miércoles, 30 de noviembre de 2016

EL NIÑO DE MULA



En el año 1648, según cuenta la leyenda, se le apareció Dios Niño a un pastor que estaba en ese momento con su ganado en un pequeño monte, en  el paraje muleño de El Balate.
Este pastor se llamaba Pedro Botía.
Posteriormente ingresó en la orden franciscana, tomando los hábitos en el convento de Orihuela.
En un viaje a los  Santos Lugares, Jerusalén e Italia, se le volvió a aparecer Dios Niño en Asís, quien le indicó que volviese a España.
Durante el viaje de regreso conoció al Conde de Lemus, éste le introdujo en la Corte madrileña, así conoció al hermano del rey Carlos II, D. Juan José de Austria, y llegó a ser su consejero.
Durante los años que permaneció al servicio de ese príncipe, logró la construcción del Real Monasterio de la Encarnación en su villa natal, habitado hasta hoy por religiosas de la orden de Santa Clara de Asís.
Comenzaron los cultos al Niño en la ermita levantada próxima al lugar de la aparición, que no corresponde a la que ahora se visita, la actual fue edificada a finales del siglo XVIII en estilo Barroco murciano. 
La devoción de El Niño comenzó a extenderse por la Región, en especial por los pueblos del valle del Segura. Desde entonces es esta devoción una referencia muy significativa de las tierras murcianas.


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