lunes, 20 de enero de 2014

LOS HUNOS



Según el historiador romano Amiano Marcelino, los HUNOS eran “Seres imberbes, musculosos, salvajes, extraordinariamente resistentes al frío, al hambre y a la sed, desfigurados por los ritos de deformación craneana y de circuncisión que practicaban, e ignorantes del fuego, de la cocina y de la vivienda“. Pero estas palabras escritas por el historiador romano no reflejaban la auténtica realidad. Corría el año 376 d.C. cuando los romanos, en su ya fracturado imperio, comenzaron a recibir las primeras noticias de unos seres terribles que, al parecer, habían surgido de la nada, empujando a las tribus bárbaras de Oriente y obligándolas a fuertes migraciones, propagando mensajes desoladores sobre su apariencia y comportamiento. Fue así como aquellos demonios irrumpieron en Europa. 



Habían llegado los terribles HUNOS. El origen del pueblo huno es incierto, pero muchos datos recogidos a lo largo de los siglos, nos hacen pensar que los hunos aparecieron en algún punto de las extensas llanuras del Asia central, desde donde iniciaron su expansión posiblemente al ser rechazados por los chinos, bien parapetados detrás de su magnífica gran muralla. Pronto arrasaron grandes zonas de Asia subdividiendo su poder en varios grupos, asentándose unos en los territorios conquistados, y nomadeando el resto buscando nuevas latitudes para continuar la rapiña. Aquellas hordas invencibles hicieron del mar de Azov su cuartel general, y desde el sur de Rusia se lanzaron a la conquista del Occidente Europeo. El mar de Azov es un mar interior europeo, localizado al noreste de la península de Crimea, entre Rusia y Ucrania. 



Comunica con el mar Negro a través del estrecho de Kerch y en él desembocan el río Don y el río Kuban. La tradición popular dice que el nombre actual proviene de un príncipe cumano llamado Azum o Asuf, que murió mientras defendía una ciudad de la región en 1067. La mayor parte de los estudiosos lo hacen derivar de la ciudad de Azov, cuyo nombre ruso proviene del tártaro Azaq, en referencia a su situación geográfica. La teoría del diluvio del mar Negro hace remontar la génesis del mar de Azov al 5.600 a. C., y hay restos de asentamientos neolíticos en el área actualmente cubierta por este brazo de mar. Antiguamente se conocía como el lago o el mar de Meótida. El mar de Azov fue muy importante antiguamente cuando las colonias griegas comenzaron a establecerse en sus orillas.



Las colonias griegas de Panticapaeum y Phanagoria, ambas fundadas en el siglo 6 a.C., y otras colonias controlaron la entrada al mar de Azov a través del estrecho de Kerch. La entrada por el otro lado era controlada por Tanais, construida en la desembocadura del río Don en el siglo VII a.C. Entre los siglos I d.C. y III d.C., estas ciudades estado eran vasallas de Roma. Solían comerciar con habitantes del interior para poder abastecer primero a Grecia, y luego a Italia con pescado y grano. Todas las ciudades cayeron en la invasión de los hunos en el siglo IV. Durante el periodo de migración entre los siglos III y IX, todas las ciudades estado del mar de Azov fueron devastadas. Entonces, entre los siglos IV y VII, se empezaron a asentar tribus eslavas en la zona, como la tribu de los severianos.



Basados en evidencias arqueológicas y lingüísticas, los historiadores creen que los eslavos formaron un grupo étnico a mediados del segundo milenio antes de Cristo en una zona ahora repartida entre Polonia, República Checa, Eslovaquia, Bielorrusia occidental y Ucrania noroccidental. Sobre el siglo VIII a.C. los eslavos entraron en la edad de hierro y comenzaron su expansión gradual al Este y al Sur. En el siglo XIII la región fue conquistada por los mongoles y anexionada por la Horda de Oro. Durante la desintegración de la Horda de Oro a mediados del siglo XV, la zona cayó bajo control de Turquía. La Horda de Oro, u Horda Dorada, fue un estado mongol que abarcó parte de las actuales Rusia, Ucrania y Kazajistán, tras la ruptura del Imperio mongol en la década de 1240. El mar de Azov permaneció bajo la dominación de Turquía durante unos trescientos años hasta que Rusia, valiéndose de su alianza con los cosacos locales, conquistara la zona en el año 1739. Tras el tratado de paz del año 1774 el mar de Azov perteneció oficialmente al Imperio Ruso. Desde que los hunos extendieron su amenaza en el siglo IV hacia los territorios de Oriente y de Occidente fueron objeto de descripción por numerosos historiadores griegos y romanos. Pero fue sin duda alguna Jordanes, historiador del Imperio romano de Oriente durante el siglo VI d. C, el autor que más se documentó sobre ellos, al manejar escritos provenientes de aquellos que les trataron, como Olimpodoro o Priscus. Éste último viajó por los territorios hunos en el 449, siendo muy útiles las descripciones que pudo hacer sobre las costumbres y forma de vida de las tribus hunicas. Al perderse los escritos originales de los primeros, Jordanes se convierte en una referencia obligada a la hora de contar la historia de aquellos guerreros.



En la vestimenta, los HUNOS no eran exigentes y gustaban de las pieles de rata, un animal por el que sentían gran estimación. Se puede decir que era su indumentaria favorita. Unían varias de estas pieles para proteger su cuerpo. Tampoco eran muy aficionados al agua en ninguno de los usos que nosotros solemos hacer de ella. Lo cierto es que muchas veces no se ha sabido si los pueblos asediados por los hunos huían por el ardor combativo de estos, o por el hedor que desprendía aquella horda. Las historias negras rodeaban a los hunos a finales del siglo IV d.C. Todo esto cambiaría significativamente con la llegada del personaje más importante surgido de aquellas tribus bárbaras llegadas de Oriente.



Su nombre era Atila. No sabemos gran cosa sobre el origen de los hunos, un pueblo asiático que asoló y aterró durante mucho tiempo al mundo civilizado. Los autores no se han puesto de acuerdo acerca de su procedencia étnica, ya que algunos los consideran mongoles y, otros, turcos. Muchos historiadores los suponen descendientes de los xiongnu, una confederación de pueblos procedente de los montes Altai, una cordillera de Asia central, que ocupa territorios de Rusia, China, Mongolia y Kazajistán, que creó uno de los llamados imperios de las estepas en el siglo III a. C. y que, tras largo tiempo de espera, de asedio y de ataques, consiguió dominar la China de los Han. Los xiongnu fueron un pueblo nómada y ganadero de Asia Central, generalmente establecido en el territorio de la actual Mongolia. Desde el siglo III a. C. controlaban una vasto imperio de la estepa que se extendía hacía el oeste, llegando tan lejos como al Cáucaso. Eran activos en áreas de Siberia meridional, Manchuria occidental y las modernas provincias chinas de Mongolia Interior, Gansu y Xinjiang. Sin embargo, sus orígenes y composición étnica siguen sin ser aclarados. Las relaciones entre los chinos y los xiongnu fueron complicadas e incluyeron el conflicto militar, intercambios en tributos y comercio, y también matrimonios concertados. La abrumadora cantidad de información sobre los xiongnu viene de fuentes chinas. Pero no hay ninguna manera de reconstruir alguna parte sustancial de la lengua de los xiongnu. Lo poco que conocemos de sus títulos y nombres proviene de transliteraciones chinas. Los términos chinos para el pueblo -”Xiongnu“-, o sus líderes -”Chanyu” -, presumiblemente reflejan el sonido de la lengua original.

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