La tienda pertenece a una
viuda, doña Raquel, que vivía muy feliz con su joven hija de diez y ocho años,
ambas ocupaban la parte de arriba de la tienda, donde se encontraba la casa
habitación. Todo marchaba de maravilla para las dos mujeres, la tienda daba lo
suficiente para vivir confortablemente y sin preocupaciones económicas. Sin
embargo, un triste acontecimiento puso fin a tanta felicidad, pues un buen día
la hija empezó a presentar síntomas de una extraña enfermedad. Doña Raquel
llevó
a su hija con muchos médicos de la ciudad sin ningún resultado positivo,
incluso viajaron a la ciudad de México, pero todo fue inútil, la enfermedad
siguió avanzando, hasta que llegó el día en que la joven murió.
La
madre, desconsolada por la pérdida de su hija, lloró mucho. En su dolor tuvo
una idea. La sufrida dama decidió embalsamar a su hija, vestirla con un
magnífico traje de novia y exhibirla en el centro del escaparate a fin de que
todas las personas pudieran admirar la inmaculada belleza de la criatura.
Desde
entonces, corre de boca en boca y en todos los ámbitos la creencia de que el
maniquí central de la tienda de vestidos de novia, no es sino la Chonita, la
hermosa joven que muriera en la flor de la edad.
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