viernes, 3 de agosto de 2018

EL SOMBRERÓN




En el centro de Chiapas cada noche se pasea un misterioso y elegante hombre que parece no hablar con nadie. Porta un enorme sombrero de palma que le tapa el rostro, además de que es muy alto y muy fornido. Pero este extraño personaje, al que los habitantes le pusieron el Sombrerón, oculta algo que no muchos están listos para descubrir como cuenta esta historia.
Alberto estaba desesperado de no encontrar un trabajo que le gustara, no quería hacer ningún tipo de esfuerzo físico, pero tampoco se conformaba con poca paga. Tenía muchas ganas de ser un hombre rico a costa de lo que fuera, así que un día se encontró con el Sombrerón quien estuvo dispuesto a escucharlo. Durante su plática, Alberto empezó a tener una extraña sensación en su cuerpo, su piel se erizaba y parecía que todo su cuerpo se paralizaba de pies a cabeza.
En cuestión de segundos todo el cuerpo de Alberto estaba inmóvil, no podía hablar y tampoco correr. Así que el Sombrerón le hizo una propuesta: -“Yo te daré riquezas a cambio de tu alma.”- Alberto tuvo que aceptar ya que no podía combatir esa terrible fuerza maligna ante la que estaba presente. Se desmayó durante varios minutos y al despertar estaba en un sitio alejado de la ciudad.
Cuando volvió a su casa, tras varias horas de camino, se encontró un cofre lleno de monedas de oro las cuales no pasó ni una hora para comenzar a gastarlas. Se compró ropa, muebles y toda clase de bienes materiales. Cada día gastaba muchas monedas en cosas que ya no necesitaba. Además, parecía que su forma de ser ya no era la misma, se sentía superior a los demás y los miraba con desprecio.
Hasta que llegó el día en el que tomó la última moneda de oro que quedaba para gastarla en alcohol. Y en ese momento apareció el Sombrerón reclamando lo que le pertenecía, pero Alberto insistió en que no le daría su alma. Así que el Sombrerón le dijo que la única forma de romper el pacto es entregando la vida de un alma inocente a cambio de la suya.
Alberto salió a la calle en busca de un niño, cuando lo encontró lo degolló y le entregó el cuerpo al Sombrerón. Aunque Alberto se salvó del trato, los años que vivió se volvió loco, vivió en la calle y no quedó nada de sus riquezas. Todos afirman que el Sombrerón busca a víctimas cada noche para conseguir más almas y hacerlas penar por la eternidad.


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