Porque existen momentos en los que aún en medio
del vacío y la soledad,
tenemos la certeza de que en algún lugar, se halla alguien que a nuestro
lado está. Y a pesar de sentirnos agotados, casi rendidos, entre tanto dolor; nos seguimos
manteniendo en pie, sin retroceder, ni el camino abandonar ; no obstante
humanamente creyendo
no poder más; no sabemos de dónde nos viene esa fuerza que no nos deja
desfallecer ni renunciar.
Ahí,
entre tantas preguntas sin responder; con la mente en caos y el corazón
destrozado; porque nos pasan muchas cosas a la vez, que llegamos a sentir
que Dios nos ha olvidado y abandonado; continuamos el camino, luchando por no dejar de creer
ni perder la fe, en el amor del
Padre que nos ha creado, el Hijo que nos redimió y el Espíritu que con su ímpetu nos mantiene
firmes y renovados.
Son
muchas las veces que no sabemos cómo, pero seguimos andando; estamos rotos en
pedazos y el corazón continúa creyendo y amando; ¿De donde nos viene esa impulso que nos
permite seguir viviendo, aunque sintamos por dentro que estamos muriendo?
Porque
aún después de superar un instante de dolor, nos sentimos más fortalecidos; y
aunque todo parezca oscuro, caminamos con tanta firmeza
como si la luz no hubiésemos perdido, somos capaces de levantarnos una y
otra vez, todas las veces que hemos caído, es quizás porque no obstante solo veamos un
par de huellas en la arena, desolados no hemos estado; el Amigazo, en sus
brazos nos ha llevado, su amor
es el que nos ha guiado y sostenido; aunque no lo veamos, lo neguemos o por
nuestra propia fragilidad, no lo sintamos.
¿Qué
más pruebas pedimos que Dios existe y que tanto nos ha amado?¿No es suficiente
creer simplemente al abrir los ojos cada día y sentir que seguimos viviendo y andando, a
pesar de nuestra fragilidad
y de todos los momentos duros y difíciles que nos toque enfrentar, los
que estemos asumiendo o los que ya hemos superado?
Por
eso El llama Bienaventurados a los que creen sin haber visto; a los que lloran,
caen, pierden, se sienten solos y siguen adelante, manteniendo viva la esperanza, dándose la
oportunidad de vivir un día más con lo que venga; sin dejar de buscar ni
esperar.
Eso
que a veces no sabemos describir, ni de dónde nos viene, ni a dónde nos
llevará; es el amor que Dios nos ofrece, es la fuerza escondida que le pone un toque de Divinidad
a nuestra humanidad.
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