viernes, 18 de octubre de 2019

EL PENACHO DE MOCTEZUMA




El penacho de Moctezuma, que en náhuatl recibe el nombre de quetzalapanecáyotl, es un ejemplo del excelso quehacer de los plumajeros mesoamericanos.

Las técnicas de elaboración tuvieron como propósito el ocultamiento de su estructura y de millares de nudos, para que coloridas plumas y elementos metálicos lucieran en todo su potencial simbólico-visual. En movimiento, brillos e iridiscencias eran parte de un mensaje ritual.

Las incógnitas en torno al penacho durante los episodios que inician con la llegada de Hernán Cortés a las costas de Veracruz y que culminan con la caída de Tenochtitlán son varias: ¿se trata de un atuendo que el conquistador recibió a bordo de su navío para envestirse de Dios? ¿Es un objeto que formó parte de los lotes de regalos enviados a Carlos V? ¿Es producto del saqueo hispano a las arcas del palacio del tlatoani? A estas preguntas, que aún no tienen respuesta, se suman las de su traslado al Viejo Continente y llegada al Castillo de Ambras en Austria.

La fama mediática de esta pieza generalmente se relaciona con esos momentos de la historia en los que no es posible afirmar o negar rotundamente que perteneciera a Moctezuma II.

Sin embargo, son sus cualidades técnicas, materiales y estéticas las que en realidad la ubican como ejemplo excepcional del arte universal.

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