No cabe duda que la leyenda más famosa, difundida y conocida por
todos los mexicanos es la de la Llorona; leyenda que tiene innumerables
versiones, con características muy propias y locales del lugar donde se cuente.
No es raro escuchar que alguien sabe de alguien una tercera
persona que le tocó oírla una noche de luna o durante un gris amanecer junto a
un río. Un poco más extraño es que alguien narre tal leyenda en primera persona.
Dentro de las muchas cosas singulares que vamos encontrando por
rutas secundarias a todo lo ancho y lo largo del país, descubrir un monumento a
la Llorona es penetrar en un mundo donde se fusiona la leyenda con la realidad,
y es también percatarnos que todavía existen muchísimos sitios que guardan
secretos de diversa índole.
Por la carretera que conecta a Dolores Hidalgo con San Luis de la
Paz, ambas ciudades en Guanajuato, se ubica la ex-hacienda 7 Reales, hoy en día
un caserío que aún conserva parte de la casa grande y la iglesia. Adentro de los predios de la
ex-hacienda, entre las tierras de cultivo, hay un monumento singular que se
puede ver desde el camino en épocas de siembra.
Dicho monumento, hecho de cantera, es el dedicado a la Llorona.
Según se puede leer en una inscripción labrada en la cantera, este
monumento se levantó un día de septiembre de 1913.
De acuerdo con una leyenda, debido a que la Llorona había estado
rondando esos parajes y la gente andaba muy asustada, el dueño de la hacienda
mandó traer a un sacerdote, quien hizo un exorcismo y sugirió levantar el
monumento, y desde entonces la ánima chocarrera dejó de merodear los
alrededores.
En la misma inscripción también
se lee que aquella persona que rece un Ave María frente al monumento tendrá 300
días de indulgencia.
Los lugareños explican que la capilla de la hacienda está dedicada
a San Miguel Arcángel y su fiesta se realiza el 29 de septiembre de cada año.
Sin embargo, en décadas pasadas la conmemoración, las danzas y la misa se
celebraban en el citado monumento, pero desde que una tarde de tormenta un rayo
tumbó la cruz que antes existía, se decidió que a partir de entonces las
festividades se llevasen a cabo en la capilla.
Así que ya sabes, si te ha tocado oír a la Llorona y ni una
barrida con pirul, piedra alumbre, huevo de gallina negra u otros elementos te
ha quitado el susto, date una vuelta a 7 Reales, reza un Ave María al pie del
monumento y quizás con ello te liberes del susto, además de ganarte una buena
indulgencia.
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