Pedro Martínez y María
Rufina Amaro tuvieron un hijo que se convertiría en héroe nacional de México.
Este niño, al que pusieron por nombre Juan José de los Reyes, con el tiempo
habría de ser conocido como El Pípila, apodo que significa “la hembra del
guajolote”
Cuando alcanzó la juventud, se fue a trabajar en las minas de
plata del estado de Guanajuato, donde había nacido en el pueblo de San Miguel
El Grande en 1782. Primero fue barretero (trabajador que utiliza el pico para
escarbar en la mina), y luego pasó a ser jefe de barreteros. El Pípila era
fuerte, valiente, moreno, de pelo lacio y ojos rasgados. Más parecía un indio
chichimeca que un mestizo.
Como era un hombre honrado y justo, se unió al ejército de
Miguel Hidalgo y Costilla, para pelear por la independencia de México y poder
librar al país del dominio y tiranía españoles. Por lo tanto, le tocó
luchar en la Toma de la Alhóndiga de Granaditas. La alhóndiga era un edificio
de la ciudad de Guanajuato que se utilizaba para guardar y para comerciar con
granos de varios tipos.
La tarea de entrar al
edificio se había vuelto difícil para los mexicanos, porque el edificio de la
Alhóndiga estaba fuertemente custodiado y era impenetrable. Un grupo de mineros
se había unido al ejército insurgente y entre ellos se encontraba el Pípila.
Cuando Juan José de los Reyes se dio cuenta de que los soldados
libertadores no podían entrar en la Alhóndiga, decidió tomar una losa de piedra
y colocársela en la espalda para protegerse. Tomó una antorcha encendida, de
las que se usaban para alumbrarse dentro de las minas, y se lanzó corriendo
hasta la puerta de la Alhóndiga y le prendió fuego empleando unas varas de
ocote para que el fuego tomara fuerza. Este hecho heroico permitió que el
ejército insurgente pudiera entrar al edificio y vencer a los soldados del
virrey que gobernaba la nueva España, como se llamaba México en ese tiempo.
El Pípila, después de la toma de la Alhóndiga, siguió peleando
por la liberación del país. Años después, cuando México se liberó y se hubo
consumado su independencia, Juan José de los Reyes, que había pasado a la
historia con su apodo de El Pípila, murió en San Miguel El Grande el 26
de julio de 1863. Estaba muy enfermo y decaído por el polvo y los gases que
había respirado en las minas durante todo su vida.
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