lunes, 4 de junio de 2018

EL TESORO DE LA FARAONA




Cuenta una leyenda de Baja California que una bailarina de nombre La Faraona fue contratada por el Casino de Agua Caliente para alegrar con sus danzas y su belleza a los clientes. Esta hermosa mujer tenía un amante, lord inglés, que no la amaba, pero a quien atraía su belleza y la suerte que tenía en el juego. La Faraona llevaba siempre un brazalete de esmeraldas que, según ella. le traía suerte en los juegos de azar. Todo lo que ganaba se lo entregaba a su amante, quien le aseguraba que cuando juntasen el dinero suficiente volverían a Inglaterra y ella sería su esposa. La relación entre ambos duró mucho tiempo. El lord era ya muy rico, gracias a la bailarina.
Una cierta noche, el velador del casino había observado por la ventana de la cabaña a la pareja y los había visto contando monedas de oro que guardaron en un baúl cerrado con llave y metieron al ropero. Al acabar de guardar el dinero, el hombre se acostó y se durmió en el acto, gracias a unas copas de vino que había tomado. La Faraona, en camisón blanco bordado de ricas perlas, aprovechó que su amante estaba dormido y sacó la llave del baúl de debajo de la almohada del inglés. Sacó el baúl y tomó una pistola que se encontraba sobre la mesa del comedor donde habían estado degustando un buen vino.
La Faraona se llevó el baúl y se perdió entre los árboles del jardín a fin de esconderlo. El velador se quedó en su sitio y esperó hasta que la bailarina volviese a su cabaña. Pasada una hora la mujer regresó y al cerrar la puerta se despertó el inglés, quien enseguida se dio cuenta de que la puerta del ropero estaba abierta, y que el baulito no estaba como tampoco su pistola.
Suponiendo lo peor, el hombre se lanzó encima de la mujer para ahorcarla, culpándola de la desaparición de sus riquezas. La bailarina lloraba angustiada y enojada, ya que se dio cuenta que su adorado no la quería y sólo la usaba para conseguir dinero. Al poco rato, ya más calmados, pero aun discutiendo, La Faraona sirvió dos copas de vino. De su seno sacó una pequeña bolsita de papel y vertió el contenido en ambas copas Al entregarle la suya a su amante, le susurró algo al oído, nunca se supo qué le dijo. Bebieron. Al momento ella se desplomó en el suelo muerta y el inglés salió corriendo y despavorido de la cabaña pidiendo auxilio.
Lo auxiliaron y salvó la vida. El lord inglés decidió irse para siempre de aquellos lugares sin el dinero robado por su amante. Se desconoce lo acontecido con el cadáver de la bailarina. Pero la leyenda nos cuenta que por las noches lluviosas se puede ver a la bella mujer caminando por los jardines del Casino de Agua Caliente, luciendo su bella bata y descalza. Al mismo tiempo que camina va danzando sobre el césped. Se dice que vigila que nadie le robe su tesoro que tanta desdicha le ocasionó.


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