Los mas
antiguos mexicanos creían en un dios llamado Tonacatecuhtli, quien tuvo cuatro
hijos con su mujer Tonacacihuatl.
El mayor
nació todo colorado y lo llamaron Tlantlauhqui.
El
segundo nació negro y lo llamaron Tezcatlipoca. El tercero fue Quetzalcóatl.
El mas
pequeño nació sin carne, con los puros huesos, y así permaneció durante seis
siglos.
Como era
zurdo lo llamaron Huitzilopochtli. Los mexicanos lo consideraron su dios
principal por ser el dios de la guerra.
Según
nuestros antepasados, después de seiscientos años de su nacimiento, estos
cuatro dioses se reunieron para determinar lo que debían hacer.
Acordaron
crear el fuego y medio sol, pero como estaba incompleto no relumbraba mucho.
Luego
crearon a un hombre y a una mujer y los mandaron a labrar la tierra.
A ella
también le ordenaron hilar y tejer, y le dieron algunos granos de maíz para que
con ellos pudiera adivinar y curar.
De este
hombre y esta mujer nacieron los macehuales, que fueron la gente trabajadora
del pueblo.
Los
dioses también hicieron los días y los repartieron en dieciocho meses de veinte
días cada uno. De ese modo el año tenía trescientos sesenta días.
Después
de los días formaron el infierno, los cielos y el agua. En el agua dieron vida
a un caimán y de él hicieron la tierra.
Entonces
crearon al dios y a la diosa del agua, para que enviaran a la tierra las
lluvias buenas y malas. Y así fue como dicen que los dioses hicieron la vida.
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