Hace ya tiempo que en nuestro
país se celebra el Día de las Madres el 10 de mayo. Esta fiesta nos llegó vía
los Estados Unidos como un préstamo cultural que tuvo como inicio la buena
intención de una amorosa hija para con su madre, pero que en la actualidad se
ha convertido en una fecha beneficiosa para las utilidades de los comerciantes.
El 10 de mayo se quedó con nosotros y
adquirió cartas de naturalización en este país tan proclive a adorar a las
madres, aunque sólo sea por un día. Pero sí bien es cierto que la costumbre nos
llegó del país vecino, el concepto de venerar la maternidad, la fertilidad, y
la creación de formas de vida humana o agrícola, ha acompañado al hombre desde
las primeras civilizaciones de Europa, Asia, África, y América. Así pues, podemos
afirmar que los egipcios adoraban a Isis, esposa y hermana de Osiris, diosa
Madre de la Fertilidad y de la producción de cereales.
La diosa Deméter, conocida y
reverenciada por los romanos como Ceres, fue la Madre Tierra, deidad de la
agricultura a quien los hombres deben el cultivo de los cereales.
Entre los romanos fue sobresaliente
Tellus, Terra, la diosa que encarnaba la fertilidad. Se la representaba en
forma de mujer con múltiples senos llenos de leche.
Entre los fenicios Astarté tenía como
atributos ser la diosa generadora de la vida, principio y génesis de la
naturaleza; a más de exaltar los amores y los placeres carnales.
En el hinduismo tenemos a la diosa
Devi, representante de la energía femenina del Único Creador, la amable y
gentil Madre. En la antigua mitología china Nuwa es un dios dual (normalmente
representado como mujer) que forma parte de los Tres Augustos y los Cinco
Emperadores. Representa la Madre Creadora, la diosa esposa, hermana, líder
tribal y emperador.
En las tierras andinas, entre los
pueblos indígenas reinó, y aun reina, la Pacha Mama, la Madre Tierra,
divinidad protectora de los humanos, diosa de la fecundidad y la fertilidad.
Dentro de nuestras culturas mesoamericanas tenemos a la diosa Coatlicue, La de
la Falda de Serpientes, diosa terrestre de la vida y de la muerte, la cual
también recibía el nombre advocatorio de Tonatzin, Nuestra Madre, y de
Teteoinan, Madre de los Dioses.
Veamos
ahora cómo surgió en los Estados Unidos de Norteamérica el tan sonado Día de
las Madres. En dicho país, este día se festeja el segundo domingo de mayo. En
el otoño de 1872, por iniciativa de la escritora Julia Ward Howe, se realizó la
primera celebración pública del Día de las Madres, con una manifestación
pacífica en la que participaron todas las madres de las familias que habían
perdido un hijo en la guerra. Sin embargo, las manifestaciones no fueron muchas
y la costumbre se perdió.
Poco después, en 1890, una mujer
llamada Mary T. Saeen, nacida y radicada en Kentucky, pensó que el 20 de abril,
día del cumpleaños de su madre, a la que quería mucho, debía ser instaurado
como una festividad anual dedicada a todas las madres. Hizo su propuesta ante
un grupo de amigas maestras que no la tomaron en cuenta, el proyecto fracasó.
Dos años más tarde, el pastor Robert
K, Cummings de la Iglesia Universalista de Nuestro Padre, en Baltimore, quiso
que todos los 22 de abril se realizara un servicio religioso en honor a todas
las madres del mundo. La fecha estaba relacionada con el día en que su madre había
muerto.
Todo volvió a fracasar. Y lo mismo
sucedió con los intentos de Fred Hering en 1902.
En
1907 (o 1905), Ana Jarvis, una sufrida hija soltera dedicada exclusivamente a
su madre, que no tenía hijos y vivía en Grafton, Virginia, a raíz
de la muerte de su madre inicio una campaña nacional para instaurar un
día dedicado a las madres norteamericanas,. Envió cartas a maestros, abogados,
políticos, religiosos, y a todas las personalidades que se le ocurrieron,
planteándoles su deseo; todos estuvieron de acuerdo. Así, ya en 1910 la fiesta
se celebraba en casi toda la Unión Americana.
Pero no fue sino hasta 1914 cuando el
presidente Woodrow Wilson firmó la declaración oficial del Día de la Madres
para ser celebrada el segundo domingo de mayo.
Como
la fiesta empezó a tener un carácter más comercial que venerable, en el año de
1923, Ana Jarvis, pidió a las autoridades que se quitase la fiesta del
calendario de fiestas oficiales. Su reclamo ocasionó varios disgustos y el
rechazo de su petición. Poco antes de morir, Ana hizo público su
arrepentimiento por haber iniciado una celebración que sólo beneficiaba a los
comerciantes.
Cabe mencionar que anteriormente a
estos acontecimientos, en la Inglaterra medieval se conmemoraba el cuarto
domingo de cuaresma como el Domingo de la Madre.
En este día, los niños trabajadores
que habían estado fuera de sus casas como aprendices en los talleres,
retornaban para visitar a sus mamás y les llevaban un regalito o una torta de
frutas con pasta de almendras, hecha específicamente para la fecha.
En
México, la fiesta cuenta con casi un siglo de existencia, cuando el periodista
Rafael Alducín, del periódico Excelsior, el 13 de abril de 1922 realizó una
invitación para que se fijara una fecha para conmemorar este día, imitando la
fiesta norteamericana. Le tocó al 10 de mayo y así se mantuvo hasta nuestros
días. No todos los países festejan el mismo día, por ejemplo: el segundo
domingo de mayo: Alemania, Australia, Bélgica, Brasil, Chile, China, Canadá,
Colombia, Perú, Venezuela. El 14 de mayo: Samoa. El 15 de mayo: Paraguay. El 26
de mayo: Polonia. El 27 de mayo: Bolivia. El 30 de mayo: Nicaragua. El último
domingo de mayo: Francia. Y aun se extiende la fecha hasta agosto como en
Tailandia y Amberes, Bélgica.
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