Cerca de una carretera vivía
en Chihuahua una familia: el padre, la madre y dos gemelas de aproximadamente
doce años.
Todos los días su mamá las
llevaba al colegio, en cuya trayectoria debían cruzar la carretera que estaba
siempre muy transitada.
Un día, la madre recibió una
llamada de su trabajo para que acudiese inmediatamente.
Como no le quedaba más
remedio que obedecer a su jefe, la mujer tuvo que dejar que las
gemelas se fuesen solas al colegio.
La madre les dio toda clase
de recomendaciones para que cruzaran la peligrosa carretera: tomarse de la mano
y ver bien que no pasase ningún vehículo al momento de cruzarla.
Sin embargo, al tiempo de
cruzar la carretera, un automóvil salió de pronto y las atropelló.
Las niñas
murieron instantáneamente. La madre casi muere de la pena.
Pasados cuatro años, la
pobre mujer se embarazó y dio a luz unas hermosas gemelas.
Cuando crecieron hubo que
enviarlas al colegio, pero esta vez la madre tomó toda clase de precauciones
para que las niñas nunca fuesen solas al colegio, no fuera a ser que de nuevo
en la carretera tuviesen un fatal accidente.
Las tres, la madre y las
niñas, cruzaban después de haberse cerciorado completamente de que la carretera
estaba libre de cualquier peligro y que no había ningún auto que se acercara.
Un día, las gemelas
decidieron cruzar solas la carretera, aun cuando no se dirigían al colegio.
Se encontraban a punto de
cruzar, cuando sintieron que su madre las detenía por el hombro y les
suplicaba, con lágrimas de terror, que no cruzasen la fatal carretera; pero las
niñas muy tranquilamente voltearon a verla y le dijeron: -¡Querida mamá, no te
preocupes, no pensábamos cruzar la carretera, ya fuimos atropelladas en el
pasado, y eso no volverá a suceder!!!
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