Había
en un pueblo un niño que era muy bajito y estaba muy acomplejado por su pequeña
estatura. Además los amigos siempre se lo hacían saber, lo pequeño que era.
Un día él y varios amigos
(de los que siempre se metían con su estatura) se fueron al campo. De golpe
aparecieron unas nubes negras y se empezó a oscurecer el día. Una fuerte tormenta
les pillo y para resguardarse de la lluvia, buscaron cobijo, ya que estaban a
varios kilómetros del pueblo.
Después de un buen rato
buscando, encontraron una cueva y se metieron en ella. La cueva era muy bajita
y todos tenían que ir agachados, menos Pablito que era como se llamaba el niño
bajito.
De golpe se sintió un ruido
en el fondo de la cueva y todos se asustaron, menos Pablito, que aunque era más
bajito, era el más valiente de todos. La lluvia era muy fuerte y relámpagos y
truenos no paraban.
El ruido se iba acercando y
todos en la puerta de la cueva temblando, sin saber que hacer.
Pablito
cogió un palo y se adentró en busca del ruido.
Minutos más tarde se
presentó con un pequeño cordero en la mano.
Los amigos le dieron un abrazo y desde entonces, para ellos dejo de ser bajito.
La grandeza de las
personas, no se mide en centímetros.
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