Cuenta la
historia que una joven de nombre Eulalia comenzó a trabajar en un hospital como
enfermera, ella siempre vestía impecable, sin una arruga en su ropa y atendía
con singular alegría a sus pacientes.
En este
hospital ella conoció el amor por primera vez, aunque no fue bien
correspondida, ya que el doctor del que ella se enamoró no la quería como ella
creía.
Sin
embargo lograron convertirse en novios, pero un día el doctor la abandonó para
irse de luna de miel con su verdadera esposa.
Esto le rompió el corazón a
Eulalia y desde este día el trato que ella tenía con los pacientes cambió
drásticamente; Se convirtió en una
enfermera fría y descuidada, además de malhumorada, su desdicha
la hacía cometer errores con los pacientes casi al grado de hacerlos perder la
vida.
Pero un día la enfermedad cayó sobre
ella para convertirse entonces en una paciente más del mismo hospital Juárez.
Nunca se repuso y poco antes de morir
tuvo la lucidez de arrepentirse de los malos tratos que tuvo con sus pacientes
y prometió que ella cuidaría de ellos en el hospital después de su muerte.
Desde
ese día se dice que una enfermera de rostro borroso increíblemente presentable
y bien planchada, vaga por los pasillos y
habitaciones del hospital cuidando
a los pacientes, suministrándoles sus medicamentos y ayudando a sus compañeras
quienes también creen haberla visto.
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