Así se graduaban los indígenas Yaquis, como “HOMBRES COYOTES”
“Al nuevo Hombre-Coyote, lo colocan en el centro de un círculo, formado
por los más viejos guerreros, todos jefes dentro de la tribu. Luego una
exhortación muy emocionante: ´Para ti no habrá ya más muerte, para ti no habrá
ya dolor, para ti no habrá ya
enfermedades, para ti no habrá ya sol, para ti no habrá ya calor, para ti no habrá
ya noche, para ti no habrá ya frío, para ti no habrá ya sed, para ti no habrá
ya hambre, para ti no habrá ya lluvia, para ti no habrá ya familia, para ti no
habrá ya alegrías, nada podrá atemorizarte, todo ha terminado para ti, excepto
una cosa: el cumplimiento del deber, en el puesto que se te designe, allí
quedarás po0r la defensa de tu nación, de tu pueblo, de tu raza, de tus
costumbres. ¿Juras cumplir con el mandato´ El nuevo Hombre-Coyote responde SI,
entonces el jefe, actuando como padrino impone sus manos sobre los hombres del
nuevo Hombre-Coyote y saca de su carcaj las uñas de león y con ellas rasga la
piel del pecho, de la espalda y los muslos, y le entrega las insignias de la
muerte y un penacho de plumas de águila, con su piel de Coyote, su carcaj lleno
de flechas y su arco”
Después de la graduación del Hombre-Coyote, frente a una multitud
integrada por toda la tribu, desde la suprema jerarquía, formada, trémula de
emoción, para presenciar los simulacros de guerra y las últimas pruebas de su
preparación para tal rango. Siguiendo las danzas, y realizada la ceremonia, con
todos los actos que exige la tradición, en la sierra del Bacatete”
He aquí la contextura moral del guerrero Yaqui en su graduación de
Hombre-Coyote y sus consecuencias en las guerras de su pasado histórico.
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