jueves, 18 de junio de 2015

YO VALGO, TÚ VALES, TODOS VALEMOS



Qué difícil es para muchos reconocer y defender el valor que tienen como personas que son… Muchas veces, el concepto o autovaloración que se tenga de sí mismo, varía según el momento o la ocasión; aún hay casos en los que depende de la opinión de otros y hasta de lo que se viva en cualquier relación.

Condicionamos la autoestima a apariencias y experiencias, aún a las dependencias que se suelen tener con cosas o personas; porque hay quienes ven quebrantado su valor, cuando sienten que han perdido lo
que más han querido; dependen tanto del otro, que llegan a suplicar otra oportunidad, porque creen que sin eso que tanto aman, su vida no vale la pena y es mejor morir o renunciar…

El valorarse sanamente a uno mismo, va unido a la autoestima y al saberse Hijo de Dios, poseedor de un toque de su perfección; es conservar un equilibrio emocional que ayude a asumir o enfrentar en paz, cualquier momento por difícil que sea y no dejar que de ello dependa, el que nos amemos o valoremos.

Yo valgo, tú vales, todos valemos; sin medida ni condición, Dios al crearnos no dijo: este o aquel tiene más o menos valor; a todos nos amó por igual, y por amor a todos, su vida entregó.

Una muestra del poco valor que se siente por sí mismo, es el tener a veces la necesidad de mendigar amor; hay quienes se rebajan tanto, pisotean su dignidad, cuando ven perdido a alguien y creen que sin el o ella la vida no es igual; por ello ruegan, imploran otra oportunidad, se conforman con cualquier cosa que esa persona les
quiera dar.

Lo ideal es que nos amemos y valoremos unos a otros, sin tener que hacer nada fantástico o especial para merecerlo, simplemente por el valor que como hijos de Dios tenemos o por todo aquello que a su vida le aportemos…

Yo valgo, tú vales, todos valemos; y es importante reconocerlo, para seguir promoviendo la vida, la nuestra y la de los demás seres del universo.

No permitas que tu autoestima dependa de las apariencias y de la opinión de otros; mucho menos dejes que tu valor se mida, según como sientas o creas que te valoran; el auto concepto que tengas de ti mismo, no puede obedecer a los criterios o medidas de nada ni nadie, solo del inmenso amor que Dios te ha querido regalar.

No dejes que te arrebaten las ganas de vivir, no dejes escapar tus fuerzas y tu paz; lucha intensamente hasta lograr hacer todos tus sueños realidad.

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