viernes, 28 de febrero de 2014

ITZPAPÁLOTL Y LAS MARIPOSAS



Las mariposas en general, los mexicas las consideraban como las almas de los niños que visitaban la Tierra desde el Tlalocan; genéricamente, les otorgaron el nombre de Micpapálotl, Mariposa del Mictlan, tal vez debido a su  hermoso color negro.  Fueron el símbolo del renacimiento y de la regeneración de los hombres. Según la escatología, los guerreros, después de pasar cuatro años en el Tonatiuh Ilhuicac, la morada celeste del Sol, regresaban a la Tierra en forma de hermosas y coloridas mariposas, para obtener el néctar de las flores con que alimentarse. Los muertos se convertían en mariposas y visitaban a sus familiares para protegerlos de los males que pudieran aquejarlos. Las mariposas volaban alrededor de la casa y de las flores. Los mexicas consideraban que era de mala educación oler un ramo de flores por arriba, se debía inhalar el aroma por un costado, pues la parte de arriba se reservaba para que las almas de los muertos disfrutaran oliendo la flor libremente encarnados en mariposas. 
Los mexicas dieron diferentes nombres a las fases que comprende la vida de las mariposas. El huevo de la mariposa recibía el nombre de ahuauhpapalotl, de ahuautli amaranto, por la semejanza que presentaba con la semilla; a la larva la llamaron ocuilin; al capullo se le conocía como cochipilotl, etapa de sueño; y la mariposa adulta  papálotl. Asimismo, distinguieron varios tipos de mariposas: la iztpapálotl; la ixtapapálotl, mariposa blanca; la ichcapapálotl, mariposa de algodón; la matlalpapálotl, mariposa azul; la cospapálotl, mariposa amarilla; la xiquipilchiupapálotl, mariposa que hace bolsas; la zoquipapálotl, mariposa de lodo; la tzonincanpapálotl, mariposa que se para de cabeza, la tzahuanpapálotl, mariposa pájaro; y la quetzalpapálotl, o mariposa monarca.
La Itzpapálotl, Mariposa de Obsidiana, tenía en sus cuatro alas triángulos de color blanco. Era la advocación de la Diosa Madre Tlazoltéotl (Toci, Tonan, Coatlicue, Teteo Innan, o Ciuhuacóatl-Quilaztli) patrona de las cihuateteo, mujeres muertas durante el trabajo de parte, habitantes del paraíso de occidente, diosa madre de la guerra y de los sacrificios humanos. Miguel León-Portilla nos dice: Mariposa de Obsidiana es la tierra personificada en su maternidad; en su regazo abarca a los vivos y muertos: para nutrir a los primeros, para transformar a los segundos…
A Itzpapálotl se la representaba como fuego;  el mismo dios del fuego, Xiuhtecutli, Señor de la Hierba, llevaba un adorno en el pecho en forma de una mariposa de obsidiana. En el Códice Borgia II se la puede ver dibujada con la cabeza de una calavera, pues se creía que si una mariposa negra, Itzpapálotl, entraba en una casa era señal de muerte entre los habitantes. En los códices Borbónico y Telleriano se la dibujó relacionada con un árbol roto, mismo que simbolizaba  Tamoanchan, el lugar al que accedían las mujeres muertas en el primer parto. En todos los códices mencionados, Itzpapálotl tiene la mandíbula rota propia de las cihuateteo, las almas de las mujeres nobles muertas en el parto. Según un mito, el poderoso Quetzalcóatl apareció por primera vez en el mundo dentro de una crisálida, de la cual emergió, dolorosamente, a la luz de la perfección simbolizada por una  mariposa.

jueves, 27 de febrero de 2014

UNA IMAGEN DICE MÁS QUE MIL PALABRAS


EL PRODUCTO DEL AMOR


PRIMERO TU, Y LUEGO YO


YA NO QUIERO OTRA TORMENTA DE INVIERNO


A LA RO RO NIÑO, A LA RO RO YA


A COMER, A COMER, SOLDADITOS DEL CUARTEL


EL ESCULTOR ME SACÓ IGUALITO, ¿VERDAD?


INSISTO, QUIERO QUE TE DUERMAS YA


APURATE QUE QUIERO LLEGAR AL RANCHO PARA COMER


"JAQUE MATE" DICE EL GATITO


NADA MÁS QUE SE VALLA, Y TU SERÁS EL DUEÑO DE LA CASA


miércoles, 26 de febrero de 2014

ABELARDO Y ELOISA



Abelardo nació en 1079 en Palais, Alta Bretaña, una aldea próxima a Nantes. Berengario, su padre, era una persona culta e ilustre que supo hacerse cargo de la educación de su hijo y sus hermanos.

Siendo muy joven, Abelardo fue destinado a la carrera militar, que luego abandono por su pasión por el estudio. Cultivó todos los saberes de su tiempo, incluyendo la música y el canto. Y fue por el estudio que renunció tanto a su herencia como a su primogenitura. Abelardo, inteligente y tolerante, fue paradójicamente asceta o sensual, según los vaivenes de su corazón.

A los 20 años, Abelardo se marchó a París, dedicándose a la filosofía. Estableció una escuela en la colina de Santa Genoveva y a la misma atrajo a una gran multitud de alumnos de los que mereció profundo respeto. Años mas tarde, sus obras de trinitate y su Introducción a la teología, despertarían grandes polémicas y serían condenadas por la Iglesia Romana.

Tuvo su primera escuela en Melun y en Corbeil para regresar a los 25 años a París en donde se entregó plenamente al debate filosófico. Abelardo se hizo discípulo de Anselmo para aprender teología. Luego comenzó a debatir con su maestro, al que venció en una discusión pública, quedándose así con todos sus discípulos. La soberbia de Abelardo ase despertó como consecuencia de su constancia en el estudio y su habilidad retórica.

Eloísa, era una bella joven de talento excepcional, sobrina de Fulberto, canónigo de París. Había nacido en 1101 y tenía entonces 17 años. Abelardo, que vivía en casa de Fulberto, sedujo a Eloisa bajo el pretexto de cultivar su formación filosófica: “inflamado de amor, busque ocasión de acercarme a Eloísa y en consecuencia, trace mi plan.”, decía Abelardo en una epístola dirigida a uno de sus amigos.

Cuando Eloísa quedó embarazada, Abelardo decidió raptarla para conducirla a Bretaña. Allí, dio a luz un niño en la casa de la hermana de su amante. Pero cuando Abelardo regresó a París, Fulberto lo esperaba para ejecutar su venganza: sus emisarios mutilarían sin mas al seductor de su sobrina.

Eloísa, sin otra alternativa, tomaría los hábitos en el convento de Argenteuil y Abelardo, ingresaría en el convento de Saint-Denis. Aunque éste, más adelante, abandonaría el claustro para dedicarse nuevamente a la enseñanza y al debate filosófico, aumentando su fama y con ella, la cantidad de seguidores y adversarios.

Abelardo, como consecuencia de sus ideas y discusiones teológicas, fue rechazado por los monjes de Saint-Denis, por lo que se retiró a la diócesis de Troyes donde se comprometió con una vida austera y rigurosa. Allí fundó el oratorio al Paracleto o Espíritu Santo Consolador, del que mas tarde Eloísa fuera abadesa.

Durante el Concilio de Sens, en 1140, San Bernardo venció a Abelardo en una discusión pública. En consecuencia, fue condenado a cárcel perpetua sentencia que luego fue conmutada por la clausura en un monasterio. Sin embargo, años después, el abad de Cluny, Pedro el Venerable, logró reconciliar a Bernardo y Abelardo.

Abelardo murió en la abadía de San Marcelo, en Chalons-sur-Saone, el 21 de abril de 1142. Tenía por entonces 63 años. En sus últimos años, había abandonado sus ideas heréticas, rechazando el arrianismo y el sabelianismo. Eloísa, reclamó su cuerpo.

Eloisa murió en 1163, pero recién en 1808 los restos de ambos amantes fueron depositados juntos en el Museo de monumentos franceses de París. Finalmente en 1817, ambos fueron depositados en una misma tumba, en el cementerio del Pere Lachaise, de la misma capital. En rigor, los arqueólogos cuestionan la autenticidad de los restos. Pero en el terreno de lo legendario, la ficción y la realidad se tejen en una verdad de fe, que vale simplemente por el romanticismo del relato que los que escuchas desean creer… Abelardo y Eloisa, aunque abocados al debate filosófico el uno, o la vida monástica la otra, nunca dejaron de amarse apasionadamente, pensando sin más, el uno en el otro. No pudieron morir juntos, pero protagonizaron la terrible desdicha de un amor imposible  que si bien no les dio la felicidad de vivir uno cerca del otro, si les dio la de haberse sabido amados.

martes, 25 de febrero de 2014

EL MITO DE KEB Y NUT Y EL CALENDARIO EGIPCIO



Cuenta la mitología Egipcia que al principio de los tiempos el año contaba solo con 360 días, pero esto cambió cuando Itemu descubrió que Nut, diosa del cielo y de los astros, y Keb dios de la tierra, ambos nietos de Itemu, vivían una pasión prohibida que los unió de tal modo que el mundo se quedó sin aire.

Itemu ordenó entonces a su hijo Shu, padre de los amantes y dios del aire y de la luz, que los separara fuera como fuese. Y shu encontró una forma: levantando la cabeza y el cuerpo de Nut, para que esta no pudiera acercarse a su hermano. Así Shu, la atmósfera separó a Nut el cielo de Keb dios de la tierra.

Pero Nut ya estaba embarazada, así que el enfado de Itemu se hizo mayor y prohibió a la diosa dar a luz a su hijo dentro de cualquiera de los 360 días del año.

Pero he aquí que apareció Dyehuti, dios de la sabiduría y que además poseía control sobre el tiempo, hijo a su vez de Itemu, y quiso ayudar a Nut por la que sentía gran afecto.

Cuentan entonces que Dyehuti retó a Jonsu dios de la luna a un juego en el que el premio para el vencedor era el tiempo. Fue así como logró ganar cinco días, para que Nut engendrara a sus hijos, días que como no estaban dentro de los 360, permitían a Nut liberar su vientre sin quebrantar la prohibición de Itemu. Así fue como de una incestuosa unión, nació Osiris, Set, Horus, Isis y Neftis.

Y así fue como el calendario pasó de 360 a 365. Y así también fue como al primer mes del año se le llamó Dyehuti.

Por su parte también cuentan que el dios Jonsu quedó tan desfallecido que es por ello que solo una vez al mes puede brillar con total intensidad. El resto del ciclo lunar, lo único que puede hacer es recuperarse poco a poco hasta que nuevamente pueda destacar en el cielo nocturno, cuando aparece como luna llena.   


lunes, 24 de febrero de 2014

XTABAY



Los mayas de Yucatán son sin duda alguna, quienes mejor han conservado su idioma. Si no pueden interpretar, como tampoco lo ha hecho nadie en el mundo, sus complicados jeroglíficos, verdaderos retos ideográficos, si mantienen vivo su idioma lleno de firos y genuflexiones extraordinarios y en su fonética han sabido copiar el vuelo del murciélago dzib y lo que dice el pájaro Puhuy. Temen al temible Kahazbal y a los Aluxes, pequeños duendecillos del bosque y de las siembras, porque ellos, los mayas, no han permitido aún la corrupción idiomática que introdujeron los hispanos que vinieron a hacer confuso todo lo relativo al suelo que en mal día hollaron.

De esta forma se ha conservado intacta la hermosa leyenda, una de las más lindas, bellas leyendas yucatecas de las miles y miles que flotan como el perfume de la flor Xtabentún en el viento tibio de Mayab, o se esconden en las profundidades cavernosas de los cenotes de donde sale el agua fresca y clara y los cuentos que perduran en el alma yucateca. Esa leyenda es la que se refiere a la mujer Xtabay.

Bajo la luna del antiguo Mayapan, al socaire de los asombrosos templos de los itzaes, he oído repetida esta leyenda sin que nadie le quite o le aumente a su albedrío, sin que ninguno ose deformarla y así, como joya de milagrería se conserva para deleite de quien oye o de quien lee esta historia que como muchas no se ha borrado, no se borrará jamás, porque ha quedado inscrita en los libros antiguos y en las páginas sagradas del recuerdo Maya.

Dice pues la leyenda que la mujer Xtabay es la mujer hermosa, inmensamente bella que suele agradar al viajero que por las noches se aventura en los caminos del Mayab. Sentada al pie de la más frondosa ceiba del bosque, lo atrae con cánticos, con frases dulces de amor, lo seduce, lo embruja y cruelmente lo destruye.

Los cuerpos destrozados de esos incautos enamorados aparecen al día siguiente con las más horribles huellas de rasguños, de mordidas y con el pecho abierto por uñas como garras.

Muchos ladinos, gentes que desconocen el origen verdadero de la mujer Xtabay, han dicho que es hija del Ceibam que nace de sus torcidas y serpentinas raíces pero eso no es verdad, la auténtica tradición maya dice que la mujer Xtabay nace de una planta espinosa, punzadora y mala y si es que la Xtabay aparece junto a las ceibas, es porque este árbol es sagrado para los hijos de la tierra del faisán y del venado y muchas veces en cobijo y sombra, se acogen bajo sus ramas, confiados en la protección de tan bello y útil árbol.

Vivían en un cierto pueblo de la península yucateca dos mujeres siendo el nombre de una de ellas Xkeban o mejor decir su apodo ya que Xkeban quiere decir prostituta, mujer mala o dada al amor ilícito. Decían que la Xkeban estaba enferma de amor y de pasión y que todo su afán era prodigar su cuerpo y su belleza que eran prodigiosos, a cuanto mancebo se lo solicitaba. Su verdadero nombre era Xtabay.

Muy cerca de la casa que ocupaba esta bellísima mujer, habitaba en otra casa bien hecha, limpia y arreglada continuamente, la consentida del pueblo que llamaban Utz-Colel, que en la traducción hispana sería mujer buena, mujer decente y limpia. Erase esta mujer la Utz-Colel, virtuosa y recta, honesta a carta cabal y jamás había cometido ningun dezlis ni el mínimo pecado amoroso.

La Xtabay tenía un corazón tan grande, como su belleza y su bondad la hacía socorrer a los humildes, amparar al necesitado, curar al enfermo y recoger a los animales que abandonaban por inútiles. Su grandeza de alma la llevaba hasta poblados lejanos a donde llegaba para auxiliar al enfermo y se despojaba de las joyas que le daban sus enamorados y hasta de sus finas vestiduras para cubrir la desnudez de los desheredados.

Jamás levantaba la cabeza en son altivo, nunca murmuró ni criticó a nadie y con absoluta humildad soportaba los insultos y humillaciones de las gentes.

En cambio bajo las ropas de la Ut-Colel se dibujaba la piel dañina de las serpientes, era fría, orgullosa, dura de corazón y nunca jamás socorría al enfermo y sentía repugnancia por el pobre.

Y ocurrió que un día las gentes odiosas del pueblo no vieron salir de su casa a la Xkeban y supusieron que andaba por los pueblos ofreciendo su cuerpo y sus pasiones indignas. Se contentaron de poder descansar de su ignominiosa presencia, pero transcurrieron días y más días y de pronto por todo el pueblo se esparció un fino aroma de flores, un perfume delicado y exquisito que lo invadía todo. Nadie se explicaba de dónde emanaba tan precioso aroma y así, buscando, fueron a dar a la casa de la Xteban a la que halló muerta, abandonada, sola.

Más lo extraordinario era que si la Xkeban no estaba acompañada de personas, varios animales cuidaban de su cuerpo del que brotaba aquel perfume que envolvía al pueblo.

Entrada la Utz-Colel dijo que esa era una vil mentira, ya que de un cuerpo corrupto y vil como el de la Xkeban, no podía emanar sino podredumbre y pestilencia, más que si tal cosa era como todos los vecinos, decían, debía ser cosa de los malos espíritus, del dios del mal que así continuaba provocando a los hombres.

Agregó la Utz-Colel que si de mujer tan mala y perversa escapaba en tal caso ese perfume, cuando ella muriera el perfume que escaparía de su cuerpo sería mucho más aromático y exquisito.

Más por compasión, por lástima y por su deber social, un grupo de gentes del poblado fue a enterrar a la Xkeban y cuéntase que el día siguiente, su tumba estaba cubierta de flores aromáticas y hermosas, tan tapizado estaba el túmulo que parecía como si una cascada de olorosas florecillas hasta entonces desconocidas en el Mayab, hubiera caído del cielo. La tumba de la Xkeban duró todo el tiempo florecida y olorosa.

Poco después murió la Utz-Colel y a su entierro acudió todo el pueblo que siempre había ponderado sus virtudes, su honestidad, su recogimiento y cantando y gritando que había muerto virgen y pura, la enterraron con muchos lloros y mucha pena.

Entonces recordaron lo que había dicho en vida acerca de que al morir, su cadáver debería exhalar un perfume mucho mejor que el de la Xkeban, pero para asombro de todas las gentes que la creían buena y recta, comprobaron que a poco de enterrada comenzó a escapar de la tierra floja, todavía, un hedor insoportable, el olor nauseabundo a cadáver putrefacto. Toda la gente se retiró asombrada.

En su idioma maya dicen los viejos que aún cuentan la historia con todos los detalles que debió ocurrir en la leyenda, que hoy la florecilla que naciera en la tumba de la pecadora Xkeban, es la actual flor Xtabentún que es una florecilla tan humilde y bella, que se da en forma silvestre en las cercas y caminos, entre las hojas buidas y tersas del agave. El jugo de esa florecilla embriaga muy agradablemente, como debió ser el amor embriagador y dulce de la Xkeban.

Tzacam, que es el nombre del cactus erizado de espinas y de mal olor por ambas cosas, intocable, es la flor que nació sobre la tumba de la Utz-Colel, es la florecilla si bien hermosa sin aroma alguna y a veces de olor desagradable, como era el carácter y la falsa virtud de la Utz-Colel.

Esto es lo que ha dicho el maya y lo sigue repitiendo a través del tiempo, sin cambiarlo, sin ponerle ni quitarle, como deben conservarse las cosas nuestras, intactas, con las mismas palabras con que nacieron en el mito, en la leyenda, en el alma de quienes tan dulcemente han tejido estas historias.

No es pues la Xtabay, la mujer mal que destruye a los hombres después de atraerlos con engaños al pie de las frondosas ceibas, pero puede ser otro de esos malos espíritus que rondan por la selva al acecho del peregrino que cruza los caminos aún poblados de superstición y de leyenda.

Puede ser el ama errante de una de tantas vírgenes sacrificadas a la orilla del cenote sagrado, puede ser la vaporosa figura de una mujer que llora el engaño del amado.

Pero la Xtabay, jamás.

domingo, 23 de febrero de 2014

RITUAL DE LOS VOLADORES DE PAPANTLA



Este fantástico ritual sus orígenes se remontan hasta la época prehispánica es conocido mundialmente debido a que en el 2009 fue nombrado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Cuenta la historia que una fuerte tormenta azoto el territorio conocido como Totonacapan, en lo que hoy son los estados de Puebla y Veracruz, los sabios ancianos pidieron entonces a un grupo de jóvenes castos que se internaran en el monte y cortaran el árbol más alto y recto que encontraran para elaborar una ceremonia complementada con música y danza en la que se rogara a los dioses por abundantes lluvias desde lo alto del tronco, para que las oraciones fueran escuchadas. Se dice que el ritual obtuvo tan buen resultado que comenzó a realizarse año con año, al inicio de la primavera, para asegurar buenas cosechas gracias a la protección de sus dioses benefactores.

La ceremonia se ejecuta con cuatro danzantes-voladores representando a los puntos cardinales y un “caporal” representando al centro del universo, que subirán a un tronco o mástil previamente escogido para la ocasión e incrustado en el suelo, en el que se encuentra una base de madera llamada tecomate, la cual es el aparato giratorio y principal punto de apoyo de los participantes.

El caporal toca el tambor y una flauta desde lo alto del mástil mientras realiza una pequeña danza y coordina el ritual, al mismo tiempo los voladores saltan al vacío sujetados por cuerdas amarradas a su cintura dando 13 vueltas cada uno, la que multiplicadas por los cuatro hombres-pájaro dan el número 52, que era el número de años que duraba un siglo en el calendario prehispánico.

El vuelo de estos valientes hombres simboliza la caída de la lluvia y su vestimenta está relacionada con el sol, el arcoíris y la primavera en forma de flores, plantas y aves bordadas en sus prendas, además de que el color rojo de su indumentaria simboliza la sangre de los danzantes que han muerto al realizar este ritual sagrado.

viernes, 21 de febrero de 2014

LA GRAN PIRÁMIDE ¿FUE CONSTRUIDA POR LOS NEFILIM?



En la Biblia existe una referencia explícita a la Gran Pirámide que merece ser mencionada. El profeta Isaías nos dice: “En esa época habrá un altar para el Señor en el medio de Egipto y un monumento para el Señor en el borde de Egipto. Este será un signo y un testigo para el Señor Todopoderoso en la tierra de Egipto. Cuando la gente le ruegue al Señor por ayuda, él enviará a alguien para salvarlos y defenderlos. Él los rescatará de aquellos que les hacen daño”.

La referencia a un “altar” y un “monumento” en el “medio” y en el “borde” respectiva y simultáneamente, es la clave que identifica a la Gran Pirámide de Giza o de Keops como el único candidato que cumple con todos los requisitos. En efecto, la Gran Pirámide de Giza está en “el centro y en el borde de Egipto”. Recordemos que el Egipto antiguo estaba dividido en dos.

La gran pirámide está localizada en el borde entre el Alto, el sur y el Bajo, el delta Egipto. Al mismo tiempo está en el centro del cuadrante natural formado por la curvatura regular formada por el delta del Nilo y que se mantiene desde la Antigüedad. Santiago Martínez Concha escribió un interesante libro, “La conexión atlante”, en que me he basado para escribir este artículo. Su autor plantea la existencia de una realidad paralela a la que conocemos. Este libro hará pensar a algunos sobre el devenir de la historia del mundo y de la raza humana.

El misterioso capítulo 6 del Génesis, escrito en la versión antigua de la Biblia de Jerusalén, o en otra de las versiones clásicas de la misma,  referente a los Nefilim, despertó el interés de Santiago Martínez. Durante muchos años, las verdades allí expuestas de manera muy simple le llevaron a investigar y a descubrir lo que ha sido uno de los secretos más largos y mejor guardados de la humanidad. Develar el secreto allí escondido durante siglos y entender la trascendencia del mismo es el propósito principal del libro de Santiago Martínez. Heródoto habla de que el tiempo empleado en construir la pirámide fue de treinta años y se emplearon grupos de 100 000 hombres en turnos de tres meses.

Investigaciones más recientes, comprueban que el tiempo empleado en construir la Gran Pirámide, aunque solo sea la parte que conocemos por encima de la superficie del terreno, es de sólo 20 años. ¿En qué se emplearon los otros 10 años?. Heródoto en relación con este punto afirma que diez años fue el período inicial para el diseño de planos y para la preparación de la ejecución.

Lo más probable es que exista todo un complejo sistema subterráneo de comunicación inter-piramidal, incluyendo la esfinge, y que parte de este período inicial se hubiera empleado en la construcción de estos túneles y salas subterráneas.

El caso de Teotihuacán, en México, demuestra la existencia de túneles subterráneos que interconectan diferentes lugares y se dirigen varios kilómetros en dirección al sur. Heródoto se refiere al faraón Keops como “arrogante hacia los dioses”, ya que se dedicó a cerrar los templos, a desterrar sus imágenes y a obligar a  los sacerdotes a trabajar en las canteras.

Esto podría representar que el faraón se consideraba a sí mismo dios y no quiso tener ninguna competencia con el culto a otros dioses; o bien que el faraón estuvo influenciado durante algún tiempo por otra religión distinta a la suya. En este caso, lo más probable es que haya sido el culto a Yahvé, introducido por los hyksos. Las religiones humanas y el origen de las figuras como Zeus, Osiris, Isis, el Minotauro y otros seres mitológicos se sitúan en el marco de la Historia de la Tierra.

En la Antigua Sumer, en Babilonia, Asiria,  Egipto o Grecia, aparecen en escena múltiples dioses. Entonces, de pronto, y en la Biblia, aparece un nuevo y poderoso dios llamado Yahvé, que nadie sabe de dónde ha salido. Se cree que probablemente Yahvé es en realidad el dios sumerio Enlil. Y se cree que su hermano, el dios sumerio Enki, creó a los seres humanos a partir de su propio ADN. Esto explicaría que su gran rival Enlil, supuestamente Yahvé nos considerase una abominación y decidiera castigarnos. Después de 30 años, Keops reintrodujo el culto politeísta prevaleciente en el antiguo Egipto. Heródoto realizó una exhaustiva entrevista a un sacerdote egipcio en relación con la construcción de la Gran Pirámide y afirmó que un extranjero de importancia había llegado a Egipto por la época del reinado de Keops.

Los mismos egipcios le atribuyen el diseño y los secretos del edificio a ese extranjero misterioso. De nuevo aquí se suscita un enigma muy interesante. ¿Qué clase de extranjero era para llamar la atención de Keops, el faraón dios? Los argumentos, los conocimientos y la carta de presentación de ese extranjero tuvieron un formidable efecto en el faraón, al punto de hacerle combatir sus antiguas creencias y llevarlo, supuestamente, a la construcción de la Gran Pirámide. Los pastores-reyes más conocidos que cumplen con todos los requisitos y se supone fueron escogidos por Yahvé mismo para guiar a su pueblo en épocas próximas a la 4ª dinastía, en que reinó Keops, 2680-2565 a. C. fueron Job, Melquizedek, Abraham y José, anteriores a Moisés. ¿Quién de ellos sería este misterioso extranjero constructor de la gran pirámide?

Abraham parece haber vivido alrededor del período entre 2000 y 1500 a. C., lo cual lo descalificaría cronológicamente. Sin embargo, la cronología en este caso es susceptible de estar equivocada, no sólo en lo que se refiere a Abraham, sino incluso a la construcción de la Gran Pirámide. El relato bíblico nos habla que su madre fue Tera, una de las descendientes de Sem, hijo de Noé.

También conocemos que nació en la ciudad caldea de Ur y que se casó con su media hermana Saráis, a quien Yahvé le cambió el nombre por el de Sarah o Sara. Son curiosas las raíces comunes que existen entre Sahara, Saráis, Sarah y Sara. Recordemos que la mujer de Abraham era estéril y que el Sahara es un desierto o tierra estéril.

De Ur, Abraham partió con su sobrino Lot y su familia para Haran. Después de recibir la promesa divina que lo convertiría en una “gran nación”, emigró con su esposa a Canaán, en donde vivió como un nómada. Una gran hambruna lo llevó a Egipto y allí, por temor de ser llevado a la muerte, decidió presentar a su esposa como su hermana ante el soberano, quien decidió tomarla por esposa. Un ángel visitó entonces en sueños al rey prohibiéndole tocar a Sara.

Como consecuencia de este episodio, Abraham fue compensado con bienes y dinero y expulsado de Egipto. De vuelta a Canaán, Abraham se peleó con Lot y su tribu y ambos tomaron caminos separados. Lot permaneció cerca de Sodoma y Abraham continuó con su vida de nómada. Posteriormente rescató a Lot del cautiverio del rey de Elam, Kedorlaomer, y fue bendecido por el sacerdote Melquizedek, rey de Salem.

Es en esta época que Yahvé le promete a Abraham un hijo de su esposa Saráis y le repite sus antiguas promesas. El pacto con Yahvé es renovado con el rito de la circuncisión y es en este momento que Yahvé le cambia el nombre a Abram por Abraham y a Saráis por Sara, repitiéndole su promesa a Sara de que tendría un hijo y utilizando la visita de los ángeles como medio para informarle. Kedorlaomer fue rey de la antigua Elam. Había extendido su poder hacia el oeste, hasta llegar a la frontera de Egipto, antes de que Abrahán entrase en la Tierra Prometida en 1943 a.C. Después de doce años de servidumbre, cinco reyes próximos al extremo meridional del mar Muerto se rebelaron contra su gobernante supremo del Este. En el año decimocuarto, Kedorlaomer y tres aliados —Amrafel de Sinar, Arioc de Elasar y Tidal de Goyim— se encaminaron hacia el oeste para sofocar la rebelión. Empezando en el norte y dirigiéndose hacia el sur, fueron derrotando a las ciudades a lo largo de las rutas comerciales al este del Jordán y al sur del mar Muerto, en el territorio que más tarde ocuparon los amalequitas.

Después de esto, no les resultó difícil poner en fuga a los cinco reyes que eran el núcleo de la insurrección. Entre los cautivos de Kedorlaomer se hallaba Lot, el sobrino de Abrahán, que vivía en aquellas inmediaciones. Cuando Abrahán se enteró, salió rápidamente en persecución con 318 siervos suyos armados. En Dan sorprendieron a las fuerzas enemigas, que eran considerablemente superiores, y las persiguieron con éxito hasta Hobá, al norte de Damasco, después de lo cual rescataron a Lot y sus posesiones.  El nombre de Kedorlaomer no se ha encontrado en inscripciones de listas de antiguos gobernantes de Elam, pero se reconoce como nombre elamita. Kudur, una posible variación de Kedor, aparece en muchos nombres compuestos, y Lagamar, que tiene un parecido con laomer, una deidad elamita. Cuando Yahvé le informó a Abraham de sus intenciones de destruir a Sodoma y Gomorra debido a la maldad de sus habitantes, Abraham negocia con Yahvé y le pregunta que si finalmente diera con diez hombres justos podría con ello calmar su santa ira a lo que Yahvé decide complacerlo. Al no encontrarlos, Yahvé envía dos ángeles exterminadores, los cuales toman figura humana y le advierten a Lot que salga al amanecer de Sodoma. Los habitantes de la ciudad, en un intento de maldad pretenden abusar sexualmente de los ángeles huéspedes de Lot pero estos terminan defendiéndose, cegando a sus intimidadores con un gran resplandor.

Al amanecer, Yahvé envía fuego del cielo y deja a Sodoma y Gomorra convertidas en una espesa humareda que puede divisarse desde lejos y a la esposa de Lot convertida en estatua de sal por desobedecer las advertencias de no mirar hacia atrás y querer contemplar la ira de Yahvé. En otras palabras, la necia mujer de Lot quedó petrificada o tal vez carbonizada, convertida en roca salada debido al alto grado de concentración de sal en la atmósfera, causada por el calor. Melquisedec  es el Rey de paz, Rey de justicia o Rey del Mundo, según el significado hebreo del vocablo Melquisedec que nos explica Rene Guenon. En el Antiguo Testamento es un notable sumo sacerdote, profeta y líder que vivió después del diluvio y durante los tiempos de Abraham. Es considerado señor de la Paz y la Justicia. Según relata el Génesis: “y Melquisedec, rey de Salem, sacando pan y vino, como era sacerdote del Dios Altísimo, bendijo a Abram, diciendo: -Bendito Abram del Dios Altísimo, el dueño de cielos y tierra. Y bendito el Dios Altísimo, que ha puesto a tus enemigos en tus manos. Y le dio Abram el diezmo de todo“. Los Santos Padres de la Iglesia, la tradición judía y el Salmo 76,  identifican a la ciudad de Salem con Jerusalén.

En el relato, este sacerdote-rey hace una breve aparición siendo sacerdote de Dios y rey de Jerusalén, lugar donde en el futuro Dios tomará morada. Como sacerdote, anterior a la institución del sacerdocio levítico, es quien recibe el diezmo debido a Dios. Como sacerdote-rey es una prefiguración del mismo Jesús que, además de ser Profeta, también es Sacerdote y Rey. Con la presentación del pan y el vino marca lo que después será el sacerdocio instituido por Cristo y que sustituirá al sacerdocio levítico. Melquisedec es el sacerdote receptor del primer diezmo registrado en la Biblia, entregado por Abraham, y el primer sacerdote-rey. Melquisédec es el título del primer escrito del códice IX de Nag Hammadi. Es un texto copto que presenta notables lagunas, escrito originalmente en griego, probablemente en Egipto durante el siglo III. El texto refleja una mezcla de las costumbres judías, cristianas y gnósticas. Su presentación de Melquisedec es un buen ejemplo de ello: no es sólo el anciano “Sacerdote de Dios Altísimo” como en el Antiguo Testamento, sino que también aparece como “sumo sacerdote” y guerrero “sagrado“. 

Melquisedec se presenta tan eterno como su sacerdocio. Ha estado en el mundo desde el principio del tiempo y se quedará hasta el final. Es el primer peldaño en la escala que ascienden las almas iluminadas. La narración bíblica de la destrucción de Sodoma y Gomorra puede también interpretarse como un evento utilizado por Yahvé para castigar a este pueblo. Tal vez una explosión nuclear.  El sitio donde se encontraban Sodoma y Gomorra está ocupado hoy día por el mar Muerto, con alto contenido salino y por debajo del nivel del mar, como si el efecto de un gigantesco impacto hubiera causado no solamente un hundimiento del terreno sino provocado también una explosión parecida a la de una bomba termonuclear. Si uno se sumerge en las aguas, el alto contenido de salinidad obliga a salir a la superficie. A la muerte de Sara, Abraham se casó con Katura, de quien tuvo 6 hijos. Y cuando murió a la edad de 175 años fue enterrado en la cueva de Macpela, en Hebrón.

La tradición musulmana afirma que el gran domo de la Roca, con su cúpula dorada, fue el sitio desde donde Abraham pensó sacrificar a su hijo Isaac y desde donde el profeta Mahoma ascendió al cielo. La orden que Abraham recibe directamente de Yahvé está relatada en el Génesis: “Y luego la palabra de Jehová fue a él diciendo: No te heredará éste, sino el que saldrá de tus entrañas será el que te herede. Y lo sacó fuera, y dijo: Mira ahora a los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu simiente. Y creyó a Jehová, y se lo contó por justicia“. En otras palabras, la orden recibida era para observar el cielo y contar sus estrellas visibles. Esto haría de Abraham uno de los primeros astrónomos y astrólogos. Por otra parte el sabio egipcio Hermes-Tot, de quien se dice que fue contemporáneo y maestro de Abraham, hace de este patriarca un posible candidato para construir un monumento a Yahvé, diseñado por él, en tierra egipcia. Hermes Trismegisto es el nombre griego de un personaje mítico que se asoció a un sincretismo del dios egipcio Dyehuty, Tot en griego y el dios heleno Hermes, o bien al Abraham bíblico. Hermes Trismegisto significa en griego ‘Hermes, el tres veces grande’.

Hermes Trismegisto es mencionado primordialmente en la literatura ocultista como un sabio egipcio, equivalente al dios Tot, también egipcio, que creó la alquimia y desarrolló un sistema de creencias metafísicas que hoy es conocido como hermetismo. Para algunos pensadores medievales, Hermes Trismegisto fue un profeta pagano que anunció el advenimiento del cristianismo. Se le han atribuido estudios de alquimia, como la Tabla de Esmeralda, que fue traducida del latín al inglés por Isaac Newton, y de filosofía, como el Corpus Hermeticum. No obstante, debido a la carencia de evidencias concluyentes sobre su existencia, el personaje histórico se ha ido construyendo ficticiamente desde la Edad Media hasta la actualidad, sobre todo a partir del resurgimiento del esoterismo. Según las creencias egipcias, los dioses habían gobernado en el Antiguo Egipto antes que los faraones, civilizándolos con sus enseñanzas. En ellas, el dios egipcio Tot era el dios de la sabiduría y el patrón de los magos. También era el guardián y escribiente de los registros que contenían el conocimiento de los dioses. Clemente de Alejandría estimaba que los egipcios poseían cuarenta y dos escritos sagrados, que contenían todas las enseñanzas que poseían los sacerdotes egipcios. Más tarde, varias de las características de Tot se asociarían al Hermes de la mitología helenística, incluyendo la autoría de los «cuarenta y dos textos».

Este sincretismo no fue practicado por los griegos, sino que en el primer o segundo siglo de la era cristiana, se le comenzó a llamar a esta fusión «Hermes Trismegisto», probablemente por cristianos que tenían noticia de los textos egipcios. No obstante, en algún momento la ambigua noción de divinidad se transformó en la de un personaje histórico de los tiempos iniciales de la civilización occidental, al cual además se le atribuyeron otros escritos filosóficos. El egiptólogo alemán Siegfried Morenz, en su obra Religión de Egipto, ha sugerido que: «La referencia a la autoría de Tot se basa en la antigua tradición, y la cifra de cuarenta y dos probablemente se debe al número de nomos de Egipto, y, por tanto, pretende transmitir el concepto de integridad».

Platón, en Timeo y Critias comentó que en el templo de la diosa Neit en Sais, había salas que contenían registros históricos secretos de sus doctrinas que tenían una antigüedad de 9000 años. A la identificación entre Tot y Hermes en la figura de Hermes Trismegisto ha de añadirse otra posterior, de carácter esotérico, por la cual Hermes Trismegisto es también Abraham, el patriarca hebreo, que habría comenzado dos tradiciones: una solar y pública, recogida en el Antiguo Testamento y otra privada, trasmitida de maestro a discípulo, accesible solo vía el Corpus Hermeticum.

La llamada «literatura hermética» es en cierto modo, un conjunto de papiros que contenían hechizos y procedimientos de inducción mágica. Por ejemplo, en el diálogo llamado de Asclepio, el dios griego de la medicina, se describe el arte de atrapar las almas de los demonios en estatuas, con la ayuda de hierbas, piedras preciosas y aromas, de tal modo que la estatua pudiera hablar y profetizar. Asclepio es el último tratado del Códice VI de Nag Hammadi, pueblo situado en la ribera del río Nilo, en Egipto, y se trata de un fragmento copto del manuscrito del Asclepio. Estos fragmentos de Nag Hammadi son la versión copta de los capítulos 21-29 del Discurso Perfecto, en que se trata del sexo, misterio divino, de los dioses terrenales, del carácter divino del hombre, del hombre artífice de dioses, de la Profecía: muerte y regeneración del cosmos, de la muerte y la inmortalidad: juicio de las almas. En la versión copta se trata de un diálogo entre Hermes Trismegisto y su discípulo Asclepio, que empieza con una comparación asombrosamente explícita de las relaciones sexuales y con la iniciación en los misterios sagrados. Esta asociación está también presente en el Discurso sobre la Ogdóaday la Eneada, pero es presentada mucho más explícitamente. Sigue una discusión sobre el origen y la naturaleza de humanidad, donde los seres humanos son sorprendentemente considerados seres superiores a los dioses, porque son menos limitados, ya que su inmortalidad es adquirida a través del aprendizaje y el conocimiento.

Sigue lo que parece ser una defensa de adoración a ídolos. Después, Egipto es exaltado como imagen del cielo, pero son pronosticadas noticias graves. En un pasaje hermoso y conmovedor, Hermes llora cuando se anuncia la destrucción del mundo. Sin embargo, la regeneración del mundo vendrá, o incluso está ya en curso en un sentido misterioso. El texto termina con una descripción del destino post mortem del alma. Al dejar el cuerpo, asciende hasta ser recibido por un gran espíritu. Si ha sido bueno, le es permitido continuar su ascenso, pero si no, es recluido en la región entre tierra y cielo y castigado cruelmente.

Cabe preguntarse por qué fue incluido este fragmento aquí. El énfasis que los textos herméticos pusieron sobre el ascetismo, su enfoque sobre conocimientos revelados, y su contenido escatológico, son características compartidas con muchos otros textos de Nag Hammadi, y razones para hacerlos atractivos a las personas que compilaron la colección. En otros papiros, existen varias recetas para la construcción de un determinado tipo de imágenes y detalladas explicaciones acerca de cómo animarlas y dotarlas de alma, ahuecándolas para poder introducir en ellas un nombre grabado en una hoja de oro, momento esencial del proceso. La primera publicación moderna de Las Definiciones Herméticas, conservada en 6 manuscritos de Armenia copiados entre el siglo XIII y el XVI, fue en 1956, pero atrajo poca atención. La lengua original de este texto habría sido griega, de finales de siglo VI. Las Definiciones Herméticas son, como el nombre indica, una serie de definiciones y discusiones breves de los conceptos y entidades, incluyendo la naturaleza de Dios, el alma, el hombre, el intelecto, etcétera.

En su estructura, hace mucho uso de las preguntas retóricas, que son respondidas luego por fórmulas dogmáticas. Las ideas son desarrolladas no a través de la dialéctica como, por ejemplo, en la tradición platónica, sino por la asociación y la evolución de palabras clave o imágenes. La recopilación literaria hermética estaba estructurada alrededor de la conexión y la interpretación de oraciones individuales, y ciertos conceptos fundamentales.

Estas oraciones llegaron a ser la sabiduría más temprana y constituyeron la base para toda futura especulación hermética. Las doctrinas imaginarias y teológicas, o filosóficas específicas, son secundarias y surgen de las costumbres especulativas sobre estas oraciones. Pero estas oraciones quedan arraigadas en toda obra posterior. No obstante, no se queda ahí la literatura atribuida a esta figura mitológica. Los escritos herméticos, en general, dan cuenta de un determinado enfoque acerca de las leyes del universo.

En el manuscrito de Asclepio se nos habla constantemente de Dios, a quien se llama “El Todo Bueno“, para describirnos las leyes del Universo. Por ejemplo, en el pasaje número veinte del manuscrito de Asclepio, Dios es expresado como la inconcebible Unidad que constituye el Universo. Una unidad, cuya característica esencial es que posee naturaleza masculina y femenina al mismo tiempo. Esta característica se la otorgará Dios a su vez, por reflejo, a todas sus criaturas. En el manuscrito de Asclepio, como decíamos, la figura de Dios no tiene la consideración de quien ha hecho todas las cosas, sino que Dios mismo “es” todas las cosas. Todos los seres vivos, todo lo material e inmaterial, son para Hermes partes que actúan dentro de Dios. Pero sólo los humanos somos un reflejo exacto de Dios, el Todo Bueno.

También nos habla Hermes del Tiempo. De acuerdo con el manuscrito de Asclepio, “el Mundo es el receptáculo del Tiempo, que mantiene la vida en su correr y agitar. El Tiempo por su lado respeta el Orden. Y el Orden y el Tiempo provocan, por transformación, la renovación de todas las cosas que hay en el Mundo“. Recordemos que en esta obra, el propio Hermes aparece como un personaje que dialoga con Asclepio, y que la conversación se sitúa en el antiguo Egipto. Como curiosidad, añadiremos que, en el manuscrito de Asclepio, Hermes habla  de dioses que están en la Tierra. Al preguntarle Asclepio a Hermes dónde están tales dioses, Hermes le responde que en una montaña de Libia y acto seguido le cambia el tema. Esos dioses se irán finalmente, y dejarán a la humanidad desasistida.

Entre los tratados atribuidos a Hermes Trismegisto destaca, tal como hemos dicho, el Corpus Hermeticum. Se le atribuye también la redacción de la Tabla de Esmeralda, que fue considerado por los alquimistas el libro fundacional de la alquimia. Otras de sus obras más destacadas serían el Poimandres, el Kybalión, en el que se expresan de forma sintética las leyes del Universo, ciertos libros de poemas y el «Libro de los muertos», por haberse encontrado ejemplares de él dentro de los sarcófagos de algunos destacados egipcios. La presentación de Abraham o de la persona por él escogida, hecha a través de Hermes-Tot, hubiera sido suficientemente importante como para que el faraón le hubiese prestado toda su atención. Abraham, a los 86 años y antes de su matrimonio con Sara, había tenido un hijo de nombre Ismael con su esclava egipcia Hagar. Cuando Sara cumplió 100 años fue cuando concibió a su segundo hijo, Isaac, de tal manera que existía una relación estrecha con Egipto.

Desde entonces se considera a Abraham como el padre común de los árabes y los judíos, así como padre de las religiones monoteístas. El conocimiento del cielo pasó de padres a hijos y permitió que el pueblo israelita se convirtiera, desde la Antigüedad, en un pueblo astronómico por excelencia. La historia de Jacob, el usurpador, por haberle quitado la primogenitura a su hermano Esaú, nieto de Abraham, y de su hijo José, vinculan de nuevo a los patriarcas con Egipto.  José, después de haber sido vendido por sus hermanos y de haber logrado descifrar los sueños del faraón sobre las siete vacas gordas y las siete flacas, significando los años de abundancia y de sequía, logra convertirse en el hombre más importante de Egipto y salvar al pueblo egipcio del hambre. Después de la reconciliación con sus hermanos, José regresa con su padre, Jacob, y éste se mueve con toda su familia y se establece en Goshen, en el antiguo Egipto. Allí permanecen sus descendientes hasta la época en que Moisés saca a todos los israelitas, tal como se cuenta en el Éxodo, y carga con los huesos de José por el desierto hasta enterrarlos en Sequem. Lo que recuerdan los hebreos y está escrito en el Antiguo Testamento en relación con las siete plagas de Egipto, está narrado en el papiro Ipuwer que se encuentra en el Museo de Berlín, con una óptica diferente.

El papiro Ipuwer fue traducido por A.H. Gardiner en 1909 y describe  una serie de catástrofes y plagas que azotaron Egipto, tales como hambre, sequía, fuga de esclavos que se llevan las riquezas de los egipcios, y muerte en todas partes de la tierra de Egipto.  La similitud entre varios pasajes del éxodo bíblico y el papiro Ipuwer son tan sorprendentes, que algunos eruditos, como Immanuel Velikovsky, la muestran como fuente egipcia del relato bíblico. El papiro de Leiden es un texto que registra las denominadas “admoniciones de Ipuwer”, copiado por escribanos de la XIX Dinastía, pero que se remonta, en su redacción original, a un  periodo que va desde el Reino Antiguo hasta  el Reino Medio. Se podría remontar a tiempos de la VI Dinastía, Imperio Antiguo, aunque otros como Gardiner sitúan su contexto en tiempos de la XII, Dinastía Imperio Medio. Su principal característica es que narra grandes desastres en la tierra de Egipto similares a las diez plagas de Egipto. Asimismo, el orden secuencial de algunas de las plagas en el papiro coincide con el descrito en la Biblia. El mérito de esta comparación entre ambos documentos se debe a Immanuel Velikovsky y su descubrimiento está magistralmente narrado en su libro Mundos en colisión. Según la opinión de Velikovsky, la catástrofe cósmica utilizada por Yahvé para sacar al pueblo escogido de la dominación egipcia fue causada por el paso de un cometa con las consecuencias que conocemos, aunque no podemos despreciar una posible intervención extraterrestre.  

Los egipcios relatan cómo un tipo de polvo llovió del cielo primera plaga, tiñendo las aguas de rojo y descomponiéndolas rápidamente. Ese polvo rojo que pudrió las aguas, dándoles ese color de sangre era visto por los hebreos con los ojos de la fe y en forma diferente. La historia judía no habla de ningún polvo rojo, y simplemente cuenta cómo las aguas se convirtieron en sangre. Por su parte, los egipcios cuentan cómo era necesario abrir huecos con las manos en las orillas del Nilo, a fin de poder beber agua sin ese contaminante, posiblemente traído por la cola del cuerpo celeste.

Las siguientes siete plagas debidas fueron: las ranas, los mosquitos, los tábanos, la muerte del ganado, las úlceras, la granizada, las langostas y los tres días de espesas tinieblas que cubrieron a Egipto. No todos los fenómenos o advertencias de Moisés al faraón pueden interpretarse como fenómenos cósmicos.

Algunas requirieron de la intervención directa de Yahvé, como el relacionado con la muerte de todos los primogénitos de Egipto la noche de la Pascua. Sin embargo, la destrucción de los ejércitos del faraón en el mar Rojo, cuando Yahvé dividió las aguas para que el pueblo hebreo pudiese cruzarlo caminando, con sus carros y ganado, solo es explicable si consideramos la intervención de naves extraterrestres.

Podemos recordar la columna de nube de que habla la Biblia, parecida a un tornado gigante, la cual puede haber sido causado por dichas supuestas naves extraterrestres. La coincidencia con el momento necesitado por los judíos para cruzar el mar Rojo es demasiado extraordinaria para dejársela al azar, y es esta una de las características de convertir este hecho en uno de los más grandes misterios del Antiguo Testamento. Actualmente la Gran Pirámide está en el centro del Egipto actual, cerca de la ciudad de El Cairo. Al mismo tiempo, la Gran Pirámide separa las zonas bañadas por el Nilo, con pastos, y donde comienza el desierto. La palabra Giza significa borde. El Nilo baña una estrecha franja de tierra y el desierto localizado más allá de esta franja no era considerado parte del país. Es en este punto donde la Gran Pirámide de Giza fue construida, cumpliendo de esta manera con la profecía de Isaías antes indicada.

Por otra parte la referencia más común ofrecida como prueba de la existencia de la Gran Pirámide en la Biblia se encuentra en Deuteronomio, y es luego reafirmada en el Nuevo Testamento, en Mateo,  y por san Pablo, en Corintios.

La Gran Pirámide es el “pilar” a que el texto hace referencia y es a su vez un altar en el sentido de que es un testigo del Señor. El sentido de altar-testigo y no de altar-sacrificio es usado varias veces en la Biblia como por ejemplo en Josué: “En consecuencia afirmamos que debemos prepararnos para construir un altar, no para sacrificios sino que sea un testigo entre Tú y nosotros y todas las generaciones por venir”. La ciencia de la gematría se encarga de encontrar un significado al valor numérico de las palabras. En el idioma hebreo, y lo mismo sucede con el alfabeto caldeo, cada letra tiene un valor numérico particular, de tal manera que el valor numérico de una palabra equivale a la suma del valor numérico de todas sus letras. La Gran Pirámide abarca una superficie de 5,26 hectáreas aproximadamente. Su altura es de 148 metros y el lado de su base mide 232,9 metros. Pesa aproximadamente seis millones de toneladas y una de sus piedras llega a pesar unas 880 toneladas. Los secretos proféticos de la Gran Pirámide y del conjunto de la meseta de Giza, continúan en el proceso de ser descubiertos. El código bíblico descifrado por el Dr. Eli Ripps, jefe de criptografía de la Mossad, servicio de inteligencia israelí, tiene al mundo sorprendido por su exactitud y por las posibilidades de combinación que sólo pueden ser leídas mediante un sofisticado programa y con la ayuda de un potente computador. Las pruebas matemáticas de la universidad de MIT demuestran su exactitud. Lo mismo puede decirse de la Gran Pirámide, la cual no es otra cosa que una monumental “Biblia en piedra” que nos habla en un lenguaje matemático y geométrico en donde, entre otras cosas, la cronografía o eventos que han sucedido y han de suceder están consignados en las medidas y el diseño de la pirámide.

Es como si Yahvé u otra civilización, inspirada por él, hubieran querido dejarnos un legado imborrable. El Círculo de Henoc, la “pulgada” y el “codo” son las unidades de medida de la Pirámide. El Círculo de Henoc es un polígono de lados infinitos y por lo tanto es símbolo de la eternidad. El profeta Henoc o Enoch es uno de los dos testigos a que se refiere la Biblia y que fue arrebatado al cielo, tal vez abducido por una nave extraterrestre. El otro caso conocido es el de Elías, que fue raptado por una extraña nave descrita en las Sagradas Escrituras. Henoc y Elías son los dos testigos a que se refiere el Apocalipsis, los cuales habrán de venir a dar testimonio de la verdad contra la maldad del mundo y contra el Anticristo, pudiendo condenar a la Tierra con toda clase de plagas y calamidades cuando lo estimen necesario.

Al final de su mensaje, serán asesinados por las tropas del Anticristo y sus cuerpos serán vistos durante tres días, supuestamente en la plaza de San Pedro, en Roma,  por toda la humanidad Roma será la sede del Anticristo por un tiempo, quien seguramente utilizará la televisión para mostrar su triunfo sobre los cuerpos sin vida de los “dos testigos”. Por otro lado, Egipto aparece aquí asociado a Roma. Al final de los tres días resucitarán y subirán al cielo para permanecer siempre en presencia de Yahvé. De acuerdo con el relato bíblico, Henoc fue raptado o abducido a los 365 años de edad y llevado a la supuesta eternidad. El Círculo de Henoc se forma en la primera antecámara de la pirámide y sus medidas son 365,25 pulgadas. Si el número de Henoc se aproxima al número de días que tiene un año, también es posible que la medida quiera expresar esa longitud de tiempo. Sin embargo, este no parece ser el consenso entre los entendidos.

La palabra inch, pulgada en inglés seguramente se deriva del nombre “Enoch” Henoc, siendo esta medida la base para el sistema de medidas anglosajón. En otras palabras estamos ante una palabra de origen antediluviano, durante la época de Noé. Parece ser una medida en honor al profeta Henoc. Si Henoc es uno de los dos testigos antes de la segunda venida de Cristo, entonces nos encontramos con una cronografía del Apocalipsis que no difiere a la de las “setenta semanas” contada por el profeta Daniel o por el apóstol Juan.

Si tomamos cada pulgada como si fuera un año, nos encontramos ante un universo profético sorprendente, en donde las relaciones espacio-tiempo cobran una dinámica y una vida propia. Por otra parte, el codo es usado por el mismo Jesús cuando habla en el Sermón de la Montaña, según Mateo: “¿Quién de ustedes puede añadirle con pensarlo, un codo a su estatura?”. El codo es una medida tan antigua como la Biblia misma. Ya Noé la usó para construir el arca. Por otra parte en el Apocalipsis está mencionada como una medida utilizada por los mismos ángeles cuando dice: “Y él entonces midió el muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de acuerdo a la medida de un hombre, o sea del ángel”. El codo es una medida más científica y racional que el metro. El radio de la Tierra es de 10 millones de codos, mientras que un cuarto del cuadrante de la superficie terrestre, tomado desde el Polo Norte hasta el ecuador, equivale a 10 millones de metros. Para todos estos cálculos se utiliza el “codo sagrado”, que equivale a 25 pulgadas, a diferencia del codo moderno de 18 pulgadas o del codo real de 20 pulgadas usado también por los antiguos egipcios.

La Gran Pirámide se apoya sobre cuatro piedras angulares y la quinta piedra angular coronaba la cúspide, siendo ella la cúspide  misma una pirámide perfecta y la continuación de las líneas del edificio. Fue necesaria una gran preparación para la colocación de la piedra angular. Una de las piedras angulares previstas debió tener algún problema y fue rechazada por los arquitectos en primera instancia, pero luego fue vuelta a colocar. La Biblia hace una mención especial cuando el rey David habla proféticamente refiriéndose a Jesús, simbolizado por la piedra angular: “la piedra que rechazaron los arquitectos es ahora la piedra angular”. El mismo Jesús y los profetas del Antiguo Testamento utilizaron este símbolo. Isaías profetizando acerca del Cristo dijo: “La preciosa piedra del ángulo”. Zacarías, hablando de la colocación de esta piedra en la cima del edificio terminado, en medio de grandes gozos, dijo: “Y él ciertamente sacará la piedra de remate. Habrá gritos a ella: ¡Qué encantadora¡ ¡Qué encantadora!”. Sin duda hubo gran gozo entre los constructores cuando la piedra fue colocada, terminándose así la empresa más grandiosa jamás acometida.

En Job se encuentra el gozo que tuvo lugar cuando la piedra del ángulo fue puesta como la piedra de la coronación, hablando primero de las otras cuatro piedras angulares de la base: “¿En qué han sido hundidos sus pedestales con encajaduras, o quién colocó su piedra angular, cuando las estrellas de la mañana gozosamente clamaron a una, y todos los hijos de Yahvé empezaron a gritar en aplauso?”. Israel rechazó aceptar a Cristo como su piedra de la cúspide; por eso fue privada de formar la casa especial de Yahvé. Durante los años en los que el curso de los trabajos de construcción progresaba, esta piedra principal angular fue “roca de escándalo”.

La forma de la pirámide representa la perfección y la plenitud, y nos habla en símbolos del plan de Yahvé. Por otra parte, el Apocalipsis hace una clara referencia al final o cúspide de los tiempos, en donde ya no habrá sino un solo pastor y un solo rebaño y se establecerá la Jerusalén celeste sobre la Tierra. Es la piedra angular de la cúspide que dirige su eje hacia el Sol del mediodía y su distancia entre la cima y la base nos da la distancia media al Sol desde la Tierra. Parece poco probable que la Gran Pirámide de Keops o de Kufú se hubiera construido para guardar un sarcófago vacío, cuyos tesoros jamás fueron encontrados o mencionados en ninguna de las crónicas egipcias, judías o romanas. Si en realidad guardó o no el cuerpo embalsamado del faraón no lo sabemos con certeza, aunque no es probable.

Del aspecto físico de Keops es poco lo que conocemos a no ser por una pequeña estatuilla de marfil de no más de dos pulgadas, que reposa en el Museo de El Cairo. En ella podemos apreciar al faraón sentado en su trono y podemos ver en su rostro una expresión dura y fría. Hombre de nariz aguileña parecido a Ramsés II. El nombre de Keops, o de Kufú, solía despertar terror y rechazo entre su pueblo. Su hermano Kefrén construyó la segunda pirámide, que aunque no es tan fina ni tan alta como la primera no deja de ser sorprendente. Es asombrosa la relación de las tres pirámides con la Constelación de Orión. Kefrén resultó ser tan déspota como su hermano Kufú. En cambio el faraón Mikerinos o Menkaura, hijo de Kufú, fue amado por su pueblo, habiendo permitido el culto a otros dioses con la apertura de los templos, los cuales habían sido desterrados por su padre, extrañamente seguidor de un culto monoteísta por algún tiempo. Menkaura es también recordado por ser un juez justo y amable. Su pirámide se levanta sólo 218 pies del suelo y es la menor del conjunto, habiendo construido también tres pequeñas pirámides adicionales para albergar a miembros de su familia. Debemos al historiador Heródoto los nombres de Keops, Kefrén y Mikerinos. La historia nos cuenta como Menkaura sufrió un golpe devastador con la muerte de su hija. La expresión de dolor y melancolía aún puede verse en la estatua que muestra el rostro de este faraón, el menos apuesto de los tres.

El cuerpo de su hija fue colocado en una urna de madera, recubierto con oro y llevado al templo de Sais, en el delta del Nilo. Nunca fue sepultado y allí recibía incienso día y noche en esta urna, que representaba a la diosa Isis. Fue en ese templo, en donde siglos después, el bisabuelo de Platón junto con Solón, obtuvo de los sacerdotes la información sobre la historia del hundimiento de la Atlántida. La historia de la enigmática esfinge de Giza, que parece ser un enorme león hecho, continúa siendo un misterio. Los turcos le volaron la nariz con una bala de cañón en una práctica de tiro, y no sabemos a quién representa. De manufactura posterior a la gran pirámide y con 60 pies de altura aparece como guardiana de todo el conjunto de Giza.