Antes, en lo que fueron
los primeros edificios de la ciudad, se encontraba un convento de monjas, estoy
hablando de principios y mediados del siglo pasado.
En ese convento
albergaban a las mujeres con embarazos no deseados, para que las mujeres se
convirtieran al mismo tiempo en monjas y de algunas nunca se volvía a saber de
ellas.
Con
el paso de los años, cuando se estuvieron remodelando esas instalaciones ya que
el convento no existía ahí, tumbaron paredes muy gruesas; antes se hacían hasta
de un metro de anchura, para la sorpresa, encontraron esqueletos de recién
nacidos.
Se dice que las monjas
los emparedaban para que nunca supieran de ellos ya que eran hijos no deseados
por Dios.
En
estas áreas al igual había túneles extensos que llegaban hasta la Catedral
Metropolitana de Hermosillo.
Estos túneles fueron
sellados y nunca se quiso informar a los ciudadanos, lo cual fue totalmente
imposible; los túneles aunque sellados, siguen ahí.
Pero en las noches, por
la calle Serdán, se siente un ambiente muy extraño, e incluso se escuchan
gemidos, gritos o se ve gente muy extraña caminando ahí, sola, mujeres muy
hermosas embarazadas caminando solas por el centro de la ciudad de noche es
extremadamente peligroso, se dice que son las ánimas de las mujeres que
murieron ahí, y los gritos son de los bebés que murieron entre las paredes del
convento.
Hoy ahí se alberga un
banco, oficinas del Instituto Nacional de Educación para los Adultos y el
Instituto Soria.
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