Kieri, Árbol
del Viento, es un arbusto de la familia Solanaecae, géneros Datura y Solandra, más conocido como toloache, para los indios huicholes tiene carácter
legendario y sagrado, pues Kieri Téwiyari, la Persona Kieri, fue un dios que
nació del viento, para convertirse en jefe y maestro de todos los brujos. Este
dios encarnaba en los marakames para impartir sus enseñanzas y enseñar el
empleo correcto del toloache.
Por medio de su sabiduría, los
chamanes aprendieron a someter amorosamente a las mujeres y a convertirse en
animales. Un día tuvo un malentendido con Kauyumari, el Hermano Mayor Venado,
-el Venado Azul que huía a los peregrinos a Wirikuta para que obtengan el
Peyote sagrado del cual es la personificación-pelearon y fue vencido por su
contrincante quien utilizó toda su astucia e inteligencia para vencerlo
hiriéndolo con la quinta flecha que lanzó impregnada de peyote y que
tocó de lleno su corazón.
Entonces, Kieri Téwiyari se convirtió
en animales que vomitaron todas las cosas malas que existen en colores muy
luminosos, y dejó caer por el mundo terribles enfermedades que afectan a la
humanidad. Y aunque fue vencido no desapareció, pues continúa viviendo
transformado en los arbustos de toloache que crecen entre los peñascos de la
Sierra Madre, y continúa haciendo el mal ya que quien prueba dicha planta
estará embrujado y se volverá completamente loco de por vida. Los hechizados
por el dios Kieri-Toloache pueden también caer en un sueño tan profundo que
nunca más despertarán de él. Para atraer a las persona, Kieri toca una hermosa
música de violín y les incita a que prueben sus raíces, semillas, hojas, y
flores. Cuando la planta se posesiona de los hombres y mujeres, se dice que
tiene kierírriya, enfermedad que causa histeria y la pérdida del conocimiento.
Por este tremendo poder que tiene
Kieri, los huicholes le hacen ofrendas, como por ejemplo flechas de plegarias,
y le rinden tributo con gestos de carácter ritual dirigidos hacia donde se
encuentra su hábitat rocoso. A Kieri Téwiyari se le puede pedir favores: las
mujeres suelen pedirle que las convierta en magníficas tejedoras, y los hombres
le solicitan ser excelentes tocadores de violín o marakames poderosos.
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