Dios en su
gran imaginación, quiso hacer derroche de creatividad en su creación; por ello no existen seres
iguales, cada uno existe por una
particular razón. Animales y
plantas variados, que en la naturaleza ocupan un lugar especial; si fueran idénticos no habría
variedad de paisajes
para contemplar, todo sería igual.
Es como el
artista que en cada obra, da riendas sueltas a su
imaginación, Si fuéramos iguales, el poeta, el pintor, el
escultor y el cantor, no tendrían
inspiración. No sólo nuestra
apariencia es diferente, también lo es nuestro corazón.
Cada uno ama
a su manera, cada uno tiene un sueño e ilusión.
Aunque somos
diferentes, ante Dios tenemos el mismo valor,
No
importa que seas alto o bajo, gordo o flaco, o tu piel sea de otro color.
Si
difieres al vestir, hablar u orar; nadie te puede juzgar, Si siendo quien eres y haciendo lo que haces,
a nadie haz de herir o dañar. Nadie puede obligarte a ser de otra manera,
lucha por tu identidad, Dios te ama
sin condiciones, El es quien tiene la VERDAD.
Existen mil
formas de amar, creer, pensar, orar, vestir, caminar y actuar. No podemos ser máquinas en serie, hay
cosas que nos han de diferenciar. Si alguien dice amarte pero te exige, que
tienes que cambiar, No es amor
verdadero, pues no te sabe aceptar.
No podemos
juzgar a otros, porque de nosotros difieren,
Recuerda
que Dios a todos por igual nos quiere.
Lo bello del
mundo es la diversidad, contemplar lo que eres,
aprenderte
así a amar, sentir que podemos juntos crecer,
que
nos podemos complementar, que soy capaz de descubrir, el tesoro que dentro de ti haz de tener y me puede
enriquecer.
Si Dios quisiera que todos fuéramos iguales, no existirían personas como tú o como yo, que pensamos, soñamos, sentimos, actuamos, nos vestimos, creemos, amamos cada uno a su manera, y así ocupamos un lugar especial en la creación. Si respetamos las diferencias, no habría guerras ni desilusión, nos aceptaríamos como somos, y la paz fuera realidad y no tan solo una ilusión.
Si Dios quisiera que todos fuéramos iguales, no existirían personas como tú o como yo, que pensamos, soñamos, sentimos, actuamos, nos vestimos, creemos, amamos cada uno a su manera, y así ocupamos un lugar especial en la creación. Si respetamos las diferencias, no habría guerras ni desilusión, nos aceptaríamos como somos, y la paz fuera realidad y no tan solo una ilusión.
Así debemos
ser las humanos, capaces de amar sin juzgar ni
discriminar;
respetar las diferencias, y a todo saber acoger y
aceptar.
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