miércoles, 22 de agosto de 2018

ADRIANA UNA MUJER PENANDO




En la ciudad de Guanajuato, cerca de donde se encontraba el rio Guanajuato, vivía una de las familias más adineradas de la zona. Era un matrimonio que tenía solamente una hija de nombre Adriana, una jovencita a quien cuidaban con mucho celo. Ella era muy hermosa y tenía una gran cantidad de pretendientes que sus padres no aceptaban porque los consideraba poca cosa.

Adriana no soportaba más la presión a la que la tenían sus padres, siempre la mantenían vigilada, no la dejaban salir de su habitación y el único contacto que tenía con el exterior era por medio de una ventana. Así que una mañana, la chica saltó por su ventana con ayuda de varias sabanas que había atado fuertemente. Cuando su familia se dio cuenta de esto, salió a buscarla de inmediato.

Pero al anochecer la chica llegó por su cuenta y les contó que había pasado todo el día al lado de un hombre del que estaba enamorada. Este hombre la visitaba siempre en su ventana y ya tenían mucho tiempo conociéndose. Los padres de Adriana, tomaron la decisión de cerrar su ventana para siempre y la encerraron en su habitación sin permiso de salir a ningún sitio de la casa.

Semanas después ocurrió lo más temido, Adriana les dijo a sus padres que estaba embarazada. Ellos obligaron a la jovencita a abortar porque no permitirían que su hija estuviera en boca de todos. Después de esto, nadie supo más de Adriana, los empleados de la casa fueron despedidos y poco a poco se quedó vacía.

Muchos dicen que la joven murió mientras le practicaban el aborto, otros dicen que sus padres fueron los que la asesinaron. Pero lo que sí es verdad, es que tras su muerte cada media noche, se escucha el lamento de dolor de una mujer en las calles de Guanajuato.

Se trata del alma en pena de la Llorona, que siempre sale en busca de su hijo con gritos de dolor y desgarradores. Las personas que la han visto, dicen que tiene gran parecido a la jovencita Adriana, viste de blanco y que cada vez que pasea por las calles la temperatura baja, logrando que las calles se inunden de una misteriosa neblina.


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