Los
indígenas zoques, los o’depüt como se autodenominan, habitan en Chiapas.
Como
todos los pueblos cuentan con una interesante cosmovisión. Por ejemplo, para
los zoques de Tuxtla, El Lugar de los Conejos, los dioses crearon el cuerpo
humano y lo dotaron de cuatro elementos vitales, sin los cuales los hombres no
pueden vivir: el animá, el alma; la copák, la cabeza; chocoy, el corazón; y los
órganos sexuales, la vagina y el pene.
Al cuerpo
humano llamado nitok, le da energía el animá, gracias a ella hay movimiento y
vida.
El alma
tiene dos espíritus, uno está formado por el animá que es inmaterial pero que
puede pensar y razonar, y otro al que llaman nahual, animal que puede
desprenderse del alma y puede ser bueno o maligno. Copak es la cabeza donde se
asienta la razón y la conciencia, guía a las personas y les proporciona luz.
A su vez,
el chocoy controla las pasiones y los sentimientos de los zoques, envía energía
y fortaleza anímica a todo el cuerpo, y dicta el comportamiento de los hombres.
Como es de suponer los penes y las vaginas son los encargados de la
reproducción y continuación de la vida.
Cuando un
zoque muere, las almas se dirigen al Tzapatá, El Petate de Piedra, tomando la
ruta del Río Sabinal, hasta llegar al lugar de las ánimas llamado Cunguy
anteriormente y hoy conocido como el poblado de San Fernando. Dentro de las
cuevas hay velas que alumbran el camino de las almas para llegar al Tsuan,
donde la vida continúa y se es feliz.
Cuando
los hombres vivos sueñan, las estrellas los dirigen al Tsuan para que visiten a
sus difuntos.
El Día de
Muertos, los que moran en el Tsuan salen para visitar a los vivos y disfrutar
de las ofrendas que se les colocan en las casas.
Para que
las almas lleguen con bien a este mundo, se les reza, se les ofrenda copal, y
se les exhorta diciéndoles: ¡Vení, chalucas, a comé y a bebé, no seas flojo!
¡Dí, ay, pues, a quihoras vas a vení? Ya que se van, se las despide con música
de tambor y pito.
Al morir,
los zoques tienen la esperanza de reencarnar en algún animal: un colibrí, un
quetzal, una mariposa, un águila, o en el nahual que le corresponde.
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