Huitzillan, Junto al
Colibrí, es el nombre del histórico lugar donde Hernán Cortés y Moctezuma Xoxocotzin
se entrevistaron por primera vez.
Se encontraba cerca del
templo dedicado a Huitzilopochtli, el Colibrí Zurdo, por el camino hacia
Iztapalapa.
En este lugar se erigió
el primer hospital que los españoles fundaron en la Nueva España, por órdenes
expresas del capitán Hernando, para que se atendiese a los soldados que salían
heridos en las contiendas contra los mexicas. La dirección del hospital estuvo
a cargo de fray Bartolomé de Olmedo, fraile mercedario.
La construcción se debió
a Pedro de Vázquez, aunque en otras fuentes encontramos que el constructor
inicial se llamaba Pedro López y era de profesión medico. Para el trazo del
nosocomio se inspiró en el de la Cinco Llagas, ubicado en Sevilla de donde era
originario. El edificio ocupó terrenos que fueron cedidos por Hernán Cortés
para tal propósito. Sin embargo, el capitán murió antes de verlo terminado.
Este hospital recibió en un principio recibió el nombre de la
Purísima Concepción; después se le llamó Hospital del Marqués. El hospital aún
existe y es uno de los primeros edificios de la Ciudad de México.
La conseja popular nos
dice que una indígena muy rica de nombre Petronila Jerónima, legó en su
testamento una fuerte cantidad de dinero para que se construyese una iglesia
para el hospital, con la condición que ahí se venerase la imagen de Jesús
Nazareno en un adoratorio construido ad hoc.
Dicha condición se
realizó en 1524. Dos años después, el hospital dejó de llamarse Hospital del
Marqués y tomó el de Jesús Nazareno. Otras fuentes nos informan que la imagen
fue donada por don Juan Manuel de Solórzano, y no por la india rica. Cuenta la
leyenda que la imagen regalada por Petronila era muy milagrosa y desde lejanos
lugares acudían las personas a pedir sus bondades y milagros.
Muchos fueron los
arquitectos que participaron en la construcción del hospital y en su
mantenimiento. Entre ellos podemos mencionar a Miguel Custodio Durán, Francisco
Antonio Guerrero y Torres y Pedro de Arrieta.
Al Hospital de Jesús se
le considera como la institución de beneficencia privada más antigua no sólo de
México sino de América, en donde cualquier menesteroso podía ingresar si su
estado lo ameritaba.
La construcción inicial
se hizo con naves en forma de cruz, capillas, patios con arcos de medio punto,
escalera claustral, claustros, y enfermería. Se empleó el tezontle y la
cantera. El Hospital de Jesús constaba de dos patios iguales con jardines, con
arcos de dos niveles sobre pilares.
En medio de los dos
patios estaba situada la escalera claustral de diseño avanzado para su época.
El templo tenía dos fachadas barrocas. La capilla del Hospital, llamada de la
Santa Escuela, sirvió durante la Colonia como refugio de negros que trataban de
escapar de la esclavitud.
Cuando Hernán Cortés
murió fue enterrado en Sevilla, pero según sus deseos sus restos se trasladaron
a la Nueva España. En un principio se llevaron a la Iglesia de San Francisco en
Texcoco; poco después se pasaron al Convento de San francisco de la Ciudad de
México, y finalmente, en el siglo XVIII, se condujeron al Templo de Jesús
Nazareno del Hospital de Jesús, donde se depositaron en un mausoleo con el
busto del conquistador esculpidos por Manuel Tolsá y Sarrión, arquitecto y
escultor valenciano, quien fuera director de la Academia de San Carlos de la
Ciudad de México. En la ceremonia fúnebre, fray Servando Teresa de Mier
pronunció la oración fúnebre, y el virrey de Branciforte, considerado como uno
de los virreyes más corruptos que tuvo la Nueva España, presidió las exequias.
En la etapa de la
Independencia, algunos fanáticos pensaron en exhumar los restos del capitán y
quemarlos, pero fueron sacados con anticipación y escondidos bajo la tarima del
Altar Mayor. En 1836, los huesos se colocaron en un nicho sin ninguna
inscripción, en donde reposaron hasta el años de 1946, fecha en que se les
confirmó como pertenecientes al Marqués del Valle y se añadió al nicho una
placa certificándolo.
En el año de 1646, en
el hospital que nos ocupa, el primer protomédico del Continente
Americano, Pedro López realizó la primera autopsia, para enseñar anatomía a los
estudiantes de la Real y Pontificia Universidad de México, institución creada
por Cédula Real e inaugurada el 25 de enero de 1553. Existe constancia de que
en cinco años Correa “realizó 1,252 sangrías, sacó 37 muelas, puso 92 pares de
ventosas… y sanó a 28 atormentados, 27 azotados y 492 enfermos".
Los profesores médicos
llegaban de España, con certificados de protomedicato. Entre ellos, hubo
médicos muy notables, como es el caso de Nicolás Bautista Monardes, de origen
sevillano, que escribió un libro en el que narra las vicisitudes de la práctica
médica y farmacológica en la Nueva España, titulado Historia
medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales.
Muchos siglos duraron la
iglesia y el hospital en su construcción original, hasta que en 1934, al
ampliarse en la Avenida 20 de Noviembre en donde se encuentran situados, se
construyó un horrible edificio de cinco pisos. Actualmente, de la construcción
colonial solamente quedaron los hermosos patios.
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