Esta leyenda tiene su
origen en una sinuosa carretera mexicana, donde existían quebradas y barrancos
extremadamente peligrosos y era muy arriesgado realizar ese trayecto por la
noche, especialmente con mal tiempo.
Una noche, un autobús partió desde Ixtapan
de la Sal con dirección a Toluca, repleto de pasajeros. El viaje se
desarrollaba con normalidad hasta que el conductor notó con terror que
comenzaban a fallarle los frenos por lo que no pudo impedir que el vehículo se
precipitara al fondo de un profundo barranco. Lamentablemente no hubo
sobrevivientes ya que todos los pasajeros perecieron en forma inmediata.
Tiempo después, varias personas aseguran
haber visto a un viejo autobús circulando por la carretera en noches de lluvia
intensa. El autobús recoge sin problemas a las personas que aguardan en las
paradas habituales y todo transcurre en la más absoluta normalidad, salvo con
el pasaje como con el conductor que no emiten palabra alguna….
El viaje sigue hasta que
el conductor, le indica al nuevo pasajero que debe bajarse allí de manera
inflexible: debe bajar allí mismo o de lo contrario ya no podrá hacerlo. El
pasajero se baja ante el pedido no sin antes recibir una nueva advertencia: no
volverse para ver el autobús por ningún motivo. En el caso de que ignore esta
advertencia, verá con terror que se trata del autobús fantasma, con los
desgraciados cadáveres de quienes fallecieron en el siniestro….
El pasajero muere en forma inmediata o a
los pocos días para pasar a formar parte como un fantasma más entre los infelices
pasajeros.
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