lunes, 21 de mayo de 2018

LA FUNDACIÓN DE PUEBLA




Según el padre Francisco de Florencia, la fundación de Puebla –unos de los actuales estados de la República Mexicana- tuvo un origen mágico-religioso. Esta leyenda de la fundación la difundió el clérigo mencionado en el año de 1647, en su escrito titulado Narración de la maravillosa aparición que hizo el arcángel San Miguel a Diego Lázaro de Francisco.
En dicha narración se consigna que, en cierta ocasión, fray Julián de Garcés, el obispo de la Ciudad de Tlaxcala, tuvo un sueño en las vísperas de la fiesta de San Miguel, sueño en el cual unos ángeles le señalaban el lugar donde debería fundarse una nueva ciudad. Este sitio era sumamente bello, un gran campo con ríos, y lleno de plantas y flores. Los ángeles anunciadores bajaron del cielo y con unos cordones delinearon los límites de lo que sería la nueva ciudad, según afirmó el fraile.
Al despertarse fray Julián lo primero que hizo fue efectuar una misa muy devotamente, y después se dirigió presuroso a ver a los padres franciscanos que se encontraban en la ciudad de Tlaxcala. Entre estos padres había figuras de mucha importancia, entre ellos se encontraba Toribio Paredes de Benavente, además de algunos indígenas pertenecientes a la nobleza aliada a los conquistadores españoles. El religioso, emocionado, en seguida les relató a todos los presentes el sueño que había tenido y les pidió que lo acompañaran a los campos a ver si encontraba el sitio que le habían señalado los maravillosos ángeles de su sueño.
Después de un cierto tiempo de deambular por el campo, fray Julián de Garcés se detuvo y pronunció estas palabras: – ¡Este es el lugar que me mostró el Señor y donde quiere que se le funde la nueva ciudad! Ni que decir tiene que a todos los religiosos les encantó el sitio elegido.
El lugar escogido por los ángeles, según nos informan ciertos documentos antiguos, se trataba de un lugar que anteriormente había sido un asentamiento indígena que llevaba el nombre de Cuetlaxcohuapan, “lugar donde se lavan entrañas”, o “tierra de las serpientes”.
Otro testimonio que consta en un informe del Oidor Juan Salmerón y que envió a la Segunda Audiencia, afirma que el lugar elegido por los ángeles se encontraba a tan sólo una legua de un pueblo indígena llamado Totimehuacan, pueblo antaño importante, que para la época que nos ocupa estaba habitado solamente por sesenta familias, mismas que se mostraron inconformes al arribo los frailes que deseaban fundar Puebla, pero como el pueblo pertenecía a la encomienda de Alonso Galeote, nos les quedó otra más que aguantarse ante el hecho de la fundación. El encomendero quedó como vecino de Puebla y pasó a formar parte del cabildo en el año de 1533.
La primera fundación de la ciudad –porque hubo varias-  se encontraba entre el Cerro de Belén – actual Cerro de Guadalupe- y Totimehuacan, al sureste de la Plaza Mayor de hoy en día. La fecha de su fundación nos remite a dos hipótesis. Unos investigadores afirman que fue el 16 de abril, fecha del día dedicado a Santo Toribio de Astorga, cuya misa la llevó a cabo fray Toribio de Benavente. Para otros estudiosos la fundación fue el 29 de septiembre. El día de San Miguel Arcángel. Sin embargo, las dos posiciones señalan el año de 1531.


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