lunes, 10 de noviembre de 2014

LOS ALUXES DE ITZIMNÁ



En 1965, don Humberto Medina Duarte, funcionario del Banco Agrario, decidió construir una casa para su familia en Itzimná, justo en la frontera con la colonia México, cerca de lo que hoy es Gran Chapur.

Cada sábado acudía a pagarle la "raya" a los albañiles, hasta que un día encontró solo al contratista.

"Se fueron todos los albañiles porque aquí en su terreno hay aluxes", le advirtió al señor Medina, indicando que en las noches les daban de pedradas y hacían otras maldades.

Don Humberto Medina desestimó los hechos descritos como "ignorantadas" y le ordenó al contratista que armara otra cuadrilla, con la cual se repitió el mismo fenómeno 4 o 5 semanas después.

Finalmente, un tercer equipo de albañiles logró acabar la obra. El contratista le insistió que hiciera algo, llamar a un sacerdote maya o católico, pero Medina no hizo caso y se mudó a su nueva residencia con sus suegros, su esposa y sus tres hijos.

No mucho después, el suegro perdió el control de su vehículo en una curva de la carretera de Campeche y murió. Casi exactamente dos años después, su esposa murió a causa de un paro cardíaco por el rumbo de Cordemex. 2 años más, el señor Medina falleció.

Otros dos años pasaron, cuando uno de los hijos, Gabriel, regresaba de México en ADO cuando un anciano le pide cambiar de lugar con él porque las luces de adelante le impedían dormir. Momentos después el camión chocó con un tráiler y Gabriel salió disparado. Fue el único pasajero en morir.

Dos años más, y otro de los hijos, Humberto, fallece en la carretera a Progreso. Iba con 7 acompañantes y, al igual que su hermano, fue la única víctima fatal.

De nuevo dos años pasan y Adela Alfaro, la suegra del señor Medina, cae y muere.

"David el último hijo vive en México y no viene a Mérida ni de casualidad" 

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