Jalapa,
cuyo nombre en lengua náhuatl significa “manantial en la arena”, es la capital
del estado mexicano de Veracruz. Su nombre oficial es Jalapa-Enríquez. Esta
hermosa ciudad se fundó gracias a varias familias de indios totonacas que se
asentaron en el sito. A la llegada de los españoles a esta localidad, en 1519,
recibieron en santa paz a las huestes de Hernán Cortés, para convertirse en
1521 en tributaria de la corona de España.
La tradición oral de Jalapa
cuenta con un sin fin de leyendas, a cuál más de curiosas. De entre ellas
relataremos a continuación una que tuvo su origen hace ya muchos siglos,
durante la etapa colonial.
A la entonces Villa de
Jalapa llegó en cierta ocasión una familia procedente de España. La hija del
matrimonio español contaba con diecisiete años de edad, y era considerada como
toda una belleza: alta, delgada, rubia, de ojos verdes y sonrisa cautivadora.
La familia compró una hermosa casona para instalarse la cual se encontraba
situada en un callejón.
Por
azares del destino la joven conoció a un estudiante que vivía en Jalapa. Ambos
se enamoraron y se hicieron novios. El respondía al nombre de Cosme de Taboada
y se trataba de un atractivo y educado joven, apenas un poco mayor que la
chica. Como los padres los padres le apreciaban, el joven contaba con el
permiso para visitarla a través de las rejas del balcón de la sala. Juntos se
pasaban horas platicando de una y mil cosas y jurándose amor eterno.
Así transcurrían las
amorosas tardes de los jovencitos. Hasta que, en una ocasión, en un feo día de
llovizna ligera, un borracho pasó por la ventana de la casa en donde se
encontraba la pareja y vio a los amantes en amorosa plática. Como el ebrio
había perdido hacía poco a su esposa a la cual adoraba, al ver la felicidad de
los novios se llenó de envidia y rencor.
Mientras el borracho los
observaba con odio, los chicos gozaban de su felicidad sin sospechar los
sentimientos que había provocado en aquel tipo briago.
Sigilosamente, el borracho
se fue acercando a Cosme y sacó una navaja del su cinto. Atacó al joven por la
espalda y le provocó multitud de heridas mortales. Al ver lo que sucedía, la
bella muchacha grito empavorecida: – ¡Cosme, que Jesús te ampare!
A partir de ese momento,
los habitantes de Jalapa empezaron a nombrar al callejón donde se encontraba la
casona de la familia española como El Callejón de la Muchacha de Jesús te
Ampare o El Callejón de Jesús te Ampare, como hasta la fecha se la conoce.
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