque no exista seguridad; es más cómodo señalar, hablar de los demás, dar opiniones sin conocer realmente lo que vive o su realidad y mucho menos sin tener en cuenta el efecto que puedan tener esas palabras o lo que pueda causar.


Al "arte" de hablar del otro se le llama comúnmente "Chisme", este es acogido y asumido por la sociedad, sin distinción de rezo, edad, cultura o condición social; hay quienes con él se entretienen, ocupan o divierten; ya que es más fácil y cómodo reírse, criticar, ser espectadores de lo que otros padecen; y más que preocuparse realmente por su realidad les interesa saber detalles a profundidad, para tener algo más que decir u opinar, quizás tal como es, o si es
posible agregándole o quitándole según la propia conveniencia o parecer.


Otros de tanto hablar, solo repiten, nada nuevo dicen, algunos inventan tanto que hasta ellos mismos se lo creen, hacen lo que sea para convencer a la humanidad, de que tienen la razón y que son poseedores de la verdad.


Es la prudencia uno de los valores más difíciles de encontrar, parece a veces imposible hallar en el mundo, un corazón en el cual descansar, que esté siempre abierto a recibir que sepa acoger lo que ve y lo que escucha, y guardar todo sigilosamente con fidelidad; porque no compete hablar del otro, ni decir aquello que se llega a saber por coincidencia o porque alguien se atrevió a confiar; quien es prudente inspira confianza, demuestra madurez y cordura, y posee
en sí mismo un valor interior que lo hace convertirse en un buen amigo, en alguien en quien se puede fiar.


Hay palabras que hieren, otras que matan, destruyen y atacan la dignidad; pero también hay palabras de consuelo, que expresan sentimientos de amor y amistad; por eso es mejor no hablar por hablar, ni decir cosas sin pensar, porque quizás podemos hacer daño o traicionar la confianza que han depositado en nosotros los demás; pensemos muy bien lo que vamos a decir y dejémonos de tanto bla bla bla.


Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia

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