La
leyenda que a continuación relataremos forma parte de la tradición oral del
estado mexicano de Aguascalientes. Nos dice la narración que en tiempos pasados
moraba en el Barrio de la Triana, barrio que forma parte de la capital del
estado mencionado, vivía una joven que sobresalía por su belleza y donaire, e
hija de un próspero comerciante, cuyo nombre era Hilaria. Como era tan
atractiva muchos hombres la cortejaban enamorados de ella. Y las mujeres, por
supuesto, le tenían una envidia verde.
La chica tenía el pelo
largo y muy rizado de color oscuro, y si bien era bonito naturalmente, ella lo
cuidaba con esmero para acrecentar su belleza. Su cara morena clara tenía unos
ojos oscuros de largas pestañas, boca grande y roja y fina nariz. Además, era
dulce, piadosa y casta. Acudía a misa todos los domingos muy elegantemente
vestida, y para la ocasión cubría su cabellera con un rebozo de seda.
A todos los pretendientes
la muchacha solía rechazarlos por considerar que no se encontraban a su altura,
pues no dejaba de ser un tanto pretensiosa. Cierto día uno de estos enamorados
que era muy feo y agresivo, fue a buscarla a su casa y, sentado en un sillón de
la sala, le declaró su amor. Por supuesto que la joven le rechazó. Despechado,
el hombre al que llamaban Chamuco, empezó a acosarla y a decirle que se la iba
a raptar.
Ni
que decir tiene que Hilaria estaba muy asustada ante el acoso y las amenazas,
por lo cual decidió acudir al cura de la iglesia que era su confesor, en busca
de apoyo y consejos. El sacerdote escuchó las quejas de Hilaria y le dijo que
no se preocupara que se arrancara uno de sus largos y rizados cabellos, y que
le dijera a Chamuco cuando lo viera que fuese a verlo.
En cuanto se volvió a
encontrar con el Chamuco, la muchacha le dijo que el cura deseaba verle. El
patanzuelo se dirigió a la iglesia para atender al llamado. Cuando estuvo
frente al religioso éste le dijo: – Mira, Chamuco, Hilaria te corresponderá el
día que logres alisar uno de sus cabellos tan rizados. Aquí tengo uno que ella
me dejó para que te lo diera, tómalo y cuando haya quedado completamente lacio,
ella corresponderá a tus requerimientos.
El Chamuco tomó el cabello
y aseguró que en quince días el cabello dejaría de ser rizado. Sin embargo, por
más intentos que hizo el hombre no podía alaciar el cabello que cada vez se
ponía más chino. Se encontraba tan desesperado que decidió invocar al Diablo
para que le ayudara en la difícil tarea a cambio de su alma. Cuando apareció el
Demonio tomó el cabello y quiso alaciarlo, pero tampoco pudo por más intentos
que hizo. Después de emplear muchos métodos infructuosos, el Diablo dejó el
cabello, que con cada intento se había rizado más, y desapareció frustrado y
sumamente enojado por su fracaso.
El Chamuco tomó el pelo y
muy triste se dio cuenta de que Hilaria nunca sería su mujer. Había fracasado
en su intento. Así fue como Hilaria se vio libre de ese horripilante hombre
acosador.
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