jueves, 21 de julio de 2016

MARTÍN Y EL TORO DE LOS CUERNOS DE ORO



Cuenta una leyenda del estado de Durango, que en el Cerro de Mercado, formado de magna de cuerpos de óxido de fierro que le dan una bonita forma triangular, existe una cueva muy especial, pues se abre cada noche por unos cuantos minutos.
Cuando la cueva se abre, por ella sale un toro de color negro que tiene unos hermosos cuernos de oro. Dicen que sale con el propósito de vigilar la entrada de la cueva.
Una cierta noche, un hombre que se llamaba Martín, salió a caminar por el campo. Cuando llegó cerca del Cerro del Mercado, escuchó unos ruidos que llamaron su atención.
Se acercó más al cerro, y vio al gran toro negro cuyos cuernos brillaban, maravillosamente, a la luz de la luna.
Al verlo, Martín quiso torearlo. Cuando el hermoso toro vio que el hombre se le acercaba, se retiró de la entrada de la cueva, lo cual aprovechó Martín para entrar en ella, pues estaba muy curioso por ver cómo era por dentro.
Con mucho cuidado Martín se fue adentrando en la casa del toro.
De pronto, el hombre se encontró con un fabuloso tesoro, había muchas monedas de oro y joyas valiosísimas. Mientras Martín observaba maravillado el tesoro, apareció una hermosa muchacha que le dijo que ese tesoro era de él, ya que lo había encontrado.
En ese preciso momento, el bello toro de los cuernos de oro entró en la cueva.
Cuando Martín lo vio, se asustó tanto que salió corriendo por temor a que lo fuera a cornear.
En cuanto Martín estuvo fuera de la cueva, la entrada se cerró completamente. Martín ya no pudo volver a entrar, y perdió para siempre la riqueza del tesoro y los amores de la bella muchacha, que según supo después, era la hija del Toro de los Cuernos de Oro.

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