Murió el señor Julián Santana Barrera, nativo del Barrio de la Asunción
falleció a la edad de 80 años, fue un personaje muy pintoresco.
En los años 50 me tocó conocerlo y convivir con él, pues en esa época el
señor asistía a la pulquería Los Cuates ubicada en la Plazuela de La Asunción.
Yo era el hijo del jicarero y el señor Julián comenzó a hablarme porque
yo lo atendía, entre la gente del barrio era conocido con el mote de La Coquita
pajarito abado que existe en la zona chinampera, debido a que ese pájaro era
muy pequeñito.
Él pasaba con su carretilla llena de verduras y hortalizas que él
cultivaba, las llevaba a vender al tianguis de Xochimilco y siempre iba con su
calzón blanco amarrado hacia las rodillas y con un jorongo.
Al término de sus ventas se iba a Los Cuates a tomar su pulque, pero a
nadie de los presentes en la pulquería les hablaba, ya que era muy retraído,
aunque después le dio por andar en los Barrios pregonando la palabra de Jesús y
en cada esquina se ponía a rezar y a hablar de Dios.
En esa época hablar de Dios sin ser sacerdote significaba blasfemar, ya
que se aplicaba a toda persona que no tenía autoridad sacerdotal para lo mismo
y era mal visto en Xochimilco, por lo que más de tres veces fue agredido por el
pueblo. Después le dio por recoger en todos los barrios las muñecas que estaban
tiradas en la basura, más tarde se perdió, pues nadie preguntaba por él, por lo
que no se sabía si aún vivía.
Pero cuando se realizó el rescate ecológico de Xochimilco en los años
noventa y el lago estaba totalmente cubierto de Lirio Acuático, llamó la
atención que su chinampa estaba rodeada de muñecas y en esa zona nadie vivía.
Era una choza hecha de chinami, carrizo, ramas de ahuejote y zacatón, y
él a nadie recibía, vivía como un ermitaño.
Con el tiempo comenzaron a llegar periodistas que lo querían entrevistar
y yo fui la persona afortunada a quien aceptó con los mismos, porque él se
acordaba de mi persona cuando lo atendía en la pulquería Los Cuates.
Él no quería hablar sobre las muñecas que tenía en su chinampa, pero
después él aceptó darnos su versión sobre las mismas.
El decía que estaba allí para ahuyentar a los malos espíritus y para que
se dieran mejor sus cosechas. Platicaba que las muñecas aparecían de repente y
que ellas lo acompañaban por las noches.
Tenía una muñeca preferida que era La Moneca, de todas las chozas que
tenía, siempre la trasladaba de una a otra. Una de las chozas estaba llena de
mulitas que él hacía con hojas de maíz y las tenía colgando, también tenía
cruces que hacía con pedazos de madera de ahuejote, recortes y fotografías de
personajes de la política, delegados de Xochimilco, artistas, estudiantes y
gente que lo iba a visitar.
Su cocina estaba al aire libre y tenía un tlecuil hecho con lodo, un
comal de fierro, tenía en su cocina alrededor, colgados carpas secas que
pescaba frente a su chinampa, también tenía recortes de periódicos que los
periodistas le regalaban de los reportajes que le hacían
Las personas que se encargaban de cuidarlo estaba su hermana y su
sobrino El Chope, quien era el encargado de llevarle diariamente su comida y su
desayuno, también era el que bajaba a Xochimilco a vender sus cultivos de su
tío Don Julián.
Platicando con su sobrino, se le preguntó que cómo había sido el
accidente y comentó que para él y su tío era un día común y corriente:
Temprano habían sacado agua lodo (lodo del fondo de l canal para hacer
el chapin, composta de lirio acuático en donde encima se coloca el lodo, se
deja reposar tres días y con un cuchillo hacen cuadros y en cada uno se
depositan la semilla para hacer sus siembras.
Después fue a realizar otras cosas a la parte de atrás y se puso a
pescar con anzuelo como siempre lo hacía y le comentó a su sobrino y le comentó
que un pez se le había escapado dos veces.
Después le llamó Don Julián a su sobrino mostrándole el pescado que
agarró, grande de por lo menos 4 ó 5 kilos y dijo:
-" ya lo tengo, él que se me había escapado"
El sobrino le contestó que estaba bien.
Don Julián entonces, le comentó que la sirena le había estado llamando
por que se lo quería llevar y entonces le dijo que le iba a cantar para que no
se lo llevara, porque al parecer anteriormente ya le había comentado su tío que
cantándole a la sirena no se lo llevaba y le dijo su sobrino que tuviera
cuidado.
-Yo voy a ordeñar las vacas y ahorita regreso. Entonces cuando el
sobrino regresó con la leche, buscó a su tío, y descubrió que se había ahogado,
lo que sucedió muy rápido.
Sus familiares, están muy dolidos de haber perdido a Don Julián, pero
dentro de su tristeza ellos están conformes pues su tío murió donde él quería,
junto con sus muñecas y la sirena del que tanto hablaba se lo había llevado.
El señor Julián era el clásico nativo de Xochimilco, delgado, lampiño,
de barbita y bigote ralo, su cuerpo está siendo velado en la casa de su hermana
en el Barrio de Xaltocan, en la calle prolongación 16 de septiembre con el
número 136.
Su misa de cuerpo presente será a las 11:00 horas en la iglesia de
Barrio de La Asunción y será sepultado en el Panteón municipal de Xochimilco
Xilotepec.
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