El pueblo de Tecaxic se
encuentra en el Municipio de Toluca, en el Estado de México.
Antes de la conquista
armada de las tropas españolas, hace ya muchos siglos, fue habitado por
grupos de indígenas matlatzincas.
Tecaxic es un bonito
pueblo que cuenta con muchos mitos y leyendas. Una leyenda nos relata que poco
después de la conquista española, llegaron al pueblo varios frailes
franciscanos para evangelizar a los indios, y para que los colonizadores
españoles vivieran en él.
Desde esa época, el
poblado tomó el nombre de Santa María de la Asunción Tecaxic.
Poco después de la
conquista española, llegó al poblado una tremenda epidemia que mató a todos los
habitantes de la localidad, menos a dos hombres.
Terriblemente asustados
y consternados por encontrarse solos y sufriendo por la muerte de sus vecinos,
decidieron abandonar Tecaxic.
Al irse estos dos
sobrevivientes, el pueblo quedó completamente abandonado, al igual que una
ermita que había sido construida por todos los pobladores. En dicha ermita se
encontraba una imagen de la Virgen de la Asunción, que había sido pintada al
temple sobre un lienzo fabricado por los indígenas.
Al quedar abandonada y
sin recibir ninguna clase de cuidados, la ermita empezó a agrietarse, sus
puertas se cayeron y el sol, el agua y el viento entraban libremente, hasta
deteriorar la bella imagen de la Asunción que empezó a desteñirse.
Un cierto día en que
caía un fortísimo aguacero, un vecino del pueblo de Almoloya de Juárez, llamado
Pedro Millán de Hidalgo, buscaba desesperadamente donde refugiarse de las aguas
que ya lo habían empapado en su tránsito hacia la ciudad de Toluca para
efectuar ciertos negocios.
En ese angustioso
momento se percató que de la ermita salían cantos religiosos y se veían muchas
luces maravillosas.
Como sabía que Tecaxic
estaba despoblado, pensó que los cantos eran de voces indígenas, y las luces
velas que los mismos indios encendían.
Entonces, le llamó a los
cantores en lengua náhuatl, asegurándoles que no tuviesen miedo, pero nadie
respondió.
El hombre decidió sacar
su espada y entrar a la capillita, pero no encontró a nadie.
Al enterarse del prodigio Joseph Gutiérrez, padre superior del convento
principal de Toluca, decidió que debía edificarse un santuario dedicada a
Nuestra Señora de los Ángeles de Tecaxic.
Muchos señores importantes de varios pueblos ayudaron económica y materialmente
en la construcción, y mientras trabajaban hasta el cansancio por el día
ayudados de albañiles, por la noche los ángeles contribuían a la edificación,
acompañados de música de chirimía y teponaztle que ejecutaban tres seres
vestidos con tilmas y que levitaban, es decir, no pisaban la tierra.
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