Hapunda, palabra purépecha que significa lago o laguna, fue una hermosísima princesa que vivía en la isla de
Yunuén, una de las ocho islas que se encuentran ubicadas en el Lago de
Pátzcuaro, en el estado mexicano de Michoacán. Siete de tales islas están
pobladas actualmente.
La isla de Yunuén y la llamada Pacanda, forman un
conjunto; otro está integrado por las islas de Tecuena y Tecuanita; un tercero
recibe el nombre de islas Urandenes, palabra que proviene del término urani,
que quiere decir “batea”.
El último conjunto lo forman las islas Jarácuaro y
Copujo. Aparte de ellas se encuentra en el Lago la famosa isla de Janitzio.
La hermosa isla de Yunuén tiene el significado de Media Luna, nombre que se le puso por tener forma curvada.
En este sitio vivió una
princesa muy bella y muy buena que se llamaba Hapunda.
Era tan atractiva que
los invasores chichimecas decidieron un día raptarla para obsequiársela a su
jefe y quedar bien con él.
Al enterarse los
hermanos de la dulce princesa, furiosos por tal atrevimiento de los chichimecas,
se aprestaron a defenderla.
Sin embargo, Hapunda
sabía que las fuerza militares estaban a favor de los chichimecas y que los
purépecha llevaban las de perder.
Por lo tanto, la
princesa acudió al Lago de Pátzcuaro, Cabello de Elote, a contarle la
terrible tragedia que se avecinaba. La chica acudió al lago porque se trataba
de su novio.
Ante la terrible
confesión el Lago de Pátzcuaro le aconsejó a la asustada princesa que lo que
debía hacer era echarse al lago y unirse con él para siempre.
Hapunda, muy obediente y enamorada,
se lanzó a las aguas del lago.
Poco después de haberse
arrojado, la princesa resurgió convertida en una blanca garza, para vivir para
siempre en el lago, su enamorado, y nutrirse de sus apacibles aguas.
Después de pasado un
cierto tiempo, llegaron más garzas a poblar la isla, tan plena de vegetación y
de belleza.
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