El once
Ahau se asienta el Katún en Ichcaansihó. Bajan hojas del cielo, bajan perfumes
del cielo. Suenan las músicas, suenan las sonajas de los nueve píes.
En un día
en que habrá faisanes azules, en un día en que habrá peces a la vista, en el
día de Chakan−Putúm, se comerán los árboles, se comerán piedras; se habrá
perdido el ausento dentro del Once Ahau Katún.
Con siete
tiempos de abundancia se asienta el Katún, el cuarto Ahau Katún, en Chichén.
Siete
tiempos de abundancia son el asiento del Gran Derramador de agua.
Tapado
está su rostro y serrados sus ojos bajo sus lluvias, sobre su maíz abundante
derramado.
Llenos de
hartura están su estera y su trono. Y se derrama su carga. Habrá un día en que
este blanco su ropaje y blanca su cintura, y sea aplastado por el chorro del
pan de Katún.
Llegarán
plumajes, llegarán pájaros verdes, llegarán fardos, llegarán faisanes, llegarán
tapires; se cubrirán de tributo Chichén.
No Zaquí,
sino Mayapán es el asiento del Katún, del Dos Ahau Katún. Cuando se haya
asentado el Katún, bajarán cuerdas, bajará las ponzoñas de la peste.
Tres
cerros de calaveras harán una rueda blanca a su cuerpo cuando venga con su
carga atada. Ahogándose cogerá en su lecho un soplo de viento.
Tres
veces dejará caer su pan. Mediana hambre, medio pan. Esta es la carga de Dos
Ahau Katún.
Kinchil
Coba es el asiento del Katún, del Trece Ahau Katún. El dios mayor Itzam, dará
su rostro a su reinado.
Se le
sentirá tres veces en tres años, y cuando se cierre la décima generación.
Semejantes a las de palmera serán sus hojas.
Semejante
al de la palmera será su olor. Su cielo estará cargado de rayos. Sin lluvias
chorreará el pan Katún, del Trece Ahau Katún.
Multitud
de lunares son la carga del Katún. Se perderán los hombres y se perderán los
dioses. Cinco días será mordido el Sol, y será visto.
Esta es
la carga de Trece Ahau Katún.
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