miércoles, 6 de julio de 2016

LA LLORONA



Hace mucho tiempo, cuando los soldados españoles conquistaron la Ciudad de México,  existió una bonita muchacha india que se enamoró de uno de esos soldados.
Se amaban tanto que tuvieron tres hijitos muy bonitos.
La mamá quería mucho a sus niños y los cuidaba muy bien.
El papá no quería casarse con la mamá, porque le avergonzaba que fuera una india.
Y un día, el papá decidió casarse con una joven española.
Cuando la mujer se enteró de la traición del padre de sus hijos se quitó la vida ahogándose en un río junto con los chicos, porque sufría mucho.
Así lo hizo, y desde entonces empezaron a escucharse por todo el centro de la ciudad, los gritos desesperados de una mujer muy delgada y toda vestida de blanco, y su voz que decía: -¡Ay, mis hijos! ¿Dónde están mis queridos hijos?

Pasaron diez años, y un día la Virgen de los Remedios, a la que adoraban los españoles, se enteró de la desgracia de la pobre mujer y se apiadó de ella.

La Virgen la buscó por la ciudad, y cuando la encontró le dijo que la iba a revivir, con la condición de que tenía que ir al campo y plantar un rosal, y esperar a que crecieran las primeras rosas. Así lo hizo la pobre mujer.

Pasado un tiempo, el rosal floreció y brotaron tres maravillosas rosas blancas. Junto a cada una de ellas apareció uno de sus hijos en perfecto estado de salud.

La madre los abrazó, y los tres juntos se fueron a la capilla que estaba destinada a la Virgen de los Remedios para rezar y agradecerle que los hubiera vuelto a la vida.

No se olvidaron de llevarle un hermoso y grande ramo de rosas blancas.
Cuando acabaron de rezar, los cuatro se fueron a vivir a una pequeña casa que estaba en la afueras de la ciudad y vivieron muy felices para siempre.
¡Nunca más se volvieron a escuchar los lamentos de La Llorona¡

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