domingo, 4 de mayo de 2014

LA VISIÓN PSÍQUICA



La conciencia del hombre, por medio de la cuál él conoce cualquier cosa, es lo que cómodamente llamamos psíquica porque sabemos que es un atributo esencial del alma. En los procesos puramente químicos del cuerpo del hombre, como en las actividades naturales de las mismas células, hay una clase de conciencia relacionada, aunque no es una verdadera parte de ella, con la conciencia superior que llamamos psíquica, o sea la parte del alma del hombre.

El propósito de ésta sublime conciencia psíquica es hacer que el hombre sea un ser capaz de saber y conocer. Sin ella, podríamos vivir y pasar por todas las etapas del desarrollo, del crecimiento y de la reproducción, como lo hacen los árboles y las flores, con un mínimo conocimiento de su existencia.

Por lo tanto, la visión, la audición o el tacto, como formas categóricas de impresión y de comprensión, son esencialmente funciones de la conciencia psíquica. Creer que el órgano de la visión física, el ojo, es la verdadera facultad de ver, es atribuir indebida importancia a una fase incidental de cierta clase de impresiones. Con esa misma manera de razonar, debería atribuirse mayor importancia a las ondas intangibles de vibraciones que viajan desde los objetos materiales hacia la lente del ojo, o los impulsos de ondas semejantes que pasan desde la retina del ojo hacia el área correspondiente del cerebro, para ser traducidas en impulsos psíquicos para la conciencia psíquica.
Las Facultades Psíquicas necesitan Ejercicio

Tenemos Pruebas de que la consciencia psíquica puede ver independientemente del ojo físico, no solamente por las demostraciones de las visiones durante los sueños, sino también por aquellos acontecimientos más raros del estado de vigilia, en que tenemos una visión momentánea de personas, sitios y cosas que no están dentro del campo óptico del ojo.

El desarrollo de esta facultad natural y normal de ver psíquicamente se nos hace más comprensiva y razonablemente sencilla cuando nos damos cuenta de que su ausencia en nuestro caso individual se debe a descuido, a negación y a falta de desarrollo de ella como facultad.

Si uno se encerrara en un cuarto a prueba de ruidos durante un período que comenzara al principio de la infancia y durara hasta que somos adultos, veríamos que la facultad de la audición física estaría limitada y falta de desarrollo. La falta de uso de cualquier facultad o función del cuerpo, o del yo interior, disminuye su utilidad y eficacia. Lo contrario es también verdadero, a la vez que lógico.

¿Cuáles serán, entonces, los medios para desarrollar el sentido psíquico de la visión? Ante todo, eliminando de nuestra mente y de nuestra conducta en la vida la falsa convicción y los hábitos establecidos de atenernos únicamente a nuestros ojos físicos. Esto solamente, una vez que se haya realizado, suprimirá el gran obstáculo que impide la verdadera visión psíquica.

El segundo paso es fortalecer y estimular la facultad psíquica. Con una nueva comprensión de la visión, y con la supresión del obstáculo, no habría razón física o mental para dudar al adoptar cualquier medio de desarrollo de una facultad descuidad y despreciada.

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