En esta
leyenda conoceremos la historia de un campesino que desobedeció las órdenes de
un muerto.
Por culpa
de su avaricia desapareció sin dejar rastro.
Cerca de la frontera, en un valle escondido de Mexicali, nació la leyenda del tesoro enterrado.
Como sucede en muchos ranchitos de México, don Apolonio se levantó desde
muy temprano para cosechar su parcela.
Eran alrededor de las cuatro de la madrugada cuando el hombre de más de
40 años regaba los surcos de algodón.
Sin embargo, aquella madrugada fue víctima de un espanto.
Su perro comenzó a ladrar, se le erizaba el pelo del lomo y sus ojos
resplandecían.
A su vez, el campesino buscaba entre las milpas altas si había algún
intruso.
No encontró a nadie y volvió a casa blanco del susto.
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