En el año de 1915, un
grupo de famosos ladrones fue conocido como La Banda del Automóvil Gris.
Se presentaba en
domicilios particulares de gente adinerada, y en comercios importantes para
atracarlos.
Los integrantes de la
banda se presentaban con órdenes de cateo oficiales –pero ilícitas- , vestidos
con uniformes carrancistas verídicos- , y cometían los asaltos. Una vez
efectuado el delito, se subían a un vehículo gris, un Fiat modelo 1914, y huían
prestamente, hacia los barrios pobres de la Ciudad de México. La situación de
inseguridad que reinaba en el país por esos tiempos revolucionarios, era
propicia para cometer toda clase de delitos, pues la inseguridad social era
absoluta.
El gobierno efectuaba
numerosos cateos en busca de armas y enemigos, verdaderos o no, lo cual
favorecía la tarea delictiva de la Banda del Automóvil Gris. Los ciudadanos
vivían asustados e indefensos ante tal situación, un poco como ahora.
A la banda la dirigía Higinio Granda, quien organizaba los robos
y los temibles secuestros, en combinación con algunos generales carrancistas
que se encontraban involucrados. Ya de por sí la entrada de Carranza y su
gente, los “carranclanes”, a la capital produjo pánico debido a los saqueos y
crímenes que cometían, razón por la cual, los verbos “robar” y “carrancear”,
llegaron a ser sinónimos.
Las órdenes de cateo
utilizadas por la banda estaba firmadas nada menos que por el general Pablo
González, lugarteniente de Venustiano Carranza. Este hecho era conocido por don
Emiliano Zapata, quien en una carta abierta dirigida a Carranza, denunciaba:
Esa soldadesca… lleva su audacia hasta constituir temibles bandas de
malhechores que allanan las ricas moradas y organizan la industria del robo a
la alta escuela, como lo ha hecha ya la célebre mafia del “automóvil gris”,
cuyas feroces hazañas permanecen impunes hasta la fecha, por directores y
principales cómplices personas allegadas a usted o de prominente posición en el
ejército. Su voz no fue escuchada.
Aparte de Higinio Granda, formaban la banda Santiago Risco,
Bernardo Quintero, agricultor de Almoloya, Aurora García Cuéllar, de 24 años,
Rafael Mercadante, uno de los principales jefes, Ángela Agis o Sánchez de Apan,
Hidalgo, y amante de Higinio. Había otros participantes entre los que se
encontraban extranjeros, pues entre ellos había cuatro españoles.
Todos los integrantes
habían escapado de la Cárcel de Belem de la Ciudad de México.
El mismo Higinio Granda
había huido de ella disfrazado de mujer, a raíz del asalto a la Cárcel por
parte de los generales Félix Díaz y Manuel Mondragón, realizado a fin de
liberar a Bernardo Reyes y derrocar a Francisco I. Madero. El golpe fracasó,
pero un grupo de presos aprovechó la intentona para escapar: los futuros
integrantes de la banda.
Ya organizada la banda, el primer golpe que dio fue al Tesoro de
la Nación. Una noche se detuvo el Fiat gris frente a la Tesorería.
Un guardia le ordenó al
chofer moverse de ahí, el vehículo avanzó unos metros, se detuvo, y salieron
dos “soldados”: José Fernández y León Cedillo, más cuatro “policías” que eran
Risco, Granda, Oviedo y Chao.
En el Fiat solamente quedaron dos ladrones.
Mientras los bandidos explicaban al guardia que venían a aprehender a unos
subversivos que vivían cerca de ahí, del carro bajo el Pifas, un cerrajero
excelente y amoral, y abrió los candados de la reja, al tiempo que los mafiosos
liquidaban a los otros guardias que se encontraban dentro de la Tesorería.
Una vez que entraron, el
Pifas abrió las cajas fuertes, y se llevaron en costales todo el contenido en
dinero y alhajas. Como inicio era un buen inicio.
Entre los muchos hechos delictivos que cometieron, destaca el
llevado a cabo en la casa del ingeniero Gabriel Mancera, en las calles de
Donceles número 94 de la Ciudad de México.
Mancera era un rico
minero nacido en el estado de Hidalgo, quien contaba con varios fundos en
Mineral del Chico, Hidalgo, a más de ser dueño de varias fábricas de
textiles en Tulancingo, y propietario de los ferrocarriles Hidalgo y del
Noroeste. Lo robado a Mancera, quien fuera en su momento presidente municipal
de Pachuca y diputado, ascendió a 434,960 pesos.
En el botín se
encontraba un collar de esmeraldas que pasó a adornar el cuello de la Gatita
Blanca, María Conesa, primera triple española del Teatro Principal, obsequiado
por Pablo González de quien fuera amante, o quizá por el mismo Higinio, con el
que también tuvo sus quereres.
Los facinerosos empezaron a vigilar las casas de mujeres
solas, sin hombres en ellas, como fue el caso de la señora Carmen viuda de
Rocha, y de Fabiola, su bella dama de compañía. A Fabiola Bernardo Quintero la
enamoró. Al poco tiempo de hacerle la corte, se presentó en la casa de su
“amada” vestido de militar. Ante el asombro de la chica, Bernardo le dijo:
-¡Hazte a un lado, preciosa, que venimos a asaltar a tu patrona! maniatándolas,
procedieron a desvalijar la casa.
Antes de irse Bernardo
quitó el pañuelo que silenciaba la boca de Fabiola y le dio un beso de
despedida.
Recordemos que la chica
era guapa.
Después de muchos secuestros y robos, la banda fue apresada y se
ordenó el fusilamiento de los diez cabecillas más importantes, quienes fueron
condenados a pena de muerte por dos robos de los ocho de que se les acusaba.
El primero en ser
aprendido fue León Cedillo, quien chivateó y denunció a los demás. Granda logró
escapar, y nunca se supo nada más de él.
Dicho fusilamiento se
encomendó al comandante militar de la Ciudad de México, el general Francisco de
P. Mariel, revolucionario que llevó a cabo el levantamiento a favor de
Francisco I. Madero en Huejutla, Hidalgo. Un poco de tiempo antes del
fusilamiento, Pablo González conmutó la pena de muerte a José Fernández, Rafael
Mercadante, Francisco Oviedo, Luis Lara y Bernardo Quintero.
La ejecución de los
demás integrantes de la Banda del Automóvil Gris quedó inmortalizada en una
fotografía tomada por el famoso fotógrafo Agustín Víctor Casasola.
Poco tiempo después del
fusilamiento, Pablo González Garza, se dedicó a preparar el asesinato de
Emiliano Zapata, acontecido el 10 de abril de 1919, en la hacienda de
Chinameca, Morelos.