Cuenta
la leyenda que había una pareja conformada por Jorge y María que vivía en la
hacienda de San Antonio. María era una mujer muy celosa y Jorge era un hombre
muy pachanguero, a quien le gustaba salir mucho a los pueblos a buscar fiestas.
En una ocasión se ausentó
varios días de casa, lo que provocó que María se pusiera muy molesta y
decidiera invocar al Diablo a quien le ofreció su alma a cambio de que le
asegurara el amor eterno de su amado. Pasados los días cuando Jorge regresó a
la casa, no encontró a Maria por más que la buscó, entonces acudió al cura para
que le ayudara a encontrarla.
Entre el cura y los demás
vecinos de la hacienda emprendieron la búsqueda, quienes con machete en mano se
abrieron brecha por los matorrales hasta llegar a la laguna.
Al llegar encontraron un
sepulcro que les pareció muy extraño y cuando se acercaron fueron sorprendidos
al ver que del sepulcro salía el cuerpo de María, el cual se fue flotando hasta
el centro de la laguna donde finalmente cayó y se hundió.
Desde entonces a esta laguna se le
llamó La María y
todavía se encuentra el sepulcro de donde salió el cuerpo de la mujer.
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