jueves, 6 de noviembre de 2014

CONSTRUYENDO UN MONUMENTO PARA LA LLORONA



No cabe duda que la leyenda más famosa, difundida y conocida por todos los mexicanos es la de la Llorona; leyenda que tiene innumerables versiones, con características muy propias y locales del lugar donde se cuente.

No es raro escuchar que alguien sabe de alguien una tercera persona que le tocó oírla una noche de luna o durante un gris amanecer junto a un río. Un poco más extraño es que alguien narre tal leyenda en primera persona.

Dentro de las muchas cosas singulares que vamos encontrando por rutas secundarias a todo lo ancho y lo largo del país, descubrir un monumento a la Llorona es penetrar en un mundo donde se fusiona la leyenda con la realidad, y es también percatarnos que todavía existen muchísimos sitios que guardan secretos de diversa índole.

Por la carretera que conecta a Dolores Hidalgo con San Luis de la Paz, ambas ciudades en Guanajuato, se ubica la ex-hacienda 7 Reales, hoy en día un caserío que aún conserva parte de la casa grande y la iglesia. Adentro de los predios de la ex-hacienda, entre las tierras de cultivo, hay un monumento singular que se puede ver desde el camino en épocas de siembra.



Dicho monumento, hecho de cantera, es el dedicado a la Llorona.

Según se puede leer en una inscripción labrada en la cantera, este monumento se levantó un día de septiembre de 1913.

De acuerdo con una leyenda, debido a que la Llorona había estado rondando esos parajes y la gente andaba muy asustada, el dueño de la hacienda mandó traer a un sacerdote, quien hizo un exorcismo y sugirió levantar el monumento, y desde entonces la ánima chocarrera dejó de merodear los alrededores.

En la misma inscripción también se lee que aquella persona que rece un Ave María frente al monumento tendrá 300 días de indulgencia.

Los lugareños explican que la capilla de la hacienda está dedicada a San Miguel Arcángel y su fiesta se realiza el 29 de septiembre de cada año. Sin embargo, en décadas pasadas la conmemoración, las danzas y la misa se celebraban en el citado monumento, pero desde que una tarde de tormenta un rayo tumbó la cruz que antes existía, se decidió que a partir de entonces las festividades se llevasen a cabo en la capilla.

Así que ya sabes, si te ha tocado oír a la Llorona y ni una barrida con pirul, piedra alumbre, huevo de gallina negra u otros elementos te ha quitado el susto, date una vuelta a 7 Reales, reza un Ave María al pie del monumento y quizás con ello te liberes del susto, además de ganarte una buena indulgencia.

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