miércoles, 4 de noviembre de 2015

EL FANTASMA DE DON JUAN



En la época colonial michoacana existió una población llamada De los Urdiales, en donde vivía el administrador de la Hacienda del Quinceo, llamada así aludiendo al volcán inactivo del actual Municipio de Morelia.

Al administrador se le conocía con el nombre de don Juan de la Cadena Frigueros, español que había llegado a la Nueva España con el propósito de hacer fortuna y reponer las riquezas que había perdido en su patria, pero cuyo fracaso le había llevado hasta tierras michoacanas.

Así pues, al llegar a la ciudad de Valladolid, como se denominaba a Morelia en esa antigua época, entró a trabajar a la hacienda de don Pedro de la Coruña, conde de la Sierra Gorda.
El aristócrata era muy rico y tenía por hija a una hermosa criatura. La muchacha estaba muy vigilada por el conde, siempre iba acompañada de su dueña y siempre en coche cubierto.

La jovencita sólo asistía a la iglesia y a unas cuantas fiestecillas y siempre muy bien guardada.

Era inevitable que don Juan la viera, y cayera enamorado de la hija de su patrón… tanta era su belleza.

Él se sabía sin dinero y sin abolengo, muy lejos de poder conseguir el amor de la bella dama. Entonces, decidió conseguir dinero como fuese.

Se dedicó a vender carísimos productos que él mismo cosechaba; criaba ganado y caballos árabes que luego vendía en las ferias de la región. Se convirtió en prestamista, en usurero, ya que el crédito con que prestaba a los necesitados era sumamente elevado.

Y como muchas personas no pudieron pagarle lo prestado, don Juan se quedó con algunas casas y ranchos. A los peones de la hacienda les rebajó medio real de su salario, y lo que juntaba le permitía hacer los préstamos.

Pasado un tiempo y ya con una gran fortuna, don Juan pidió la mano de la hija del hacendado.

Pero don Pedro no accedió a la petición. Don Juan cayó en una terrible depresión que le mató.

A partir de entonces, el alma de don Juan aparece por las calles aledañas a lo que fuera la hacienda, gritando espeluznantemente: ¡Vengan por su medio real! Después desaparece, quien llega a verlo se enferma de susto y hasta es posible que muera ante la desgarradora imagen del fantasma de don Juan.

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