viernes, 30 de noviembre de 2018

EL DOLOR




Existe un gran misterio escondido dentro del dolor, que lo hace parecer a veces una contradicción ya que nos puede debilitar o llenar de valor. Hay quienes culpan de su existencia a Dios y cuando lo perciben o sienten, se quejan, suspiran, reclaman, bendicen, maldicen o hasta agradecen.

El dolor no tiene tamaño ni comparación; solo el que lo está sintiendo sabe realmente cómo es, cada uno lo experimenta y expresa a su manera, y aunque exista mucha conexión entre dos, nadie puede llegar a sentir lo que el otro ha de sufrir; por lo tanto no es justo señalar o decir, quien sufre menos o más, no ponerse en el papel de héroe que todo lo supera ni mártir que ha nacido tan solo para llorar; porque "Ojos vemos corazón no" así lo dice ese viejo pero sabio refrán.

El dolor es utilizado a veces como escudo, mecanismo de defensa, excusa, arma para chantajear; hay quienes se quedan sumergidos en él a tal punto que se estancan y no logran avanzar; otros le ignoran porque tienen miedo de que al expresarlo, descubran su fragilidad; hace daño tanto exagerarlo como ignorarlo; simplemente hay que asumirlo, enfrentarlo y superarlo, solo así logra su cometido, el de fortalecernos, transformarnos, más no deformarnos; enseñarnos a descubrir nuestras fuerzas y experimentar más de cerca el amor que nos regala a diario Dios.

El dolor puede también enfermar o sanar; hacer más frágil o fuerte nuestra fe; puede robar o devolver la esperanza y la paz; el dolor no tiene una definición ni medida exacta; no se sabe realmente donde se siente; porque cuando llega, de mente, alma y cuerpo se apodera; consigue hacer perder la razón u ofrecer una madurez que nos haga aterrizar y tomar la mejor decisión.

Muchos lo culpan de los errores cometidos; otros creen que al vivirlo es por su fragilidad y humanidad; pero el gran misterio que el dolor encierra es que dentro de él está el toque que Dios nos regala de su divinidad; el dolor nos hace buscar las fuerzas más ocultas de nuestro interior; y muchas veces en los momentos de dificultad es cuando descubrimos la fortaleza de la cual hemos sido dotados, experimentamos paz aunque tengamos que llorar y sentimos la presencia del Amigazo más cerca, aunque creamos que nos ha abandonado y solos nos ha dejado.

Así es el dolor; ese mismo que inspira poesías, canciones, reflexiones u oración; acerca o aleja a las personas de Dios; hace parte de nosotros pero no nos impide ser realmente feliz, puesto que no hemos sido creados para sufrir; el dolor ayuda a percibir la verdadera amistad y hay quienes dicen que logra medir hasta la fuerza del amor, puede unir o separar; herir o sanar; y tantas cosas más que no se pueden medir, porque el dolor en sí es un misterio que no encuentra palabras que lo logren definir.

BERTA Y ELODIA




En la Ciudad de Puebla vivían Berta y Elodia, dos hermanas que se destacaban por su gran belleza. Como eran vanidosas y coquetas contaban con muchos pretendientes, con quienes gustaban divertirse, jugar bromas, y cuyos elogios las hacían felices. Siempre estaban de fiesta y a la conquista de nuevos amoríos. Ni que decir tiene que los galanes agasajaban a las dos hermosas mujeres llevándoles serenatas casi todos los días con la intención de obtener sus favores.
En cierta ocasión, paseando por las calles del Puebla con algunos pretendientes y ya casi anocheciendo, las hermanas se detuvieron frente a la iglesia de la Doctora Santa Teresa de Jesús. Al ver el humilde portón, se acercaron a él y Berta llamó tres veces con los nudillos. Al poco tiempo se escuchó una voz por detrás de la puerta que preguntaba: – ¿Quién llama? A cuya pregunta Berta respondió: – ¡Por favor Madre, le suplico encarecidamente que rece usted por dos mujeres que se encuentran muy enfermas y sufren en demasía! Pida al Cielo por ellas, porque si no ocurre un milagro es seguro que morirán esta misma noche.
En seguida, se oyó una voz que respondía: – ¡Querida hermana, pierda usted cuidado, Voy a decirle a todas las monjas de este convento que dirijan sus plegarias a Dios todo poderoso para que auxilie y salve a esas pobres enfermitas!
Muy satisfechas por la broma, Berta y Elodia siguieron tranquilamente su camino. Al llegar a su casa, invitaron a los galanes que las habían acompañado a una fiesta que se celebraría al siguiente día.
Así pues, al otro día, amigos y pretendientes llegaron a la casa de las coquetas hermanas con el propósito de pasar un buen rato con las bromistas mujeres. Pero al tocar el portón nadie acudió a abrirles la puerta, y toda la casa estaba en completo silencio.
Al no tener repuesta, los invitados entraron forzando una ventana, pues estaban seguros de que se trataba de una de las tantas bromas que les gustaba a las hermanas hacer a todo el mundo.
Al entrar en el salón los invitados quedaron mudos de asombro al ver que en él se encontraban dos ataúdes negros. Todavía pensando que se trataba de una broma pesada de Berta y Elodia, se acercaron a los ataúdes. Fue entonces que se dieron cuenta de que dentro de ellos se encontraban los cuerpos sin vida de las muchachas.
Así terminaron las hermosas mujeres, víctimas de su propia broma, pues con Santa Teresa y con la Muerte no caben las bromas ni los juegos.


jueves, 29 de noviembre de 2018

SE NOS MUERE UN ANIMAL



"EL ANIMAL MORIBUNDO, VE CON PENA AL CAZADOR"

ASÍ NACE UN SENTIMIENTO




En el encuentro de cada día, al principio lejano y luego sin darse cuenta se va dando la cercanía; se cruzan las miradas y se acomodan en aquello que impresiona o cautiva; un gesto, una sonrisa, las palabras que encajan y se sintonizan; permitiendo contemplar lo que muy dentro de cada quien habita.

Parecieran que fueran uno más entre todos los que muy cerca caminan, siguen de largo o se detienen, a veces se notan a sí mismo indiferentes; no hay nada especial aún, no se programa nunca lo que se siente; tan solo surge sin avisar, se instala en el alma como una nueva luz que se enciende.

Un detalle puede acercar las almas; una frase o comentario que se ofrece como si nada, pero que logra tener eco y produce resonancia; el aparecer por arte de magia cuando más se necesitaba; el descubrir afinidades, explorar a pie descalzo el alma; ir creando rituales que inspiran confianza y calma.

Y en ese compartir momentáneo se descubren y resaltan cualidades, surgen afinidades; la presencia se hace amena y necesaria, se van creando lazos especiales; quizás aún no lo definen y ni lo saben; pero ya no son parte de un montón; los nombres se leen diferentes, porque al pronunciarlos, algo nuevo y muy profundo se siente.

Las escenas compartidas, ya no se olvidan; renacen en cualquier pensamiento, sin importar un lugar u hora ya sea de noche o de día; dibujan en el rostro lágrimas o sonrisas que quienes ajenos las ven, no saben qué las motiva; se reconstruyen los episodios interiormente, queriendo que cada momento vivido se eternice para siempre.

Se busca cualquier oportunidad para saber como están, para compartir lo que hicieron, hacen o harán; ya el diario vivir de cada quién, no hace parte solo de uno, sino de dos; se sienten parte de un algo que sin entender exactamente qué es, son conscientes que es muy valioso y especial, y hay que cuidarlo y cultivarlo.

Y aparecen los detalles sin pedirlos ni programarlos, son inspirados, surgen voluntarios; Se preocupan el uno del otro, queriendo verle siempre bien, siendo capaz de hacer lo que sea porque así fuera y nada ni nadie le empañe, le haga llorar o temer.

Ante todo esto, saben que aunque puedan estar físicamente lejos, se encuentran demasiado cerca, porque ha nacido un sentimiento; tan fuerte que estrecha las almas, tan puro que no empaña y permite contemplar la esencia; tan libre que no exige ni ata, tan noble que no juzga sino que perdona; tan cierto que habla con la verdad, tan intenso que permite sentirlo siempre, pensarlo al despertar en cada momento y soñarlo a la hora de descansar.

No hay duda, existe una nueva estrella en el firmamento, ha nacido un sentimiento, puedes ponerle por nombre, Amor o Amistad.

EL COCAY




Había una vez un Señor muy querido por todos los habitantes de El Mayab, porque era el único que podía curar todas las enfermedades. Cuando los enfermos iban a rogarle que los aliviara, él sacaba una piedra verde de su bolsillo; después, la tomaba entre sus manos y susurraba algunas palabras. Eso era suficiente para sanar cualquier mal.
Pero una mañana, el Señor salió a pasear a la selva; allí quiso acostarse un rato y se entretuvo horas completas al escuchar el canto de los pájaros. De pronto, unas nubes negras se apoderaron del cielo y empezó a caer un gran aguacero. El Señor se levantó y corrió a refugiarse de la lluvia, pero por la prisa, no se dio cuenta que su piedra verde se le salió del bolsillo. Al llegar a su casa lo esperaba una mujer para pedirle que sanara a su hijo, entonces el Señor buscó su piedra y vio que no estaba. Muy preocupado, quiso salir a buscarla, pero creyó que se tardaría demasiado en hallarla, así que mandó reunir a varios animales.
Pronto llegaron el venado, la liebre, el zopilote y el cocay. Muy serio, el Señor les dijo:
Necesito su ayuda; perdí mi piedra verde en la selva y sin ella no puedo curar. Ustedes conocen mejor que nadie los caminos, las cavernas y los rincones de la selva; busquen ahí mi piedra, quien la encuentre, será bien premiado.
Al oír esas últimas palabras, los animales corrieron en busca de la piedra verde. Mientras, el cocay, que era un insecto muy empeñado, volaba despacio y se preguntaba una y otra vez:
¿Dónde estará la piedra? Tengo que encontrarla, sólo así el Señor podrá curar de nuevo.
Y aunque el cocay fue desde el inicio quien más se ocupó de la búsqueda, el venado encontró primero la piedra. Al verla tan bonita, no quiso compartirla con nadie y se la tragó.
¿Aquí nadie la descubrirá? se dijo? A partir de hoy, yo haré las curaciones y los enfermos tendrán que pagarme por ellas.
Pero en cuanto pensó esas palabras, el venado se sintió enfermo; le dio un dolor de panza tan fuerte que tuvo que devolver la piedra; luego huyó asustado.
Entre tanto, el cocay daba vueltas por toda la selva. Se metía en los huecos más pequeños, revisaba todos los rincones y las hojas de las plantas. No hablaba con nadie, sólo pensaba en qué lugar estaría la piedra verde.
Para ese entonces, los animales que iniciaron la búsqueda ya se habían cansado. El zopilote volaba demasiado alto y no alcanzaba a ver el suelo, la liebre corría muy aprisa sin ver a su alrededor y el venado no quería saber nada de la piedra; así, hubo un momento en que el único en buscar fue el cocay.
Un día, después de horas enteras de meditar sobre el paradero de la piedra, el cocay sintió un chispazo de luz en su cabeza:
?¡Ya sé dónde está! ?gritó feliz, pues había visto en su mente el lugar en que estaba la piedra. Voló de inmediato hacia allí y aunque al principio no se dio cuenta, luego sintió cómo una luz salía de su cuerpo e iluminaba su camino. Muy pronto halló la piedra y más pronto se la llevó a su dueño.
Señor, busqué en todos los rincones de la selva y por fin hoy di con tu piedra, le dijo el cocay muy contento, al tiempo que su cuerpo se encendía.
Gracias, cocay le contestó el Señor veo que tú mismo has logrado una recompensa. Esa luz que sale de ti representa la nobleza de tus sentimientos y lo brillante de tu inteligencia. Desde hoy te acompañará siempre para guiar tu vida.
El cocay se despidió muy contento y fue a platicarles a los animales lo que había pasado.
Todos lo felicitaron por su nuevo don, menos la liebre, que sintió envidia de la luz del cocay y quiso robársela.
Esa chispa me quedaría mejor a mí; ¿qué tal se me vería en un collar? pensó la liebre.
Así, para lograr su deseo, esperó a que el cocay se despidiera y comenzó a seguirlo por el monte.
¡Cocay! Ven, enséñame tu luz, le gritó al insecto cuando estuvo seguro de que nadie los veía.
Claro que sí, dijo el cocay y detuvo su vuelo. Entonces, la liebre aprovechó y ¡zas! le saltó encima. El cocay quedó aplastado bajo su panza y ya casi no podía respirar cuando la liebre empezó a saltar de un lado a otro, porque creía que el cocay se le había escapado.
El cocay empezó a volar despacio para esconderse de la liebre. Ahora, fue él quien la persiguió un rato y en cuanto la vio distraída, quiso desquitarse. Entonces, voló arriba de ella y se puso encima de su frente, al mismo tiempo que se iluminaba. La liebre se llevó un susto terrible, pues creyó que le había caído un rayo en la cabeza y aunque brincaba, no podía apagar el fuego, pues el cocay seguía volando sobre ella.


En eso, llegó hasta un cenote y en su desesperación, creyó que lo mejor era echarse al agua, sólo así evitaría que se le quemara la cabeza. Pero en cuanto saltó, el cocay voló lejos y desde lo alto se rió mucho de la liebre, que trataba de salir del cenote toda empapada.
Desde entonces, hasta los animales más grandes respetan al cocay, no vaya a ser que un día los engañe con su luz.


miércoles, 28 de noviembre de 2018

EL PADRE



"CUANDO EL PADRE FUE AMIGO, EL NIÑOS SERÁ PADRE Y AMIGO"

UNA ILUSIÓN




Una ilusión es como una luz que aún en medio de la más grande oscuridad, nos permite ver más allá del camino y nos guía hasta el final.

Una ilusión por muy pequeña que sea, nos puede llenar de tanta fuerza que pase lo que pase no nos deja rendirnos ni renunciar; nos motiva siempre a continuar hasta llegar a donde queremos y así lograr hacer nuestros sueños realidad.

Hay quienes han perdido o les han robados sus ilusiones, porque a lo largo de su vida han experimentado fracasos, pérdidas, golpes y dolores; creen que no hay nada más para ellos mejor y que quizás la única salida es dejar de vivir o no volver a soñar, creer ni esperar, para no tener que de nuevo sufrir, perder o llorar.

Una nueva ilusión nos viene siempre desde arriba, escondida tal vez en un amigo, o en el amor que creíamos que no existía; hay ilusiones que parecen salir de la nada, quizás de una palabra leída o escuchada, de un abrazo recibido o simplemente de unas miradas encontradas.

Una nueva ilusión puede curar la más grande y dolorosa herida, devuelve la esperanza perdida, le da un nuevo sentido a la vida, ayuda a reconstruir lo que estaba destruido o hallar lo que se había extraviado.

Una ilusión, nos devuelve el control de nuestra vida, alimenta nuestra fe, revive las esperanzas perdidas, renueva las ganas de vivir, nos ayuda a muchos sueños construir, nos enseña de nuevo a sonreír y a no perder la paz aún en la adversidad.

Si has perdido la ilusión, vuélvela a buscar, porque existir sin ilusiones, es como andar a la deriva sin saber en qué creer, a donde ir, ni con qué soñar.

No es lo mismo tener una ilusión, que ser iluso y vivir ilusionados, hay que saber mantener el equilibrio, soñar con los pies bien puestos en la tierra, no alejarse nunca de la realidad por muy difícil que esta sea.

No permitamos que nos roben la ilusión, porque sin ilusiones la vida se torna gris y pierde su color natural. Dios nos regala en cada nuevo día, la oportunidad de volver a soñar, creer y luchar por hacer nuestros sueños realidad.

Hemos sido creados para ser feliz y vivir con el corazón lleno de paz; luchemos por mantener encendida la llama de una ilusión que no nos deje caer nunca en la oscuridad.

LAS GEMELAS





Una feliz familia de una madre y dos gemelas vivían en un rumbo muy cercano a una transitada carretera, debido a esto la joven madre las acompañaba diariamente al colegio y caminaban las tres tomadas de la mano, teniendo especial cuidado al toparse con la mencionada carretera, las pequeñas hasta el momento no tenían permiso de cruzar solas.

Uno de tantos días la madre recibió en su celular una llamada urgente del trabajo la cual tuvo que atender, le exigían su presencia de inmediato, por lo cual se vio en la necesidad de dejar que las gemelas continuaran el camino solas.

Con mucho pesar despidió a las niñas, dando indicaciones para no se soltarse de la mano y tener mucho cuidado al cruzar. Las dos pequeñas siguieron las instrucciones de su madre, miraron a ambos lados de la carretera, y al ver que estaba libre cruzaron.
Apenas se giraba la madre para cambiar de rumbo, cuando se escuchó un golpe muy fuerte a sus espaldas, volteó de inmediato para ver con terror que sus hijas estaban debajo de un camión, fueron atropelladas perdiendo la vida en al instante.

El pesar duró mucho tiempo, pero transcurridos cuatros años, la madre dio a luz de nuevo gemelas, estas era muy parecidas a sus fallecidas hermanas, lo cual le hacía tener presente aquel fatal accidente. Esta vez tenía una terrible obsesión por su cuidado y no les permitía estar cerca de ningún peligro, en especial aquella temida carretera.

Pero no podía estar detrás de ellas las 24 horas, y un día, se vieron muy cercanas al peligroso lugar, decididas a cruzar vieron hacia los dos lados, no había ningún auto, con un paso en el asfalto, fueron tomadas del hombro bruscamente por su madre, quien lloraba desconsoladamente, diciendo –No crucen- a lo cual recibió una respuesta inesperada de las dos pequeñas-No pensábamos cruzar, ya nos atropellaron una vez, no volverá a suceder…-


martes, 27 de noviembre de 2018

OLVIDOS



"OLVIDÉ EL PASO DE LOS AÑOS, HASTA QUE NOTE EL PASO DE LOS DÍAS"

ANDO




Ando, CAMINANDO, con pasos cortos pero pisadas firmes que desean dejar huellas por donde voy PASANDO? VOLANDO bien alto, sin olvidarme del Suelo que estoy PISANDO y sentir que estoy LLEGANDO a las metas que mientras vivo me estoy TRAZANDO y ALCANZANDO los sueños que voy FABRICANDO. 

Ando, REFLEXIONANDO, en cada cosa, acontecimiento y persona que en todo momento me esta HABLANDO del amor del Amigazo y lo que en mi está OBRANDO? Ando, PENSANDO, cómo hacer realidad el sueño que Dios tuvo en mí, cuando me dio la oportunidad de Vivir y así cada día ir TRANSFORMANDO el mundo tan maravilloso que nos ha regalado?

Ando, AMANDO, a los que encuentro en mi camino, EXTRAÑANDO a los que ya no están conmigo, ENTREGANDO lo mejor de mí misma a todo aquel que lo esté NECESITANDO, para que sienta que Dios no nos abandona y siempre de uno u otro modo se hace presente porque nos está en cada instante ACOMPAÑANDO.

Ando, PERDONANDO a los que heridas me están CAUSANDO, REPARANDO, lo que se ha ido QUEBRANTANDO, RENOVANDO lo que con el tiempo, la distancia y la rutina se puede ir DETERIORANDO.

Ando, ESCRIBIENDO, cada cosa que pienso, reflexiono y siento, para dejarle al mundo mi hacer, la esencia de mi ser, mi vivir, en cada hoja que voy LLENANDO con cada letra que he de escribir.

Ando, INTERIORIZANDO para poder entender, todo aquello que suele ser difícil de comprender, porque causa dolor, inspira temor y deteriora la fe, pero que cuando las estamos ENFRENTANDO y sentimos como sin perder la esperanza las vamos SUPERANDO, experimentamos la fortaleza y sabiduría que el Amigazo con su amor a cada segundo de nuestra vida nos está DONANDO Y RENOVANDO? Ando, CANTANDO aunque mi voz desafine, BAILANDO aunque mis pies se cansen, CELEBRANDO la vida, DISFRUTANDO cada día, ENTREGANDO, SOÑANDO aunque muchos me digan que abra los ojos y aterrice, CONFIANDO aunque a veces me fallen, CONTINUANDO aunque tropiece, caiga y los zapatos me tallen, SANANDO aunque duelan las heridas, LUCHANDO aunque pierda la partida, TOCANDO aunque se cierren las puertas, TRABAJANDO sin cansancio, ando, CULTIVANDO sentimientos, corazones que al florecer mi vida van ADORNANDO, AVANZANDO aunque el mundo en ocasiones me de vueltas, HABLANDO de todo lo que en mi Dios está OBRANDO y con mi vivir ENSEÑANDO para que nadie se rinda y lo siga INTENTANDO, porque el tiempo nunca se detiene, siempre está MARCHANDO, a un mismo compás, aunque a veces se nos haga lento y en otros sintamos que de las manos sin darnos cuenta se nos está ESCAPANDO?

Ando, ORANDO Y HABLANDO en todo momento con el Amigazo, COLOCANDO en sus manos, la vida y las intenciones de todos los que estoy AMANDO, CREYENDO, CONFIANDO, en que me está ESCUCHANDO? yo ANDO, ANDO, ANDO ?







LA FUENTE DE LOS MUÑECOS




En el Barrio de Xonaca de la ciudad de Puebla está ubicada la famosa Fuente de los Muñecos, cuyo nombre se debe a una trágica historia que ha dado pie a una leyenda.
La fuente se sitúa exactamente entre las calles 22 Oriente y 18 Norte de la ciudad.
En la fuente hay dos personajes, una niña que lleva un vestido muy bonito amarillo y un niño con impecable overol que sostiene en una mano un paraguas abierto.
Cuenta la leyenda que cerca de la fuente, había una finca propiedad del gobernador de Puebla Maximino Ávila Camacho, hermano del presidente de México Manuel. En la propiedad de dicho gobernador trabajaba un hombre padre de dos niños pequeños.
La niña contaba con seis años y el niño con siete. El padre quería mucho a sus vástagos, y éstos eran muy felices y se pasaban el tiempo jugando, cantando y riéndose a más no poder.
Por supuesto que los niños acudían a la escuela regularmente, y muy arregladitos, pues su madre ponía especial esmero en que fuesen muy limpios y con bonitos trajes; se veían tan bien que los llamaban los muñecos
Un cierto día en que estaba lloviendo muy fuerte, los pequeños se encaminaron hacia su escuela. El niño había tomado un paraguas para cubrirse del chubasco y, sobre todo, para evitar que su hermana se mojase, pues la quería mucho y siempre trataba de protegerla.
El tiempo pasó y los niños nunca regresaron de la escuela. Vecinos, autoridades y los padres los buscaron por todos lados sin ningún éxito, nadie los había visto ni sabía su paradero.
El padre de los dos niños y su madre estaban muertos de la aflicción y locos de angustia. Después de días y semanas de una búsqueda infructuosa, todas las personas estaban convencidas de que los infantes se habían caído y ahogado en un pozo de agua que se encontraba en los terrenos de la finca y que tenía que pasar para acudir a su escuela.
El gobernador Maximino Ávila Camacho había hecho todo lo posible para que los niños fuesen encontrados, y se sentía muy afectado por la desaparición de los hermanos que conocía desde pequeños y eran hijos de uno de sus trabajadores. Este sentimiento de compasión le llevó ordenar que en el pozo de agua se construyera una fuente con las esculturas de los dos niños extraviados.
Y así se hizo, los hermanitos aparecían en la fuente caminando juntos y amparándose de la lluvia con el paraguas que el niño había tomado de su casa. La fuente estaba ornamentada con azulejos de talavera y era muy bonita. Desgraciadamente, hoy en día se encuentra muy deteriorada.
La leyenda nos dice que desde el día en que fue terminada la Fuente de los Muñecos, por las noches los pequeños dejan sus pedestales y se van a jugar a las calles aledañas en donde se pueden escuchar sus cantos y sus risas de niños felices.
Poco antes de que vaya a salir el sol, los niños regresan a sus lugares en la fuente con las rodillas raspadas y los trajecitos rotos de tanto jugar. Este hecho se repite cada noche.



lunes, 26 de noviembre de 2018

UNA LAGUNA DE LÁGRIMAS




Cuenta la leyenda que, hace muchos años, en el estado de Nayarit había una vez una ciudad llamada Michiztlán donde vivía el rey con su esposa e hija, una hermosa joven llamada Tepozilama, a quien el rey cuidaba con extrema atención.

Un día, Tepozilama salió a pasear en compañía de sus damas, cuando de pronto, vieron un venado herido de muerte. Al acercarse para auxiliarlo, la voz de un joven y apuesto guerrero las detuvo, a lo que Tepolizama contestó: ¿Quién eres y que haces aquí? El joven guerrero contestó: Soy Pintontli.

Los dos jóvenes se enamoraron sabiendo que había problemas entre la ciudad de Tepozilama y la de Pintontli, pero su amor fue tan grande que poco les importó.

Tiempo después, durante las festividades de la ciudad de Michiztlan, Tepozilama se ausentó para verse con Pintontli. El padre de la joven, al darse cuenta de su ausencia, interrogó a sus damas de compañía para que le indicaran el lugar donde se encontraba la princesa. El rey, con su guardia personal, fue en busca de Tepozilama al lugar donde le habían indicado las damas, un rincón escondido entre las ciudades en guerra. Ahí fue donde encontró a Tepozilama, en compañía de Pintontli.

Ella al acercarse frente a su padre dijo: "Padre mío, yo se que mi pecado es muy grande pero estoy enamorada y pido que me desposes con él", a lo que el rey contestó: "Jamás mi hija estará enamorada de mis peores enemigos. Llévensela, amárrenla y no le den de comer". Lo mismo, hicieron con Pintontli.

Así, Tepozilama y Pintontli atados, tan cerca pero tan lejos, lloraron por días y noches su desgracia, hasta que sus lágrimas formaron la enorme y hermosa laguna que hoy en día se conoce como la Laguna de Santa María del Oro, en Nayarit, México.


VIDA EFÍMERA




Si pudiésemos tener conciencia de lo efímera de nuestra vida, tal vez pensaríamos dos veces antes de ignorar las oportunidades que tenemos de ser y de hacer a los otros felices.

Muchas flores son cortadas muy pronto; algunas apenas pimpollo. Hay semillas que nunca brotan y hay aquellas flores que viven la vida entera hasta que, pétalo por pétalo, tranquilas, vividas, se entregan al viento.

Pero no tenemos como adivinar. No sabemos por cuanto tiempo estaremos disfrutando este Edén, tampoco las flores que fueron plantadas a nuestro alrededor. Y nos descuidamos a nosotros mismos y a los otros.

Nos entristecemos por cosas pequeñas y perdemos un tiempo precioso.  Perdemos días, a veces años. Nos callamos cuando deberíamos hablar,  y hablamos demasiado cuando deberíamos quedar en silencio.

No damos el abrazo que tanto nos pide nuestro corazón porque algo en nosotros impide esa aproximación.

No damos un beso cariñoso "porque no estamos acostumbrados a eso"  y no decimos lo que nos gusta porque pensamos que el otro sabe automáticamente lo que sentimos.

Y pasa la noche y llega el día; el Sol nace y adormece, y continuamos siendo los mismos.

Reclamamos lo que no tenemos, o que no tenemos lo suficiente. Cobramos. A los otros. A la vida. A nosotros mismos. Y nos consumimos, comparando nuestra vida con la de aquellos que poseen más. Y si probáramos compararnos con aquellos que poseen menos?  Eso haría una gran diferencia.

Y el tiempo pasa. Pasamos por la vida y no vivimos. Sobrevivimos, porque no sabemos hacer otra cosa.

Hasta que, inesperadamente, nos acordamos y miramos para atrás. Y entonces nos preguntamos: Y ahora? Ahora, hoy, todavía es tiempo de reconstruir alguna cosa; de dar un abrazo amigo; de decir una palabra cariñosa; de agradecer por lo que tenemos.

Nunca se es demasiado viejo, o demasiado joven, para amar, para decir una palabra gentil, para hacer un cariño. No mires para atrás. Lo que pasó, pasó. Lo que perdimos, perdimos. Mira hacia delante.

Todavía hay tiempo de apreciar las flores que están enteras a nuestro alrededor.

Todavía hay tiempo de agradecer a Dios por la vida, que aunque efímera, aún está en nosotros.  Espero les agrade y hagan el pare en el camino...

Valoremos lo que tenemos, lo que se nos ha dado. Seamos agradecidos.

domingo, 25 de noviembre de 2018

CATEDRAL DE MÉXICO




Obra máxima de la arquitectura colonial en el continente americano, la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México se erige majestuosa, en el Zócalo capitalino como la catedral  más grande de Latinoamérica y uno de los templos más emblemáticos de la cristiandad en el mundo.

La historia de la Catedral Metropolitana es también la historia del México Virreinal y una narración en piedra de sus diferentes estilos arquitectónicos. Construida a lo largo de tres centurias, en esta obra podemos reconocer elementos renacentistas, barrocos y neoclásicos que entrelazándose de manera armoniosa forman en conjunto una obra de gran riqueza cultural y espacial única en su género.

La primera piedra de la Catedral fue colocada por Hernán Cortes en 1524 en en un acto de gran significado simbólico al situarla en el cruce de las calzadas que desde los cuatro puntos cardinales conducían al centro espiritual de la capital azteca, utilizando en su construcción las piedras que habían formado parte del Templo Mayor de la Gran Tenochtitlán hasta antes de su destrucción.

Años después en 1547 se le otorgó a este templo la dignidad de Catedral por parte de la Santa Sede. Tiempo más adelante se realiza la demolición del edificio original y se coloca la piedra fundacional de la actual catedral  por parte del Arzobispo Pedro Moya y del Virrey Martín Enríquez. Tras décadas de trabajos en su interior en 1623 se concluye la construcción de la Sacristía, espectacular recinto que alberga diversos tesoros religiosos y  pinturas murales de los dos pintores más sobresalientes de la Nueva España, Juan Correa y Cristóbal de Villalpando. 44 años después se concluye todo el interior de la Catedral, inaugurándose el 22 de diciembre de 1667.

El exterior de la catedral  no se finalizó hasta 1813 cuando tras siglos de trabajos, es designado el arquitecto Manuel Tolsá para diseñar y concluir las fachadas y campanarios. A el se deben las esculturas de la Esperanza, la Fe y la Caridad de la portada principal, la cúpula del transepto así como el remate de las torres en forma de campanas.

Este fascinante templo posee una planta en forma de cruz latina con tres puertas principales hacia el Zócalo capitalino, siendo la del centro una puerta jubilar que sólo es abierta en ocasiones especiales. El recorrido se realiza a través de un deambulatorio que rodea el coro y el área de feligreses, entorno al cual se ordenan perimetralmente 14 capillas con diversas advocaciones así como los altares principales.

Uno de los elementos más destacados del interior es el coro, ricamente ornamentado en estilo barroco, con dos órganos monumentales y mobiliario proveniente de las colonias asiáticas del Imperio Español, destacando la sillería y el facistol, provenientes de Macao y Filipinas respectivamente.

Mención especial requiere el retablo de los Reyes y la Capilla Real del arquitecto Guillermo de Balbás, que situados detrás del altar principal muestran una fantasía barroca de columnas estípites recubiertas por chapa de oro que sirven de marco a diversas obras pictóricas con temática referente a distintos reyes y reynas que por sus actos fueron elevados al grado de santidad. Otro retablo destacado es el de Altar del Perdón, que ubicado en la nave central, frente al acceso de la Puerta Jubilar, está realizado en un rico estilo herreriano y que alberga uno de los más importantes objetos de devoción del templo, el Cristo del Veneno.

En el costado oriente de la Catedral se encuentra el Sagrario Metropolitano, probablemente la fachada churrigueresca mejor ejecutada en Iberoamérica que alberga en contraste un austero interior que sirve como parroquia para distintas celebraciones.

Tras varios años de obras al haber estado en peligro de hundimiento, la Catedral  Metropolitana ha recobrado su esplendor original. En especial destaca la reciente restauración del Altar de los Reyes como parte de un convenio entre México y España. La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México es sede de la Arquidiócesis de México y en su interior se realizan conciertos corales y de música sacra.

En ciertas fechas es posible visitar los campanarios y las catacumbas del recinto. La entrada es gratuita.