lunes, 25 de febrero de 2019

EL ZOPILOTE




El zopilote, como se le conoce actualmente ―o ch'oom, en maya, no siempre fue negro y feo. En el tiempo en que los mayas estaban en su esplendor, su plumaje era verde. Tenía un aspecto tan alegre, que recordaba el tono fresco de las grandes hojas de plátano y en la cabeza lucía un haz de plumas irisadas.
De alas vigorosas, vuela tan alto que se ve diminuto y hasta parece que se esfuma.
Dominando el aire se mantiene en las alturas sin mover las alas, o parecer ir de lado, usando un ala como timón.
Traza parábolas y elipses en el cielo y al divisar su alimento, da vueltas cada vez más cercanas hasta descender.
A causa de su tamaño come bastante, casi puede decirse que es insaciable, pero no es egoísta y le gusta compartir.
Los dioses lo castigaron por comer lo que no le correspondía.
Sucedió que el halach-uinic de Uxmal preparó un gran festejo para Zamná y las deidades que gobiernan los vientos del oriente, que ayudan a mantener la tierra dispuesta a dar sus exquisitos frutos para los hombres y los animales.


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