viernes, 15 de julio de 2016

LA ERMITA DE LA VIRGEN DE TECAXIC



El pueblo de Tecaxic se encuentra en el Municipio de Toluca, en el Estado de México.
Antes de la conquista armada de las tropas españolas, hace ya muchos siglos,  fue habitado por grupos de indígenas matlatzincas.
Tecaxic es un bonito pueblo que cuenta con muchos mitos y leyendas. Una leyenda nos relata que poco después de la conquista española, llegaron al pueblo varios frailes franciscanos para evangelizar a los indios, y para que los colonizadores españoles vivieran en él.
Desde esa época, el poblado tomó el nombre de Santa María de la Asunción Tecaxic.
Poco después de la conquista española, llegó al poblado una tremenda epidemia que mató a todos los habitantes de la localidad, menos a dos hombres.
Terriblemente asustados y consternados por encontrarse solos y sufriendo por la muerte de sus vecinos, decidieron abandonar Tecaxic.
Al irse estos dos sobrevivientes, el pueblo quedó completamente abandonado, al igual que una ermita que había sido construida por todos los pobladores. En dicha ermita se encontraba una imagen de la Virgen de la Asunción, que había sido pintada al temple sobre un lienzo fabricado por los indígenas.
Al quedar abandonada y sin recibir ninguna clase de cuidados, la ermita empezó a agrietarse, sus puertas se cayeron y el sol, el agua y el viento entraban libremente, hasta deteriorar la bella imagen de la Asunción que empezó a desteñirse.
Un cierto día en que caía un fortísimo aguacero, un vecino del pueblo de Almoloya de Juárez, llamado Pedro Millán de Hidalgo, buscaba desesperadamente donde refugiarse de las aguas que ya lo habían empapado en su tránsito hacia la ciudad de Toluca para efectuar ciertos negocios.
En ese angustioso momento se percató que de la ermita salían cantos religiosos y se veían muchas luces maravillosas.
Como sabía que Tecaxic estaba despoblado, pensó que los cantos eran de voces indígenas, y las luces velas que los mismos indios encendían.
Entonces, le llamó a los cantores en lengua náhuatl, asegurándoles que no tuviesen miedo, pero nadie respondió.
El hombre decidió sacar su espada y entrar a la capillita, pero no encontró a nadie.
Al enterarse del prodigio Joseph Gutiérrez, padre superior del convento principal de Toluca, decidió que debía edificarse un santuario dedicada a Nuestra Señora de los Ángeles de Tecaxic.

Muchos señores importantes de varios pueblos ayudaron económica y materialmente en la construcción, y mientras trabajaban hasta el cansancio por el día ayudados de albañiles, por la noche los ángeles contribuían a la edificación, acompañados de música de chirimía y teponaztle que ejecutaban tres seres vestidos con tilmas y que levitaban, es decir, no pisaban la tierra.

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