En el año de 1841 se fundó una fábrica de textiles en
Buenavista, Nayarit. Su dueño, un español de nombre José María Castaños, la
edificó a la manera de una existente en Bélgica.
Los trabajadores de la fábrica sufrían la terrible
explotación del gachupín, que les sometía a largas jornadas sin ningún tipo de
seguridad en el trabajo, por lo cual se producían numerosos accidentes entre
los obreros.
Cansados de tanta explotación y de recibir una miseria de
salario, los empleados de José María decidieron un día irse a la huelga.
Dicha acción provocó la cólera del dueño, quien amenazó a
los trabajadores con el despido y la cárcel si no volvían a sus labores.
Pero éstos no cejaron en su empeño y continuaron con la
huelga, que se dice fue la primera en México.
Al poco tiempo, los dirigentes laborales fueron
apresados, torturados y ahorcados frente a la fábrica, para escarmiento de
todos los demás obreros.
De los árboles colgaban los principales líderes, mientras
sus esposas e hijos lloraban a los pies de los colgados.
La leyenda cuenta que desde entonces en las noches se
escuchan el sonido regular de las máquinas textileras, los terribles lamentos
de los obreros asesinados y pueden verse dentro del edificio en ruinas los
fantasmas de hombres trabajando y sollozando, algunos que se pasean por los
múltiples pasadizos de la fábrica buscando a don Chema para hacerle pagar su
nefasto crimen.
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