sábado, 27 de febrero de 2016

LAS ÁNIMAS DE VILLA COAPA



Cuando llegamos a vivir a Villa Coapa mi abuela Gabriela, que ya murió, nos contó que una noche se le había aparecido muchísima gente caminando en la casa. La Unidad de Villa Coapa se creó en el 68.

Y ella decía que la gente que entraba y salía de los cuartos parecía como que sufría mucho.

Yo jamás los había visto hasta que un día que ella estaba leyendo en la sala, pasé por ahí, voltee y vi a un hombre sentado platicando con ella en la sala.

Me acerqué y le pregunté que quién era, que a qué horas había llegado, que no nos había presentado. Ella dijo:

– Es que todas las tardes está aquí.

Él volteó, me vio y cuando yo me giré para volver a verlo, ya no estaba ahí.

Entonces, ella me contó lo que había averiguado: la Unidad Villa Coapa formaba parte de una ex hacienda muy grande que se llamaba Coapa, propiedad de un hacendado en extremo rico.

Toda Villa Coapa y parte de Xochimilco, le pertenecían a él.

Cuando ocurrió la expropiación de una serie de terrenos, el gobierno se la quitó.

Justamente en la parte donde está construida la Unidad, la parte donde yo vivo, la manzana 1 que es la más cercana al Periférico, era el cementerio de toda esta hacienda.

Entonces, mi abuela decía que la gente que sufría era porque nunca la habían dejado descansar en paz.

Hay toda una tradición con respecto a los muertos de que si tú sacas sus cuerpos y no los vuelves a poner en otro sitio sagrado, ellos no tienen descanso.

Mi abuela se dedicaba a platicar con ellos.

Varias veces entraban y salían de mi casa. Ahora es menos desde que ella murió.

Pero un día, estando en una reunión familiar, un domingo a  eso de las cinco de la tarde, abrieron la puerta de la calle que estaba cerrada con llave: entraron las ánimas, salieron y desaparecieron.

Ese hecho no nos impide vivir, creo que hasta al contrario, me parece perfecto que estén aquí.

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