sábado, 26 de septiembre de 2015

MARIANO, EL VELADOR



En la calle Amador Garza vivía Mariano Hernández velador de la Fábrica de Vestidos Morales, situada en Sabinas Hidalgo, Nuevo León, y de las calles aledañas a ella.

Los dueños de la fábrica y los vecinos le daban una cooperación semanal por sus servicios.
Una noche salió como de costumbre con su esposa, que acostumbraba acompañarlo unas cuantas calles.

Al llegar al templo de San José se dieron un beso, la mujer regresó a su hogar y Mariano se dispuso a emprender sus labores de vigilancia.

Llegó a la esquina que forman las calles de Porfirio Díaz y Doctor Coss, punto desde donde empezaba su recorrido, cuando empezó a chispear. Aun así, empezó su tarea.

El doctor Margarito Elizondo le había pedido al velador que si sabía de alguna persona enferma, aunque fuese la madrugada le avisara para acudir a atenderla.

Pasadas las primeras horas de vigilancia, don Mariano tomó café de su termo y encendió un cigarrillo.

En esas estaba cuando de pronto algo llamó su atención: vio una negra figura que se dirigía hacia el poniente.

Se trataba de una mujer toda vestida de negro, cuyo rostro tapaba un oscuro chal.

El velador pensó que se trataba de una madre que buscaba ayuda para su hijo enfermo, por lo cual se acercó a ella y le preguntó si se le ofrecía alguna cosa.

La mujer de negro se volvió a verlo y con una mano se descubrió el rostro.

Su cara era una calavera. ¡Mariano se encontraba frente a la Muerte en persona¡ Quedó completamente paralizado de terror, mientras la Muerte se alejaba por la Calle Juárez.

Don Mariano se puso a rezar.

Al terminar su guardia, el velador se dispuso a regresar a su casa.

En el trayecto se encontró a un policía a quien preguntó si no se había topado con una mujer vestida toda de negro; el gendarme respondió que sí.

Mariano se enfermó del susto, su mujer lo llevó a la iglesia de San José, donde el sacerdote le echó agua bendita y le prodigó rezos.

Nunca más se le volvió a aparecer la Muerte, pero el hombre quedó de por vida sumamente afectado, ya no volvió a ser el mismo, la Muerte lo había marcado para siempre.

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