Cuentan los ancestros tarahumaras que para que el mundo llegara a ser lo
que es actualmente debió pasar por varias etapas formativas que se sucedieron
unas a otras, y fueron destruidas por diluvios o por aguas hirvientes.
Antes de la última destrucción del mundo había ríos cuya corriente
corría hacia el lugar en donde el Sol se pone. Cuando solamente había arena,
los Osos se dieron a la tarea de darle forma a la Tierra.
Anteriormente, había muchas lagunas, pero cuando los hombres se pusieron
a bailar el yumari, se formó la Tierra, y las rocas, que antes eran pequeñas y
blandas, crecieron y se endurecieron y adquirieron la vida que llevan dentro.
La Tierra era plana y las personas brotaban del suelo para vivir nada
más por un año y morir en seguida, no vivían mucho. Otros abuelos cuentan que
los hombres bajaron del Cielo y Tata Dios los llevó a las montañas, junto con
el maíz y las papas que llevaban en las orejas.
Esas montañas se encontraban en el centro del universo; para llegar a
ellas los hombres fueron del noreste al este. Dios pensó en enviarles agua y
creó los aguajes, de los cuales hay muchos en los llanos y junto a los arroyos.
Cuando Dios creó al hombre le dio su aliento, y desde entonces se creó
el Viento, el Aire, que sale por los agujeros de las tuzas, por las cuevas y
por los aguajes donde viven víboras que ayudan a sacar el aire, porque en eso
trabajan, sacando el aire, luego regresan a descansar con sus camisas rotas por
arrastrarse en el suelo de cerros y planicies.
Cada ojo de agua, río o fuente tiene una víbora que hace que el agua
brote en la Tierra, son muy susceptibles y no se debe molestarlas. El símbolo
del agua es la espiral cuyo movimiento connota la creación del mundo.
Cuando Dios creó al mundo también hizo el arcoíris que pintó con
hermosos colores, para que los hombres pudieran verlo después de la lluvia,
pero advirtió que no se le puede señalar con el dedo porque la persona que lo
hiciera se enfermaría.
El arcoíris es muy veloz, si algún tarahumara sale corriendo tras él y
lo alcanza, se convierte en un buen corredor, y el arcoíris ya no corre más.
En los aguajes viven los witariki, “los que son de mierda”, seres
sobrenaturales muy feos pero con mucho dinero invertido en ganado.
Ellos roban el alma de las personas en el sueño y se la coman. En el
mundo subterráneo habitan los teré gatíame, comandados por un dios llamado
Terégor, “el de la casa de abajo”, patrón del Inframundo, con apariencia de
lobo al cual le gusta matar a los seres humanos.
También se le conoce con el nombre de Witura “el que es mierda”, quien
detesta a todos los que habitan arriba de su mundo.
Los aguajes son lugares sagrados porque ahí moran las serpientes y los
witáriki que como quedó asentado roban y devoran las almas de las personas;
para tenerlas contentas y tranquilas cada año se lleva a cabo un ritual que
consiste en poner una ofrenda en los manantiales, para que se alimenten junto a
su dueño. Se danza a la entrada de los manantiales y se ofrece la comida
depositada en una ofrenda; así, el aguaje estará satisfecho y proporcionará
agua y salud a los hombres. Si alguien pasa por la noche por un aguaje, debe
ofrendarle comida, so pena de perder el alma o de que una rana se duerma en su
sexo y le provoqué un fuerte daño: al que se le ha parado una rana en el sexo
debe cambiar de género cada mes, y sus características de personalidad también
cambiarán, y ya nunca podrán tener hijos.
El mundo está formado por niveles: abajo se encuentran los anos de la
Tierra, de los que proviene el gran mar que la rodea. Los anos están
cuidados por unos seres pequeñitos que carecen de ano y se alimentan de los
pedos de maíz de los hombres.
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