No
se conoce a ciencia cierta cuál fue el origen geográfico del maíz. Los
investigadores aún no se han puesto de acuerdo. Sin embargo, la teoría más
aceptada es aquella que propone que el maíz se originó del teocintle, palabra
náhuatl que significa “maíz de los dioses”. Tal teoría se confirma por el hecho
de las muchas similitudes biológicas que presenta el teocintle con maíces más
antiguos. Por medio de los fechamientos con Carbono 14 efectuados en sitios
arqueológicos en Coxcatlan y las Abejas en el Valle de Tehuacán, Puebla,
sabemos que el maíz era ya consumido en México entre 7,000 y 5,000 años a.C. El
teocinte fue domesticado a partir de dos plantas de cuatro hileras de granos,
que al ser cultivados produjeron el primer maíz que se conoció en Mesoamérica.
El cómo fue domesticada esta maravillosa planta sigue siendo un absoluto
misterio que algún día las investigaciones aclararán. Sin embargo, se sabe, sin
lugar a dudas, que fueron los olmecas los primeros mesoamericanos que
aprendieron a cultivarlo. Esta teoría está ampliamente avalada por Enrique
Flores Cano quien afirma que tal hecho ocurrió entre 1,500 y 3000 a.C.
Los pueblos indígenas americanos son básicamente grupos
humanos en los que su cultura ha tenido como base de su agricultura al maíz. Su
domesticación dio origen a la sedentarización de los pueblos nómadas, a la
urbanización de las incipientes aldeas, y a la división del trabajo. Para 3,500
a.C. el cultivo de diversas plantas, y particularmente del maíz, era ya una
actividad fundamental en la vida de los pueblos sedentarios en el área cultural
de Mesoamérica.
Parece ser que el maíz llegó a suelos panameños entre el
quinto y tercer milenio a.C. y de ahí se fue extendiendo hacia el sur de
América, pues además de Mesoamérica, el maíz fue cultivado en casi todo el
Continente Americano. En otras grandes culturas, aparte de las ya mencionadas
mesoamericanas, el maíz también revistió una gran importancia, como es el caso
del Área Cultural Andina cuya influencia va de la Provincia de Llanquihue, en
Chile, y de Mendoza, Argentina, en el sur, hasta el sur de Nicaragua en
Mesoamérica. Las subáreas culturales de la zona andina son: el Extremo Norte,
que abarcaba las culturas regionales colombianas; Área Andina Septentrional,
donde se asentaron las culturas de Valdivia, la Manteña y la del Milagro, más
los posteriores reinos de Quito y Cañar; el Área Andina Central, donde encontramos
a las culturas de Supe, Chavín, Moche, Nazca, Recuay, Wari, Chimú, Chachapoya e
Inca; el Área Andina Centro Sur, con las culturas Chinchorro, Pucará, las
atacameñas, la Tiahuanaco y la Aymará; el Área Andina Meridional, con las
culturas chilenas; y el Extremo sur o Araucanía.
Tocó a Cristóbal Colón el primer contacto con el
maíz; así pues fue el primer europeo que lo conoció. Pero fue Pedro Mártir de
Anglería, clérigo italiano miembro del Consejo de Indias y cronista destacado,
quien nos proporciona una descripción de la planta, que a la letra dice en el
libro Décadas del Nuevo Mundo:
El pan lo hacen también (los
indios), con poca diferencia, de cierto trigo harinoso, de qué tienen mucha
abundancia los de la Insubria y los granadinos españoles. La panocha tiene de
largo más de un palmo, tira a formar punta y tiene casi el grueso de un brazo.
Los granos están admirablemente dispuestos por la naturaleza; en la forma
y el tamaño se parecen a la legumbre arvejón; de verdes están blancos; molidos
son más blancos que la nieve. A esta clase de trigo llaman maíz.
Por
otra parte, Fernández de Oviedo –madrileño, cronista y conquistador- En su
libro Historia General y Natural de las Indias nos cuenta que:
Este pan tiene la caña e asta
en que nasce tan gruesa como una lanza o asta quieta, y algunas como el dedo
pulgar, e algo más e menos, según la bondad de la tierra donde se siembra. E
cresce, comúnmente, mucho más que la estatura de un hombre; e la hoja es como
de caña común de Castilla, y es mucho más luenga e más ancha, y más verde, y
más domable o flexible hoja, e menos áspera. E cada una caña hecha a lo menos
una mazorca, e algunas dos e tres, y hay en cada mazorca doscientos y
trescientos granos, e aún cuatrocientos, e más e menos, e aún algunas de
quinientos, según es la grandeza de la mazorca. E cada espiga o mazorca déstas,
está envuelta en tres o cuatro hojas o cáscaras juntas e justas al grano una
sobre otra, algo ásperas, e cuasi de la tez o género de las hojas de la caña en
que nace, y está tan guardado el grano por aquellas cortezas o cáscaras que lo
cubren, que el sol ni el aire no le ofenden, e allí dentro se sazona.
En 1493, durante su segundo viaje, Cristóbal Colón llevó
el maíz a España y lo presentó ante los Reyes Católicos: Isabel I de Castilla y
Fernando II de Aragón. Según las crónicas nos informan, el maíz fue descubierto
por el Almirante en su primer viaje a América, el 6 de noviembre de 1492, en la
isla de Cuba. Al maíz los naturales le llamaban maís en voz taína. Magallanes
lo encontró en Río de Janeiro hacia el año 1520; y Jacques Cartier afirma que
en Hochelaga, hoy Isla de Montreal y la mayor del archipiélago de las islas de
Canadá, se encontraba rodeado de campos de maíz.
De España el maíz pasó a otras regiones donde el clima
era cálido y húmedo. Por ejemplo a Portugal, donde llegó en el año de 1579; al
suroeste de Francia, a la Bresse, y a Galicia, España, arribó en 1612. A
Venecia, Italia, llegó en 1554; para después pasar a la planicie del Po,
desde donde emprendió su camino a Rumania, Serbia y Turquía. Cerca de cincuenta
años después, el maíz era conocido en todo el Continente Europeo. Los
venecianos lo llevaron a Egipto en 1540 a través de Turquía y
Siria. Se dice que los portugueses llevaron el maíz al Golfo de Guinea en
el año de 1550. A China llegó en 1530, desde la India o Birmania, según consta
en las crónicas del distrito de Hunan, como tributo al emperador Ming. En china
se le llamó yu mai, cereal imperial. A casi un siglo de haber llegado a Europa,
el maíz ya se conocía en zonas del los Balcanes y el Danubio.
Hoy en día el maíz se cultiva en casi todo el mundo; es
uno de los cereales más útiles y apreciados por el hombres. Son muchas sus
variantes, y muchas más las formas en que se prepara para su consumo, sobre
todo en América. ¡Nuestro maíz ha viajado mucho!
No hay comentarios:
Publicar un comentario